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El por qué decir NO a los transgénicos

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 *  El ADN de los seres humanos  no reconoce las nuevas estructuras de los alimentos modificados. El hecho de no poder asimilarlos provoca diversas inflamaciones  que se vuelven crónicas en diferentes tejidos del  organismo y comienzan a aparecer las enfermedades crónico degenerativas

 

Por Miguel Ángel Vargas Del Ángel*

Especial para Expediente Ultra

Algunas personas repiten de manera insistente, la consigna: no a los transgénicos. Sinembargo, a la hora de argumentar su postura, lo que más mencionan esas personas es, porque los organismos genéticamente modificados son producidos por las empresas trasnacionales.

Ese argumento, me parece particularmente absurdo y hasta infantil, porque si ello fuera cierto, esos individuos andarían a pie, porque los vehículos son producidos por empresas trasnacionales; no usarían teléfonos celulares, por la misma razón que cuestionan; no harían uso de las redes sociales, toda vez que estas redes sociales son propiedad de empresas trasnacionales.

La argumentación más contundente para rechazar el cultivo de los organismos genéticamente modificados, se puede fundamentar en los argumentos vertidos por el Neurólogo David Perlmutter, quien, con base en el análisis de datos estadísticos argumenta de manera consistente en su libro titulado Cerebro de Pan, que a través del mejoramiento genético, muchos alimentos (especialmente los cereales), han sido modificados en su estructura para incrementar su masa específica, a la vez de incrementar los rendimientos por unidad de superficie, de tal manera que muchos alimentos hoy contienen aminoácidos, carbohidratos y otros compuestos, en una proporción muy diferente a la que contenían en su estado natural, antes de haber sido domesticados por el ser humano.

Esas modificaciones en la estructura de los alimentos, provocan una nueva constitución bioquímica diferente de la estructura que originalmente esos alimentos tenían en la naturaleza.

Por otro lado, si se analiza el origen de las especies, en particular el del ser humano; puede deducirse que, por naturaleza, la dieta original del ser humano se constituía básicamente de hojas verdes y frutos, en su mayoría; en menor grado por el consumo de semillas, escasamente huevos y muy ocasionalmente proteína de origen animal que encontraban en la modalidad de carroña.

Las dos consideraciones anteriores, permiten inferir que la modificación que ha sufrido la dieta del ser humano en el devenir de su historia, por el tipo de alimentos que ahora se consumen; aunado a las modificaciones genéticas en la estructura de los alimentos, provocan dificultades al momento de que un organismo intenta asimilar esos alimentos, debido a que el ADN no mapea las nuevas estructuras de los alimentos modificados. El hecho de no poder asimilar esos alimentos, provoca diversas inflamaciones que se vuelven crónicas en diferentes tejidos del organismo y comienzan a aparecer las enfermedades crónico degenerativas de todo tipo, según el código genético de cada individuo.

Los organismos genéticamente modificados no son alimentos letales de efecto inmediato, nadie se muere de un día para otro por el consumo de una comida que proviene de cultivos transgénicos; Tampoco se puede atribuir a los cultivos transgénicos la aparición de una enfermedad específica, porque el código genético de cada individuo es diferente.

En todo caso, lo que se debe entender es que, las modificaciones genéticas en los organismos que se utilizan para producir nuestros alimentos, provocan modificaciones en la estructura y composición de esos alimentos, las cuales a su vez, pueden provocar inflamaciones crónicas que degeneran en enfermedades que lentamente arrebatan la vida a quienes los consumen. Esta, me parece una buena y contundente razón para fijar una postura adversa al cultivo de los organismos genéticamente modificados.

No me cabe la menor duda que, los científicos aún tienen mucho por descubrir al respecto, pero los aportes del Doctor Perlmutter, me parecen muy significativos para decir: No a los cultivos transgénicos.

 

*  Doctor en Problemas Económico Agroindustriales

por la Universidad Autónoma Chapingo.

Abril de 2017.

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