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EL SILENCIO DE ADO

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Por Elvira Hernández Carballido

Vivo en Pachuca desde el año 2004 y cada semana viajo a la Ciudad de México, siempre en ADO. Cada una de esas semanas, durante 14 años, creí viajar segura para llegar a mi destino.

Antes de abordar el autobús, en la parada especial que ADO tiene en Indios Verdes, un guardia de seguridad abre nuestras bolsas y revisa lo que tenemos dentro. Otro revisa nuestra identificación -solicitada en la taquilla, de lo contrario no te venden boleto-. Otro nos revisa con un aparato especial que detecta metales. Otro guardia esculca si no traes nada en el cuerpo, algo siempre incómodo. El chofer, desde hace unas semanas, confirma con su celular tu número de asiento y tu nombre con la identificación que presentaste. Un guardia más sube a filmar los rostros de cada persona que ya estamos listas para nuestro viaje. Explican que la grabación es para nuestra SEGURIDAD.

Yo he visto cómo algunas ocasiones, en esos 14 años, ADO se ha negado a dejar subir si traes un ramo de flores -puede venir un pasajero que sea alérgico-, una botella de vino nueva y cerrada -puedes abrirla en el camino y ponerte impertinente- o un pequeño desarmador para anteojos -podía ser un arma-.

Por eso no entiendo cómo fue posible que el sábado 24 de marzo de 2018 a las 7 de la noche en el autobús número 0719 de la línea de transportes ADO se lograron subir dos personas que nos amenazaron con una navaja y una pistola.

Minutos luego de pasar la caseta, una de ellas disparó al techo y nos amenazó. Nos quitó nuestras pertinencias, nos insultaron, nos aventaron a la cara nuestra cartera si no tenía suficiente dinero o nuestros aretes si no eran de oro. Todos obedecimos con calma. Los dos delincuentes se bajaron, al parecer, a la altura de Tizayuca.

Después, el ambiente del apoyo y la solidaridad. Abrazarnos, consolarnos, atender a quien estaba al punto del desmayo, preguntarnos entre nosotros si estábamos bien. El camino pareció más largo que nunca. Ni una patrulla.

Al llegar a la Central Camionera ya nos esperaba una jovencita de apellido Ayala que representaba a ADO. No supo nunca responder: ¿De qué sirve el seguro de viajero? ¿Cómo nos ayuda la atención médica que nos hacen pagar por un peso más al precio de 107 pesos del boleto? ¿No hay un especialista que nos quite ese sabor amargo? ¿Nos van a reponer lo robado? ¿Por qué no hay un Ministerio Público tomando declaración si ya sabían que fuimos asaltados? ¿Por qué ese día, según recuerdan varios pasajeros, no subieron a filmar a quienes íbamos en esa unidad? ¿No tienen un protocolo de atención? ¿No pueden contactarse chofer y policía de caminos luego de un asalto?

La señorita Ayala, representante de ADO, tomó nuestros datos y dijo que la empresa iba a cumplirnos, aunque la noche del sábado 24 de marzo nos fallaron.

Por eso desde este espacio EXIJO a ADO que a cada pasajero que sufrimos ese asalto nos indemnice, pero sobre todo mejore su proceso de seguridad, que nunca vuelva a subirse a sus autobuses alguien con una pistola o cualquier arma que ponga en peligro la vida de sus clientes que habíamos confiado en viajar en ADO con seguridad. ADO debe dar una respuesta pública.

Atentamente.

Dra. Elvira Hernández Carballido

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