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“Me eligieron para Presidente,

no para semental”

Por Alberto Montoya/Fotos Especiales

Todo indicaba que el regente de la ciudad de México,  Fernando Casas Alemán, obtendría la candidatura del PRI a la Presidencia de la República. Siete gobernadores se identificaban con él: Alejandro Gómez Maganda de Guerrero; Oscar Soto Maynes  de Chihuahua; Marco Antonio Muñoz  de Veracruz; Enrique Pérez  de Sinaloa; Torres Sánchez de Durango; Horacio Terán de Tamaulipas y Tomás Marentes de Yucatán.

A Adolfo Ruiz Cortines lo apoyaban cinco: Gilberto Flores Muñoz de Nayarit; Gonzalo N. Santos de San Luis Potosí; Rafael Ávila Camacho de Puebla;  José Aguilar Maya de Guanajuato y Alfredo del Mazo Vélez del Estado de México, -padre de Alfredo Hilario Isidro del Mazo González que el 24 de septiembre de 1987 fue informado por su amigo Ignacio Pichardo Pagaza, que la balanza se había inclinado en definitiva a favor de Carlos Salinas de Gortari-.

Del Mazo Vélez, llegó a comentar en su tiempo que  a Ruiz Cortines nadie le regaló la presidencia, sino que se la ganó a pulso. Incluso desde la Secretaría de Gobernación, había contado con el apoyo del general Lázaro Cárdenas del Río y del entonces líder nacional del PRI,  general Rodolfo Sánchez Taboada.

Por aquellas fechas había en el contexto nacional 28 gobernadores.

Ya situado en la primera magistratura del país, don Adolfo fue víctima de múltiples chistes. Entre ellos, cuentan que en alguna ocasión le preguntó a uno de sus ayudantes que le comentara el chiste más frecuente:

-Pues con todo respeto señor Presidente, dicen que ya no se le para.

-Que no se hagan pendejos, me eligieron para Presidente, no para semental.

Esa época, daba cuenta del éxito del libro “La Vida Inútil de Pito Pérez” y de la fama que tenía la poetisa Pita Amor, y así surgió lo siguiente:

-¿Cuales son las tres cosa más inútiles de México?

-La vida inútil de Pito Pérez, la puta vida de Pita Amor y el pito inútil de Ruiz Cortines.

Lo que nadie puede negar es que su sexenio  se caracterizó por una austeridad absoluta. No se dilapidaron los dineros de los contribuyentes, ni tampoco nos endeudamos con empréstitos extranjeros. Ello originó que muchos que pensaban que con su arribo se harían ricos, simplemente manifestaran:

-“Tantos años de esperar ésta oportunidad y resulta que nos salió honrado”.

O aquella otra:

– “Tanta moral, desmoraliza”.

Cuentan también, que en alguna ocasión un agente de tránsito lo  infraccionó con justa razón, cuando era acompañado por su chofer; a los pocos días este servidor público fue ascendido.

Llegó a tal grado su rectitud que, al hijo de su primer matrimonio llamado también Adolfo, le ordenó salir del país para evitar cualquier problema. Cierto es que el joven era sumamente “destrampado” e incluso señalan que era alcohólico.