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ANATOMÍA DE LA DETENCIÓN DEL GENERAL CIENFUEGOS

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*Si se mencionan nombres, serán dados de baja: AMLO

Por la redacción de Estado Mayor https://www.estadomayor.mx/

La detención del general Salvador Cienfuegos cimbró estructuras civiles, opinión pública y todos los pasillos militares.Más allá del sensacionalismo, inmediato, ilimitado, con que ha sido tratada por medios de comunicación y redes sociales, se trata de la detención por autoridades extranjeras de un general que ostentó cuatro estrellas, que fue jefe y responsable del Ejército Mexicano hace muy poco tiempo.

Hombre controvertido, al que hemos criticado duramente en este espacio, el general Salvador Cienfuegos no es un vulgar narcotraficante como han pretendido divulgar las autoridades norteamericanas.  Ni, tampoco, un simple ciudadano que debe recibir auxilio consular como escribió, en Tuiter, el Canciller Marcelo Ebrard.

¿Cómo vamos a digerir, sociedad y militares, que este jefe de todos pudiese haber sido un criminal narcotraficante?¿Cómo le vamos a pedir a la tropa, a quienes menos ganan y más se sacrifican, que crean en sus jefes? 

La falta de cortesía de su detención, que llegó al arresto de su familia, es también una afrenta y un mensaje que no podemos ignorar.

Hasta el momento se ignora si el arresto fue por presuntos delitos cometidos durante su función como titular de la Secretaría de la Defensa Nacional, o supuestamente cometió ilícitos con anterioridad.  En cualquier caso, la acusación es gravísima. Y, nos atrevemos a afirmar, muy difícil de probar.Intentemos un análisis sensato. 

La historia del general Salvador Cienfuegos

La carrera militar, el origen familiar del General, corresponde a la historia castrense más común.  Define una vocación de servicio.  No se entra al H. Colegio Militar para enriquecerse, para lucrar con el uniforme.  La vida militar es muy dura, desde el primer día.  Y las limitaciones de ésta afectan todo, incluyendo una situación familiar de grandes ausencias.

Todo lo que hizo, todas las comisiones que tuvo Salvador Cienfuegos, durante más de 50 años, están documentadas.  Tuvo que pasar infinidad de exámenes para ascender, tuvo que tener infinidad de reportes de sus superiores, tuvo que demostrar infinidad de veces su estado de salud, física y mental.

Es decir, su larga trayectoria profesional estuvo, siempre, vigilada de formas que los civiles no pueden siquiera entender.Los militares, Cienfuegos obviamente, viven en una casa de cristal.  Todos se conocen, todos saben dónde vive, todos pueden entrar en cualquier momento en su oficina. Resulta imposible, para cualquier militar, llevar una doble vida.

Por eso, precisamente, se descubre fácilmente cualquier falta, cualquier situación incómoda o ilícita. Esta “vigilancia” severa nunca dejo de rodearlo.  Cada uno de sus ascensos, a partir de convertirse en coronel, fue revisado y ratificado por el Senado.

Por lo tanto, resulta complicado, difícil imaginar que pudiese ser un delincuente o realizar actividades criminales.

Frente al entonces presidente electo, Felipe Calderón Hinojosa, se le presentó como candidato para convertirse en titular de la Sedena.  Y, obviamente, su historial personal y militar fue analizado profundamente. 

Otro tanto sucedió cuando se convirtió, otra vez, en aspirante legítimo a Secretario de la Defensa Nacional.

Estos “exámenes” obviamente pasaron por todas las instituciones de Inteligencia, nacionales y quisiera creer que extranjeras.  Se revisa la hoja de servicio, la vida personal, todo de cada uno de los generales con posibilidades de convertirse en titular.

Si Cienfuegos hubiese estado presente en una investigación e la DEA o de cualquier otra agencia policial, hubiese habido, de inmediato un aviso.  En su día, a Felipe Calderón y después a Enrique Peña Nieto.  Que los procuradores de justicia correspondientes, en estos años, hablamos de 18, no supieran de presuntas actividades criminales resulta inverosímil. Como, también, es inverosímil la versión de que se trata de una investigación que lleva 10 años.

Su detención es un gravísimo señalamiento contra todos los controles militares, de Inteligencia, de poder presidencial, de información oficial. ¿Pudieron haber sido tan omisos?

A eso debe agregarse que ninguna investigación periodística, durante todos estos años en que Cienfuegos se convirtió en un jefe militar con enemigos, dentro y fuera de la Sedena, llegó siquiera a sospechar de un involucramiento de este tipo.  

Los generales del general Cienfuegos

Por su trayectoria, por su tiempo como jefe militar, el general Salvador Cienfuegos tuvo como subordinados a todos los jefes militares que existen actualmente. Fuese de manera directa en una zona militar, en una región militar, o como Secretario de la Defensa Nacional.

