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Baptista, el Mensajero

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Baptista Gonzales y su servilismo legislativo.

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SILOGISMOS

 

“En éste mundo traidor / nada es verdad ni mentira /

todos es según el color / del cristal con que se mira”.

Ramón Campoamor.

 

Por Antonio Ortigoza Vázquez

Para no pocos leefeibucs, aquellos que han desarrollado la aptitud de leer entre líneas y decodificar las palabras ocultas en textos periodísticos y entonaciones y muecas de los reporteros que cubren la “fuente” del Congreso estatal, Ricardo Baptista Gonzales es alguien muy familiar.

O, más aun, muy conocido. En la opinión colectiva persisten ambivalencias acerca del señor Baptista Gonzales, siendo el denominador común de éstas  lo controvertido del estilo de realizar sus quehaceres éste personaje. O oportunista o chaquetero de la política.

O, también actor admirado en el escenario de la vida política de sus allegados y cuyo talento como legislador y como personaje no se han separado: coinciden en conflictos de interés y provecho personal desmesurado.

La desesperación, que vive en él, del “izquierdista” Baptista Gonzales ofrece además de la controversialidad  del personaje un alud de especulaciones desinformadas  y una infinidad de moralejas funestas. A éste individuo se le puede ver como un emblema del servilismo hacia su jefe máximo, Gerardo sosa Castelán.

Sí, emblema, de la corrupción en el ejercicio del poder formal y el uso y manipulación de éste por el poder real y de las potestades políticas para abrir brecha en la política de intereses ufanos. Se hacen lenguas muchos de su conocimiento recursivo, imaginativo, de ciertos atajos.

Se trata de los atajos del poder para fines de provecho personal o de facción o de partido.

Pero la ominosa y discernida realidad  de su aparente separación del partido que lo llevó al poder, Morena,  es redundante, por obvias y predecibles causas a la luz de la lógica de los supuestos posibles y probables  elementos variables y constantes en el entramado de un escenario que ha intentado construir a Sosa Castelán.

Pero lo más probable  “es” que Batista Gonzales se encuentra entrampado en un dilema, tiene que cumplirle a su padrino político en Morena; ha adoptado su papel de vocero, de escudero, soldado y besa manos de su jefe máximo, Sosa Castelán.

Existen, sin duda, interpretaciones devenidas de procesos deductivos traídos a un primer plano del terreno legislativo actual por no pocos en las camarillas del poder político, medios difusores y el empresariado de Hidalgo, pero, igual, hay información magra.

La magritud informativa, no ha sido estorbo para que en los cenáculos aquí aludidos se distingan con nitidez los móviles presuntos de dicha complacencia hacia su amo y las consecuencias presumibles devenidas de dicho alejamiento del verdadero trabajo legislativo.

Un político otrora poco, o casi nada, prominente en el ojo público pero activo como “facilitador” y mentor y /o patrocinador de muchos y amigo sumiso de Sosa Castelán , amparado en el fuero de la confiabilidad, aventuró a decir que las investigaciones de la Universidad Autónoma de Hidalgo (UAEH) son simplemente una “guerra sucia”.

Hoy, Adolfo Pontigo, entregará las pruebas a la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) del SAT, con las cuales intentará lavar su nombre y el de su amigo y presidente del Patronato Universitario, Sosa Castelán; sí, sus nombres, los cuales son investigados por un personaje de peso, incorruptible y que su ley es la justicia, hablamos de Santiago Nieto, quien personalmente acusó de malos manejos de recursos de la máxima casa de estudios de Hidalgo. La moneda está en el aire y Baptista Gonzales está nervioso, un “trago” o varios podrían aminorar su estrés ante la posibilidad de quedar huérfano de poder. Salud, Don Ricardo.

 

 

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