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CATÓLICAS POR EL DERECHO A DECIDIR Y LA VISITA DEL PAPA FRANCISCO

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Elvira Hernández Carballido

 

Bien escribió sobre ellas Elena Poniatowska:

“Católicas por el Derecho a Decidir ha apoyado el derecho de toda la feligresía a vivir su sexualidad como una expresión del amor y el erotismo y no sólo como una vía para la reproducción. Afirma la autoridad moral de las mujeres y jóvenes para tomar decisiones sobre su cuerpo y les enseña a liberarse de la culpa del mensaje negativo y condenatorio de la sexualidad que la jerarquía católica propone. Dentro del derecho a decidir sobre el cuerpo, apoya a las mujeres que deciden interrumpir un embarazo no deseado. Fundamenta su defensa en el principio católico tradicional de la libertad de conciencia, base de la dignidad humana, que ha sido defendido por los Papas y por los documentos de esta Iglesia, pues todas las personas fueron creadas a imagen y semejanza de Dios, con voluntad y libertad para disentir y decidir. Además, dice que en temas de moral sexual no hay dogma, las católicas y los católicos deben seguir los dictados de su conciencia, aunque éstos no estén de acuerdo con las enseñanzas de la jerarquía.”

El día que las conocí me reconciliaron con mi fe, y pude charlar con ella con todos mis pecados y toda mi convicción atea, con toda mi herencia católica y mis dudas de universitaria creyente, rezando lo que aprendí de niña y todo lo que recuerdo como feminista guadalupana. Son feministas y saben rezar, son mujeres que tienen un fervor religioso equilibrado con su perspectiva de género, son Católicas por el Derecho a Decidir y en estos días que el Papa Francisco ha visitado México, nada mejor que recurrir a ellas para comprender y valorar, preguntarnos y advertir, la importancia de la visita del magno representante de El Vaticano a nuestro país.

Desde el año de 1994 trabajan, escriben, difunden y comparten su postura y sus ideas con fe y con argumentos, trabajan en muchos escenarios y se acercan a toda persona que solicite su apoyo. Ellas siempre están atentas a lo que se dice en torno a las mujeres y su condición de género desde la iglesia católica, desde la voz del mismo Papa o de sus representantes en El Vaticano. Respetuosas pero sobre todo sensibles e inteligentes, saben apreciar posturas de avance pero también retrocesos. Así por ejemplo, el año pasado declararon en Comunicación e Información de la Mujer:

La organización civil Católicas por el Derecho a Decidir (CDD) respondió la carta del Papa Francisco respecto al aborto, y le pidió que exija a los jerarcas de la Iglesia católica que dejen de estigmatizar a las mujeres que interrumpen su embarazo, y cesen de presionar a las autoridades civiles para que las criminalicen y sancionen por haber abortado.
En un comunicado, CDD expresó su beneplácito por el reciente anuncio de Francisco –quien sostuvo que los sacerdotes pueden otorgar el perdón a quienes hayan cometido “el pecado de aborto”–, pero acotó que debe ser más enérgico y exigir a la Iglesia que tome en cuenta “los sufrimientos de las mujeres, ya que quienes toman la difícil decisión de abortar lo hacen de manera consciente, informada y por causas razonables y justas”.

En días pasados, el Papa emitió una comunicación con motivo del “Año Jubilar” –celebración católica cada 25 años para “la remisión de los pecados, la reconciliación, la conversión y penitencia sacramental”–, que este 2015 está dedicado a la misericordia.
En su texto, el jefe del Estado Vaticano señaló que entiende el dilema por el que pasan las mujeres que interrumpen su embarazo. “Pienso, de forma especial, en todas las mujeres que han recurrido al aborto. Conozco bien los condicionamientos que las condujeron a esa decisión. Sé que es un drama existencial y moral”, apuntó.

Al respecto, CDD –agrupación defensora de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres– aclaró que aprecia el “entendimiento” del Papa Francisco sobre el tema, pero –indicó– el aborto no debería considerarse un “pecado”, porque quienes recurren a él lo hacen por “causas razonables”.

Como puede advertirse, se trata de una organización seria, que mantiene su fe católica pero que no deja de advertir el sexismo y la misoginia que muchas veces reina en los propios representantes de la Iglesia Católica. Entre sus integrantes destaca Consuelo Mejía, directora de la agrupación, quien unos días antes de la visita del Papa, reconoció que el máximo jerarca de la Iglesia católica llegaba a un país con “crisis humanitaria, crisis de derechos humanos, violencia e impunidad”, y ante esta realidad el pontífice debe “mover las conciencias”, tanto de la jerarquía eclesiástica como de políticos”. A su juicio,  “los obispos del país tienen más temor que los políticos a las palabras y señalamientos que haga el Papa sobre la realidad del país y que mientras la agenda de la cúpula eclesial sigue siendo la moral sexual, la agenda del Papa se centrará en el aspecto social: pobreza, desigualdad, marginación y defensa del medio ambiente, entre otros temas”.

