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Gerardo Sosa, “Crónica de una una debacle anunciada”

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Ni sus diputados podrán, nuevamente, abogar por su líder máximo

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SILOGISMOS

*  La revocación a su suspensión provisional lo hace vulnerable en caso de que se emita una orden de aprehensión en su contra; el manto protector de Morena parece estarlo abandonando

 

 

Por Antonio Ortigoza Vázquez

Especial de Expediente Ultra

Tras la comparecencia “Light” donde el presidente del Patronato de la UAEH, Gerardo Sosa Castelán trató de lavar sus culpas, el juez decimoprimero de Distrito de Amparo en Materia Penal en la CDMX, le desbarató su grotesca escenografía parlamentaria al revocarle la suspensión provisional que, supuestamente, lo libraría de enfrentar la justicia.

El líder de la llamada “Sosa Notra”, ahora sí debe empezar a preocuparse porque de librarse una orden de aprehensión en su contra,  la política hidalguense daría un vuelco de 180 grados, anticipando el derrumbe de uno de los más viejos cacicazgos en la política hidalguense.

En la audiencia constitucional sobre el juicio de amparo indirecto 215/2019, promovido por el encargado de las finanzas de la universidad estatal, el juez resolvió: “se niega la suspensión definitiva a Gerardo Sosa, en contra de los actos y las autoridades que se precisaron”. Los actos reclamados por el quejoso y que en un principio habían sido avalados por el juez de distrito a cambio de una fianza de 53 mil pesos, son: aprehensión, reaprehensión, presentación y comparecencia (judicial), presentación y comparecencia (administrativa).

Como se aprecia, el inventor de la inexistente obra literaria “La noche de las putas tristes”, sabe perfectamente lo que le puede venir encima por haber dispuesto de manera unilateral millonarios recursos de los trabajadores sin su consentimiento.

Según han declarado Sosa y las autoridades universitarias, no existió ningún lavado de dinero en el depósito del patrimonio monetario  de los sindicalizados de la UAEH, pues se invirtió en sitios donde produjo mayores intereses. El asunto es que los verdaderos dueños de esos recursos, es decir los trabajadores de la Máxima Casa de Estudios del Estado, nada sabían del encubierto “jineteo” a sus fondos.

Aquí surge la complicidad implícita de los líderes sindicales, también al servicio de la estructura de poder de Sosa, que se ha alimentado en las últimas tres décadas de recursos federales y estatales; en los últimos tres años, por ejemplo, los montos han oscilado en los 2 mil millones de pesos en promedio. Una jugosa tajada que explica el por qué Sosa no quiere abandonar su confortable y redituable coto de poder.

La revocación a su suspensión provisional permite añadir una lectura más en el polémico caso: todo apunta a que Sosa ya cayó de la gracia de AMLO y de sus antes “socios” electorales de Morena. Las causas del rompimiento ya serán tema de otra entrega. Por el momento, el líder del Grupo Universidad ya puede ir pensando el tema de una novela que podría escribir una vez que la justicia haga su trabajo: “Crónica de una debacle anunciada”.

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