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¿CÓMO “ANILLO AL DEDO” A TABASCO?

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«¿Para qué hacer las cosas sencillas, si se pueden complicar?»

Adagio húngaro

Tabasco se ha visto atrapado por el mal manejo que la Federación hace de la información del COVID-19 y por las ambigüedades de los dirigentes.

Se trata del estado más apegado a las directrices presidenciales.

Y Adán “el hermano” de AMLO.

Al principio, todo marchó: el paisano puso al frente del combate al virus a Hugo López Gatell, pero también de la vocería del gobierno. Él daría la cara.

Tiene conocimientos del tema y facilidad de palabra.

Aquí se repitió: Silvia Roldán tomó la batuta en los dos aspectos.

Sin embargo, la funcionaria se contagió, los contrasentidos entre los personajes de la administración nacional comenzaron a ser constantes, y en el Edén, la gente mostró resistencia al confinamiento.

Roldán habló claro desde el primer día, e incluso adelantó una probable cantidad de muertos que de acuerdo a los números que se manejaban entonces, se antojó exagerado: 200.

Gatell ya se extraviaba en contradicciones a propósito de saldos potenciales, final tentativo de la pandemia, esbozos apresurados de regreso a “la nueva normalidad”, y sustos y sustos de que el COVID regresará en otoño e invierno.    

El presidente Obrador transitó de no creer en la gravedad, a llamar al pueblo a obedecer y quedarse en casa, y a no sujetarse él mismo a la disciplina.

Hasta anoche no decidía si hacer o cancelar la gira con que pretende reanudar sus recorridos por el país, bajo el argumento de que “necesitamos retomar la vida pública”.

Conforme las cosas se fueron poniendo peor, las decisiones de Gatell dividieron a los gobernadores y crearon un grupo opuesto a que desde la CDMX se dictaran las políticas sanitarias.

Por la presión de la ciudadanía desde el encierro, tras dos meses inmovilizada, Gatell empezó a malabarear fechas de presuntos picos de contagios, adelantando la de Villahermosa, cuando los enfermos y decesos en la Wuhan tropical iban a la alza.

Todos los días, el subsecretario declara y aclara: el 26 de mayo no fue el día de más muertos, sino el 15, sólo que se informó en aquel.

Regresó Roldán del aislamiento a que la obligó el virus, y encontró relajamiento desbordado, a Gatell descontrolado, y una empinada escalada de muertos y casos (18 trabajadores de la salud han muerto).

El 15 de abril, la secretaria confirmó su estimación: podrían ser 200 muertos y 11 mil contagios.

México alcanzó en días los primeros ocho lugares mundiales en decesos y positivos, y existen ahora proyecciones de entre 132 mil y 220 mil muertes.

Lo que sí es idéntico es el éxito en la administración de hospitales, evitando saturación y colapso.

Hasta llegar ayer, en que en Tabasco -ahí sí, como error propio- se notificó por parte de salud de 8 nuevas muertes, aunque la cantidad total se elevó de 436 a 470.

¿Cómo?

Las 34 de diferencia eran defunciones que se tenían como “sospechosas”, no del día.

Por la mañana, la secretaria Roldán elevó en ¡1000 más! (1200) el fatal pronóstico.

Y los tabasqueños sin entender…

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