En sus boletines de prensa, Católicas por el Derecho a Decidir, advirtieron que si bien la visita del Papa Francisco es motivo de esperanza y lo que esperaban de él:

Creemos que su visita a lugares tan significativos como Chiapas, Michoacán, Juárez y Ecatepec, le permitirán encontrarse con ese México profundo que espera su presencia. Quisiéramos escuchar mensajes de solidaridad del Papa con los sectores excluidos, especialmente con las víctimas de feminicidio y de pederastia clerical, con la juventud, los pueblos indígenas, la población migrante y los familiares de desaparecidos, particularmente los familiares de los 43 jóvenes de Ayotzinapa, para quienes una palabra de misericordia será de gran alivio.

En el contexto de su visita, creemos fundamental poner en la agenda pública la situación actual de los derechos humanos, la condición desigual y la violencia contra las mujeres en México. Lo que es evidente, entre otras cosas, es que las mujeres en México siguen enfrentando la sistemática violación de sus derechos, derivada de la desigualdad entre hombres y mujeres; en el país cada día son asesinadas siete mujeres, es decir más de 2.500 asesinatos al año. Frente a este hecho el Papa ha sido claro al reconocer que las mujeres “sufren situaciones de exclusión, maltrato y violencia”, llamado que no ha tenido eco en la jerarquía Católica mexicana, que con contadas excepciones, persiste en condenar, culpabilizar y criminalizar a las mujeres de las violencias de que son objeto.

Desde la llegada de esta Papa, ellas han reconocido que se ha roto con algunas cuestiones oficiales que intentan cambiar la figura de un hombre inalcanzable por la de un ser más humilde, hacer una Iglesia de los pobres para los pobres, comprometerse por la justicia social pero no dejan de advertir los retos:

  • Los derechos de las mujeres siguen siendo soslayados por enseñanzas atávicas que reafirman los roles tradicionales de servicio y cuidado de los otros: los hijos, los enfermos, los ancianos.
  • El cambio de las enseñanzas sobre anticoncepción. En el siglo XXI y ante la emergencia de escandalosas tasas de embarazo adolescente no se puede seguir prohibiendo el uso del condón y de métodos anticonceptivos.
  • El cumplimiento de las recomendaciones del Comité de los Derechos del Niño de la ONU para que se cambie la estructura eclesial y se elimine el encubrimiento de los crímenes de pederastia clerical; se pida perdón y se repare integralmente el daño a las víctimas, además de expulsar a los sacerdotes pederastas y entregarlos a la justicia civil.
  • No podemos dejar de expresar nuestra tristeza por el hecho de que aunque el papa Francisco ha manifestado que “es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia […] en los lugares donde se toman las decisiones importantes es necesario el genio femenino” (Evangelii gaudium, núm. 103), en nuestra Iglesia no se nos reconoce a las mujeres la misma dignidad ni capacidad que a los hombres. Mientras no se acepte que las mujeres podemos ejercer el sacerdocio, no habrá igualdad para nosotras en la Iglesia católica.

Leer y acercarse a Católicas por el Derecho a Decidir es comprender con razones la postura de El Vaticano ante la condición femenina y tener los argumentos para criticar o debatir, para exigir y reconocer los cambios o proponer alternativas de cambio. Es importante destacar su creatividad para acercarnos a su pensamiento, entre sus estrategias está una serie maravillosa que se llama “Catolicadas” (temporada siete) y la personaje principal es Sor Juana. En la emisión más reciente ella se encuentra con el Papa Francisco y en una de las secuencias ellos tienen el siguiente diálogo:

Monja de El Vaticano: ¿Y qué le dijiste a la Congregación de los religiosos?

Sor Juana: Les dije que la Iglesia de Jesús, es la Iglesia de los pobres y marginados y que está llamada a abrir sus puertas en lugar de cerrarlas…

Papá Francisco: Me acaba de leer el pensamiento

Sor Juana y Monja: ¡Papa Francisco!

Papa Francisco: Eso que dijiste viene como anillo al dedo para el Jubileo de la Misericordia de este año.

Sor Juana: Es una lástima que dentro de la Iglesia no todos piensen como usted. Nuestros Obispos no quieren entender que Jesús nos invita a ayudar al prójimo y trabajar por la justicia.

Monja: Sor Juana y yo hemos sido citadas por la congregación de los religiosos… ¿Por qué estos juicios?

Papa Francisco: Porque es una manera excelente de oír voces nuevas en la Iglesia y de pasadita nos enteramos quiénes son los Obispos que andan persiguiendo en lugar de vivir la palabra de Dios.

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