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A LA DERIVA

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Por José Saúl Bautista González

En la tormenta, el capitán del barco solo tiene un interés: ir al encuentro de su amada en algún lejano puerto; no le importa salvaguardar a la tripulación ni a los pasajeros, tampoco la integridad de la nave ni sus mercancías, toma la peor ruta en el peor momento. Su amor le espera y eso es lo único importante para él.

Valga la analogía para ilustrar, el incomprensible comportamiento del Presidente López, que ayer nos confirmó, una vez más, durante la presentación de su plan-no plan de reactivación económica, que su interés no es, nunca lo ha sido, el engrandecer a México, su interés siempre ha sido “hacer historia”, “inmortalizarse” aunque sea de la peor forma, por eso es la prisa de consolidar la llamada cuarta transformación, por eso es que estas crisis le vienen “como anillo al dedo” para hacerse de dineros de manejo discrecional y que le ayuden a imponer su visión e intereses.

El sábado pasado, extinguió mediante Decreto Presidencial todos los fondos y fideicomisos públicos para concentrar sus recursos en la Tesorería de la Federación y “hacer frente con ellos a la pandemia” (¿qué mejor pretexto?). Alrededor de 740 mil MDP esperan reunir. Lo anterior es muy grave por varias razones, pero expongo las dos que considero principales, aunque, según el propio decreto, aún falta el análisis de viabilidad de la SHyCP que determinará que fondos y fideicomisos si podrán expropiarse y monetizarse ya que muchos están protegidos por ley y requieren intervención del Congreso para su extinción o conciernen a derechos como pensiones para el retiro de maestros por ejemplo.

Lo primero que refleja esta medida, es una aceptación tácita de que el país no tiene dinero, está virtualmente en quiebra porque los efectos económicos del llamado COVID-19 nos han tomado con la guardia baja, debilitados por las malas decisiones que en materia económica se han tomado durante este gobierno, como lo muestran todos los indicadores del ramo, son números, datos duros, no es cuestión de percepción, simpatías o antagonismos.

Una vez conocida la cifra que sí se podrá disponer de esta extinción (analistas especializados estiman que no serán más 200 mil MDP), será un hecho que varias causas importantes se quedarán sin fondos como el Fondo de Desastres Naturales (Fonden), que tenía 10 mil millones de pesos hasta diciembre pasado; el extinto Seguro Popular, el Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadin) con 11 MMP, y el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, además de otros de fomento a la cultura y al turismo. Del Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios ya ni hablamos, desde el año pasado, sin CORONAVIRUS a la vista, se tomó casi la mitad de los 290 mil MDP disponibles para sacar el año.

Retomando la presentación del plan-no plan de reactivación económica anunciado para la tarde de ayer y que terminó siendo otro informal, rancio y setentero “Informe del Presidente de la República la Pueblo de México”, debo decir que, aparte de autoalabanzas y buenos deseos no ofreció nada concreto para atenuar el impacto de la crisis mundial. Todo se resume en reforzar los programas sociales existentes, continuar con Dos Bocas, Santa Lucía y el Tren Maya aunque no sean viables y exigir que la iniciativa privada pague salarios completos a sus empleados.

Destaco dos mentiras: prometió generar, de aquí a diciembre, 2 millones de empleos. Salvo que considere que crecer en ese número sus apoyos directos sean empleos, simplemente no hay forma de que eso ocurra cuando lo que se espera es que, por el contrario se pierdan al menos 800 mil empleos formales este año. En diciembre tendremos la oportunidad de comprobarlo.

La otra mentira es que no dará aguinaldos a los funcionarios públicos que tengan nivel de subdirector para arriba. Resulta que aún tenemos leyes que protegen esos derechos.

Artículo 123, apartado B, fracción IV: “Los salarios serán fijados en los presupuestos respectivos sin que su cuantía pueda ser disminuida durante la vigencia de estos, sujetándose a lo dispuesto en el artículo 127 de esta constitución y en la ley”.

La ley reglamentaria de las relaciones laborales de los servidores públicos en su artículo 34: “La cuantía del salario uniforme fijado en los términos del artículo anterior no podrá ser disminuida durante la vigencia del Presupuesto de Egresos que corresponda”.

El presidente no entiende y no aprende, es terco y no corrige, sigue en campaña prometiendo solo a su irracional y aplaudidora base electoral, renunció a convencer y a demostrar a quienes no cuestionamos sus decisiones. El daño patrimonial y de disminución de las capacidades del país están costando, por mucho, más que los eventos de corrupción del pasado que tanto le gusta recordar pero que no combate realmente.

A esto hemos llegado en México. La triste conclusión es que no hay plan, no hay responsabilidad y no hay capitán. Estamos pues, a la deriva.

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