¿Cada uno de ellos, todos, fueron sus cómplices? Imposible.

Por eso, resulta altamente inverosímil, inaceptable que Cienfuegos, además de sus responsabilidades militares, se dedicase al tráfico de droga.

Cada orden que se da en la Secretaría de la Defensa Nacional pasa por diversos filtros y, también, por distintos controles.  El día a día de los jefes de zona militar o de región militar pasa por los escritorios de los jefes de estado mayor, y llega a la oficina del jefe de estado mayor.

Ninguno de estos militares es tonto.  Por lo tanto, cualquier movimiento, cualquier orden fuera de lugar, que permitiese que criminales operasen con libertad, que se trasladase un cargamento de droga, tendría que saberse.  Que prender, de inmediato, una alarma.

Entrar a la Secretaría de la Defensa Nacional es una hazaña, incluso con previa cita.  Ningún civil puede caminar solo por los pasillos del edificio.  Se pasa por antesalas y antesalas.  Habría infinidad de testigos de cualquier visita incómoda.  Los secretarios de la Defensa Nacional viven en una residencia oficial, frente a sus oficinas, y están rodeados de militares, por seguridad. Debe insistirse en que viven en casa de cristal.

Por lo tanto, en conclusión, complicadísimo, se antoja imposible que el general Cienfuegos realizase actividades criminales en una región militar o en la Secretaría de la Defensa Nacional.

La relación del general Cienfuegos con García Luna 

Admitir que Genaro García Luna y Salvador Cienfuegos pudiesen haber participado con la misma organización criminal es una patraña que no se sostiene.

Simplemente recordemos que durante el sexenio de Guillermo Galván Galván los militares se enfrentaron cada día, pleito a muerte, con el titular de la secretaria de Seguridad Pública. Esto impedía, por convicción y por disciplina que siquiera hubiese habido una relación personal entre ellos.

Para muchos, es políticamente conveniente, García Luna es culpable de todo lo que ha sido acusado.  Esta percepción pública está sustentada en el enojo ciudadano con el pasado, y se ha fortalecido por sus implicaciones políticas sexenales.

Si García Luna era narcotraficante, hubiese sido el primer interesado en denunciar toda actividad ilícita realizada por Cienfuegos, y obviamente habría estado enterado.

Cienfuegos, a diferencia de éste, no estuvo rodeado de criminales como Cárdenas Palomino que fue acusado, en privado, en público, en medios de comunicación, de ser delincuente en innumerables ocasiones.  Lo que otorga credibilidad a las acusaciones en su contra, así sea en algún grado.

Los tiempos políticos norteamericanos 

¿En qué pretende sustentar su popularidad, como candidato además de como presidente, Donald Trump?  Una vertiente está en presentarse como el policía bueno, el policía más eficiente que encarcela a todos los delincuentes malos de otros países.

La falta de cortesía, detenerlo en un aeropuerto con sus nietos presentes, arrestar a su esposa, que demostró el gobierno que encabeza sería parte de esta estrategia.

Una filtración, interesada, afirma que se le investigaba hace 10 años, incluso han dado a conocer un supuesto nombre de la operación.  Son muchos años para creerlo. Si no es así, y estas acusaciones surgen de declaraciones de criminales que reciben beneficios por hacerlas, como el caso del hermano del “Mayo” Zambada, también pasaron varios meses, mucho tiempo para detenerlo.

La “oportunidad” de los tiempos electorales no debe pasarse por alto.  

Golpe para el Ejército 

Detener a un general que ha ostentado cuatro estrellas, que ha sido secretario de la Defensa Nacional, no puede contemplarse como un asunto aislado.

El Presidente López Obrador se apoya en sus grandes proyectos en los militares, su relación de gran cercanía y confianza con el general Luis Cresencio Sandoval es intencionalmente publicitada. Encarcelar, acusado de narcotráfico, a un general que ha sido jefe de todos los jefes militares que tienen mando actualmente va contra la institución.  Desde el filtro que se quiera ver, va contra la institución.

¿Quién gana debilitando al Ejército?  Obviamente no gana nada López Obrador, tampoco gana su gobierno, su transformación.

Hacía dentro del Ejército hablamos de un cisma que mueve todo, de un cataclismo complicado de siquiera comprender.

Hacía fuera deje un inmenso hueco para atacar a López Obrador, para debilitar o intentar debilitar la fuerza de sus generales.  El primer mandatario es, también, comandante supremo de las fuerzas armadas.

