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Por Samuel Cantón Zetina/@SamuelCanton
¡Pum! La realidad llegó a Tabasco.
Ya tiene su primer caso de coronavirus, detectado gracias al cerco epidemiológico de Silvia Roldán en el aeropuerto.
Dentro de la mala noticia, no es la peor, porque se trata de un paciente cuyo rastro se puede seguir con bastante probabilidad de encontrar y aislar a las personas con las que tuvo contacto y podrían estar infectados.
Muy diferente son los casos «nativos», que obligan -como en China e Italia- a apartar zonas con miles o millones de almas. La confirmación obliga a una mayor acción y congruencia.
Se anticipa, por ejemplo, la instalación de filtros sanitarios en las terminales de autobuses y en la frontera con Guatemala, la regulación del trámite de reemplacamiento -acude un promedio diario de 650-, y la puesta en marcha de «la sana distancia» social en municipios a raíz del exhorto del Congreso.
Hoy se suspenden clases -como en Rusia-, lo que estaba previsto, y quizá se empiece a contemplar la conveniencia de cerrar plazas, restaurantes y bares.
En otro ámbito, la OMS recomendó a naciones con casos esporádicos, como México, comenzar el procedimiento de triaje -priorizar a los pacientes en caso de saturación hospitalaria-, y aumentar las pruebas de diagnóstico.
¡A correr, chocos! (ni somos tan chingones, ni el calor infernal espanta al virus).
Y DE MAÑANA…
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