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CONDECORACIÓN “LEONA VICARIO”

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Elvira Hernández Carballido

 

“Con atento y cordial saludo el Colectivo Nacional de Sororidad: “Leona Vicario, Madre de la Patria” se congratula en notificarle con aprecio y admiración que, por sus méritos, esfuerzos y contribución al engrandecimiento de México, se le otorgara especial condecoración este viernes 18 de marzo a las 6 pm en el Auditorio Ing. Baltasar Muñoz Lumbier de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, calle Abasolo No. 600, zona centro de la ciudad de Pachuca.”

Fue de esta manera como varias mujeres del estado de Hidalgo nos enteramos que seríamos reconocidas con esta condecoración, la carta era firmada por Elvira Franco Islas, coordinadora del grupo hidalguense que tiene como capital a la Bellairosa. En este correo también se explicaba que dicho premio había sido creado por un “entusiasta grupo de mujeres líderes de todo el país, cuyos nombres van enlazándose en una cadena de talentos y sentimientos desde el año pasado, cuando fue instituida y entregada por vez primera en el poblado de Tejupilco, sur del estado de México”.

Poco a poco se han sumado mujeres de otras regiones y su ideal es lograr “visibilizar a esas luchadoras de ayer y ahora, sobre todo de aquellas cuyos nombres se han perdido en la historia y deben ser rescatados del olvido; sirve a la vez para exaltar a quienes, por sus logros, trabajo y entrega son ejemplo a seguir, convertidas en fuerte cimiento de nuestra sociedad, como es su caso”

Leona Vicario

¿Por qué elegir el nombre de Leona Vicario? La respuesta es tan sencilla pero a la vez tan profunda. Mientras inicia la ceremonia y la banda militar toca los honores a la bandera, se repasa el perfil de esta mujer célebre de la historia de México.12910590_1116546415063048_851025097_n

Mujer de grandes hazañas de carácter fuerte y de ideologías revolucionarias, guiada por su lema de vida “Me llamo Leona y quiero vivir libre como una fiera”, líder invaluable del movimiento insurgente, pero sobre todo considerada como una de las primeras mujeres periodistas en México; su nombre está escrito con letras de oro, sus restos reposan en lugar sagrado y nombrada por el pueblo mexicano como “heroína de la independencia”.   María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador; mejor conocida como Leona Vicario, nació en la ciudad de México el 10 de abril de 1789 descendiente de una familia criolla acomoda. Huérfana desde muy pequeña, quedando al cuidado de su tío y padrino el licenciado Don Agustín Pomposo Fernández de Salvador; años después, en el despacho de su tío conoció a un joven pasante de derecho y de mismas ideologías, su nombre era Andrés Quintana Roo. Un joven que compartía ideas liberales y de independencia al igual que ella, juntos participaron en el movimiento liberal en busca de nuestra independencia a lado de Ignacio López Rayón, José María Morelos y Miguel Hidalgo.

Para Leona Vicario su principal medio de expresión era la escritura, por esta vía ayudaba al movimiento liberal haciéndoles llegar información en clave a través del diario “El ilustrador americano”, entre otros, ayudando a la causa rebelde por la lucha de independencia. Pero no solo enviaba noticias, sino que también  las recibía en heraldos secretos; incluso Leona fue la primera en dar a conocer la noticia en México que lo insurgentes acuñaban una moneda propia y en escribir sobre las grandes batallas efectuadas por la lucha de libertad para el pueblo mexicano. Inspirada en los personajes de sus obras literarias favoritas, nombró con seudónimos a sus compañeros de batallas José María Morelos, Miguel Hidalgo y entre otros muchos más hombres ilustres. De hecho, ella también utilizaba diversos seudónimos en los diarios en los que escribía, por esa razón es muy difícil buscar publicaciones hechas por ella. Es por eso que es considerada no solo como una heroína de la independencia, sino también como la primera mujer periodista.

En 1817, en la cueva de un poblado cercano al estado de México, Leona da luz a su primera hija, Genoveva. Un año ella y su esposo son perseguidos sin piedad hasta que por fin consiguen apresarlos. Quintana Roo solicita el indulto para él y su esposa. Tuvieron que aceptar que ya no participarían en ninguna acción revolucionaria y se les prohibió vivir en la ciudad de México. En 1821 nació su segunda hija, María Dolores.  Desde una distancia forzada fueron testigos de la consumación de la Independencia.

Mientras el país empezaba a reconstruirse, Leona Vicario nuevamente dio un gran paso de pionera al ser una de las primeras mujeres en hablar y enfrentar al Congreso. Presentó una solicitud para que le fueran devueltos sus bienes depositados en el consulado de Veracruz. Y sus bienes le fueron devueltos: La hacienda Ocotepec, localizada en los llanos de Apan –hoy región del estado de Hidalgo-y tres casas en la capital del país.  Retirada de la vida política, administraba su hacienda. Pero en esos años fue cuando discutió públicamente con Lucas Alamán e incluso escribió algunas frenéticas cartas al gobernador del estado de México –hoy Hidalgo- por el embargo de un rebaño de su propiedad.