De inmediato a la detención, en redes sociales se han publicado los puestos que tuvieron los generales que forman el primer mando de la Sedena: generales, el secretario Sandoval, en la 4ª Región Militar, el hombre más fuerte de la Secretaría, Homero Mendoza, en la 10ª Región, el subsecretario André Foullon, en la 3ª Región, Agustín Radilla en la 7ª Región, Gabriel García Rincón, en la 2ª Región.

Hacía debajo de la pirámide de mando, todos los demás jefes, coroneles, tenientes coroneles.

Existe institucionalidad en el Ejército, hay continuidad, las generaciones de altos mandos corresponden al tiempo en que entraron al H. Colegio Militar, cada uno de estos generales ha conseguido ascender, obtener sus águilas y sus estrellas, a través de casi 50 años de trabajo y disciplina.

El reto es cómo separar las acusaciones que ha recibido el general Cienfuegos de la realidad, actualidad, del Ejercito y sus mandos superiores.

Entre ellos, que no quepa duda, hay respeto, muy profundo respeto para el general Salvador Cienfuegos.

El lavado de dinero 

Una de las acusaciones que tiene en su contra, y aquí es donde vamos a encontrar el mayor riesgo, es por lavado de dinero.

Una de las pruebas para ello es, justamente, la existencia de este dinero que podría haber recibido como pago por su participación en hechos de tráfico de droga.

La declaración de bienes del general Cienfuegos corresponde a su historia personal: Dos vehículos, cuatro casas, la de mayor precio de 5 millones de pesos, que en realidad es muy barata a los precios del metro cuadrado construido, y casi 14 millones de pesos en inversiones.

El problema para Cienfuegos sería que hubiese otras cuentas, en el extranjero, Suiza o Estados Unidos.  Que tenga dinero que no corresponda a sus ingresos.

Imaginemos que es así, y que este dinero sea producto de negocios, no habrá manera de desvincular su riqueza de la acusación de lavado de dinero. Ésta sí puede sustentarse, aunque no sea real.  Tener dinero, mucho dinero, se convierte en un gran problema si eres acusado por los norteamericanos.

La acusación de tráfico de droga, por el contrario, difícilmente puede sustentarse porque, y no solamente en su caso, se necesitan pruebas contundentes.

La detención de Cienfuegos en el aeropuerto de Los Ángeles parecería haber sorprendido a todos.  Resultaría muy difícil de creer que el gobierno, el Presidente, el titular de la Sedena, hayan sido avisados con anticipación. A saber.   

Otros motivos de su detención, otras consecuencias 

Al ser entrevistado en radio, apenas haberse conocido la noticia, Javier Ibarrola se apuró a hablar contra una posible detención por petición del gobierno mexicano.  Esa es la percepción, y también el temor entre muchos militares de que el general Cienfuegos pudiese ser investigado por otros delitos.

Hay responsabilidades para algunos militares por el tema de Ayotzinapa, hay voces que querrían que estas responsabilidades llegasen a lo más alto del mando militar.  Hay señalamientos públicos por la participación de su yerno en la construcción de la barda del aeropuerto de Texcoco.  Cualquiera de estas acusaciones tendría que ser examinada bajo una óptica muy distinta.

El general Salvador Cienfuegos pudo haber cometido muchos errores en su tiempo al frente de la Sedena, se le pueden imputar declaraciones, exceso de uso de poder, un estilo castrense de exceso de fuerza, quizá incluso hasta negocios, todo esto está inmerso en un contexto muy distinto.

Los militares, los jefes de los militares no están, no pueden ni deben estar por encima de las leyes. Tampoco, los militares, los jefes de los militares, no pueden ni deben ser acusados por razones ajenas a su desempeño.  Por hechos, por delitos que no cometieron.  Y eso es lo que vamos a ver en las próximas semanas.

Es de esperarse una declaración oficial, presidencial y/o militar a ese respecto. La desvinculación que hizo el secretario de Relaciones Exteriores, al expresar que tendrá la asistencia consular a la que tiene derecho, es un primer paso.

Falta hacer un recuento de daños.  Falta un manejo hacía los militares. Falta un contexto político hacía dentro del país y hacía fuera del país. Dejar solo al general, asumir que es culpable no puede ni debe hacerse hasta que el juez, el juicio, las pruebas, así lo decidan.

Lo que dijo el Presidente 

El Presidente López Obrador, en su conferencia matutina de este viernes, dijo que la embajadora Martha Barcenas le informó hace 15 días que había una investigación contra el general Cienfuegos.  También dejo abierta la puerta sobre la existencia de una “red” de complicidades que podría ser civil o militar. Y advirtió que, si se mencionan nombres, los va a dar de baja.  A la vez que exentó al General Secretario, Luis Cresencio Sandoval de cualquier vinculación.

 Redacción / EstadoMayor.mx

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