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EL FANTASMA DEL VOTO DE CASTIGO RONDA A MORENA, EN HIDALGO

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*  Las pugnas internas derivadas del control del Grupo Universidad en las candidaturas del partido guinda, dejó seriamente golpeada y dividida a su militancia y con una honda decepción a sus simpatizantes, por lo que no debe descartarse un voto de castigo en la cercana elección

Por Antonio Ortigoza Vázquez

Especial de Expediente Ultra

Hoy terminan las campañas electorales en nuestro estado con propuestas reales y otras con falta de sustento lógico que por decenas fueron dirigidas a militantes y ciudadanos en edad para votar. Hoy, el miedo ha invadido a muchos candidatos, en especial a los del Movimiento de Regeneración Nacional, pues el fantasma del “voto nulo” o de “castigo”, comienza a aparecer en muchos municipios donde las huestes del Grupo Universidad impusieron a sus socios y subalternos como candidatos.

El voto castigo ha sido mencionado por muchos actores de peso que se dicen fundadores de MORENA; pero aterra por igual a candidatos panistas, priistas, perredistas y de los partidos políticos que han resultado ser concesiones mercantiles –negocios particulares de los “dueños” — del poder político del Estado, llamada como una raza de elite: “clase política”.

De tal grado es el terror que, por ejemplo, Morena ha dado vida a coaliciones antinatura, otras son mega coaliciones y unas más, efímeras. Pactos con delincuentes y con grupos investigados por la DEA y la Fiscalía General de la República. Ése partido busca convocar e incentivar a la ciudadanía a votar, apostando al olvido del electorado sobre el cochinero en que se ha convertido su partido, su dirigencia estatal y nacional.

Sí, el abstencionismo y el voto nulo –en todas sus variantes— amenazan a este partido y en sus seguidores vive la desconfianza muy honda en la forma de organización política que tuvo Morena en este proceso electoral; ello ha alimentado el repudio de muchos fundadores y un gran número de militantes de esa joven organización política.

Hoy, en esa militancia guinda vive el descontento de la imposición; esa militancia que fue traicionada con los mecanismos de selección de sus candidatos y en otros casos, ni siquiera pudieron designar a sus contendientes que buscarían ganar una presidencia municipal; fueron 9 municipios en que MORENA no competirá en este proceso lectoral

El repudio en varios municipios es dramáticamente notorio, tiene también por blanco a sus dirigentes estatales.  Es por ello que ese partido trata de inducir mediante convocatorias ad hoc a la ciudadanía a votar con empeños vanos, estériles y sin sustento real. Habría que identificarlos como síndromes preocupantes.

Lo que llama potentemente la atención es que los candidatos de Morena, ya parecen percatarse de que están desacreditados y son repudiados, a tal grado de obligar a muchos ex precandidatos a sumarse a la campaña de los hoy candidatos, Como es el caso del candidato por Pachuca, Pablo Vargas, que a 5 días de las elecciones, pidió a Navor Rojas, su apoyo a su candidatura, pues las encuestas no lo favorecen.

El que muchos de sus candidatos emanados del Grupo Universidad no se hayan dado cuenta aún de su descrédito y nula credibilidad es muy grave. Esto confirma precisamente una de las causales del repudio ciudadano; pues el cinismo en que se conducen hacia sus seguidores es tal, que hoy la guerra de descréditos que se viven en esta campaña se da entre los propios morenistas y ese grupo que sigue comandado por los vapuleados hermanos Sosa Castelán.

Morena está tan divorciada de su militancia y tan enajenados en seguir manteniendo con vida al Grupo Universidad, que hoy es claro que carecen de conciencia de ese divorcio. Piensan, tal vez, que aún son amados por el pueblo. El caso de Damián Sosa Castelán, es muestra fiel del “me vale madres” y de la sed de seguir viviendo del poder por el poder.

El sentimiento morenista de repudio contra decenas de candidatos de su partido, es una expresión pre “voto de castigo”, congruente, además, con las condiciones prevalecientes de luchas intestinas con las mismas argucias del “opresor” que tanto señalan; hoy esas argucias fueron arrebatadas para usarse en su guerra interna.

Las condiciones prevalecientes, crisis económica, política, social y hasta cultural, sumadas a la pandemia de la COVID-19 han perneado hasta el tuétano de la conciencia ciudadana, más allá de lo cortical, la cual se encuentra a la espera de la coyuntura favorable; ésta es hoy, sin duda, electoral, la antesala del voto de castigo.

Votar de esta forma es una táctica de la cultura político-electoral que va también de la mano del “voto útil”, el cual llevó a Vicente Fox a Los Pinos, a Calderón, a Peña Nieto y por supuesto, de forma espectacular a Don López. El voto de castigo es igual al nulo, es igualmente útil a ciertos fines e intereses.  Es, en realidad, el antivoto; es decir, de decepción.

En cinco días habrá de conocerse el resultado del hartazgo que viven los seguidores de muchos partidos políticos. Al tiempo.

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