A las 9 de la noche del 21 de agosto de 1842, a los 53 años de edad muere Leona Vicario. Pero ya era inmortal, sobre todo porque su discurso se hizo siempre público. La manera de escribir de Leona Vicario siempre fue agresiva, desafiante y provocativa, enalteciendo sus ideales de libertad y de independencia; líder natural y dejando atrás el concepto que se tenía sobre la mujer en ese tiempo. Su carta publicada en el diario “EL Federalista” ya es eterna: “Confiese Sr. Alamán que no sólo el amor es el móvil de las acciones de las mujeres; que ellas son capaces de todos los entusiasmos y que los sentimientos de la gloria y la libertad no les son unos sentimientos extraños; antes bien vale obrar en ellos con más vigor, como que siempre los sacrificios de las mujeres, sea el cual fuere el objeto o causa por quien las hacen, son desinteresados, y parece que no buscan mas recompensa de ellos, que la de que sean aceptadas. Por lo que a mí toca, sé decir que mis acciones y opiniones han sido siempre muy libres, nadie ha influido absolutamente en ellas, y en este punto he obrado con total independencia y un atender que las opiniones que han tenido las personas que he estimad. Me persuado de que así serán todas las mujeres, exceptuando a las muy estúpidas, y a las que por efecto de su educación hayan contraído un hábito servil. De ambas clases hay también muchísimos hombres.”

 

La ceremonia

Mujeres con vestidos de manta bordada y mujeres con medias coloridas, científicas y campesinas, periodistas o amas de casa, de todas las creencias e ideologías, feministas o defensoras de la ecología, de trenzas hermosas o miradas brillantes detrás de sus anteojos, todas y cada una de ellas sonreía, entre la humildad y el gozo, la sencillez y la fiesta, fueron condecoradas con la dorada “Águila Imperial”, que fue prendida muy cerca de su corazón y como un acto de verdadera sororidad, a cada una de ellas, ese símbolo les fue colocado por la mejor amiga que subió a acompañarlas al estrado por invitación de las organizadoras.

En el diploma entregado están redactadas las frases célebres que escribiera Leona Vicario en su memorable carta dirigida a Lucas Alamán. El diseño imita un pergamino del siglo XIX y el nombre de la mujer reconocida está escrito con letra de tinta color sororidad. Las mujeres hidalguenses reconocidas fueron:

Érika Sánchez Hernández; Ma. Del Refugio Franco Islas; Agustina Romero Hoyos; Irais Peralta Obregón; Jacinta Farfán Cruz; Reyna Hinojosa Villalva; Rosa Ma. Valles; Ludmila Jolkova Oborna; Esthela Quiroz Jiménez; Ceberina Marquéz Zarco; Julia Cruz León; Rebeca Hernández Blancas; Ana Lucía Magos Guerrero; Martina García Cruz; Esperanza Morales Guerrero, María Elena Martínez Vera; y, Elvira Laura Hernández Carballido.

 

El agradecimiento

Al finalizar la ceremonia vino el brindis y los abrazos, la mayoría de galardonadas iban acompañadas de sus familiares y amistades, porras y fotos, manos que se estrechan y alguna que otra lágrima, pero sobre todo el agradecimiento por ser tomadas en cuenta.

Entre esas mujeres tuve el honor de estar yo, mujer adoptada por el estado de Hidalgo desde el año 2005, profesora investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, donde realizo investigaciones con perspectiva feminista. Entre esos trabajos, he podido recuperar la historia de las mujeres de la región, en un libro que todavía me llena de orgullo: “Bellas y Airosas; Mujeres en Hidalgo” (2010), texto que hace visible a mujeres hidalguenses como Carmen Rincón, luchadora social; Fausta Marín, que murió en el intento de cruzar el Canal de la Mancha; Bertha Zerón, primera mujer en pilotear un avión en nuestro país; Margarita Michelena, poeta; Elsa Ángeles Vera, primera directora de un periódico; Francisca Cruz, líder indígena; Columba Rivera, pionera del siglo XIX que estudió medicina… Intento explicar y denunciar la condición femenina en mi columna llamada “Bellas y Airosas” del periódico “El Independiente de Hidalgo” así como en la Revistas “Alas Mujeres” que dirige Aída Suárez. Colaboro en la publicación digital “La Recoleta” del joven Alejandro Galindo, un joven brillante del estado de Hidalgo que hace periodismo cultural con verdadera pasión.  Y también escribo en “Expediente Ultra” de Antonio Ortigoza Vázquez, un amigo muy querido que me “obliga” generosamente a escribir reportajes de denuncia, entre los temas abordados en esta revista están los feminicidios en Tula. Cada martes realizó un comentario editorial y los miércoles produzco un programa en Radio Universidad de Hidalgo. Desde las aulas no dejó de compartir mis conocimientos siempre sustentados en mi convicción feminista que aprendí de mis maestras como Graciela Hierro, Marcela Lagarde, Florence Toussaint, Bertha Hiriart, Esperanza Brito y Sara Lovera, mi madre periodística.

Y mientras camino por la calle de Abasolo, no dejo de agradecer a Leona Vicario ser ejemplo e inspiración. Repito esa frase memorable: “El amor no es el único móvil de las acciones femeninas” y confirmo que ella es Madre de la Patria, por lo que evoco la novela “La insurgenta”, donde una de las personajes dice:

“¿Madre de la Patria? Ella me enseñó a mí que la patria es la casa de uno, que la patria, como a la casa, hay que barrerla, trapearla, pintarla, resanarle los agujeros, dejarla bonita, abrir las ventanas para que se oree. Sin la señorita Leona yo nunca me habría dado cuenta de que esa tierra no era nomás el lugar en que me había tocado nacer, sino también mi patria, y pues mi patria es mi casa y a esta patria doña Leona la sacudió, la trapeó, la resanó y la puso a airarse. Por eso digo que sí, que doña Leona, que mi señorita Leona puede ser llamada la dulcísima madre de nuestra patria…”

Y este 18 de marzo de 2016 veinte mujeres hidalguenses reafirmamos que Leona Vicario es Madre de la Patria al recibir un galardón llamado precisamente llamado así: “Leona Vicario, Madre de la Patria”.

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