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Guerrilla vs AMLO

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SILOGISMOS

 

*  El EZLN  que  hace 25 años se levantó en armas en Chiapas, fijó su postura a los proyectos del nuevo gobierno, como el Tren Maya y la Guardia Nacional con un NO rotundo

 

Por Antonio Ortigoza Vázquez/ @ortigoza2010

Existió un tema que ya es de antaño a sucedidos recientes y fue, en el año 2007, el de la destrucción de ductos de la empresa del Estado Petróleos Mexicanos (Pemex) en Guanajuato y Querétaro por un grupo guerrillero recordarlo cobra importancia hoy en día.

Fue un grupo guerrillero, el Ejército Popular Revolucionario (EPR), quien se adjudicó esos sabotajes a instalaciones de la paraestatal, los guerrilleros dejaron en claro que saben identificar los puntos estratégicos de la infraestructura de distribución de combustibles.

Estos hechos fueron entendidos de forma aséptica y con arreglo a la información disponible, la cual tenía como fuente principal ciertas instancias del Estado y del gobierno.

Dados estos acontecimientos, el gobierno federal, que era encabezado por Felipe Calderón en esos tiempos, enfrentaba una situación de guerra. Es decir, un grupo organizado armado que actuó bajo la lógica de una guerra.

¿Seguimos, pues, en guerra? ¿Consideró el Gobierno las causales de la existencia y comportamiento del EPR y, en un sentido más, amplio, los grupos insurgentes armados que, se sabe, ya pululan por el país?

¿Hoy considera el Estado que la existencia y comportamiento de esos grupos insurgentes conforman un segmento de opinión? ¿Hoy percibe, el gobierno, la presencia de esos grupos guerrilleros?

Pero antes de proseguir, señalar aquí ciertas precisiones de obvia pertinencia: una cosa son los grupos armados, bandoleros, en realidad, de los cárteles del narco y otra cosa los guerrilleros.

La diferencia es específica, aunque, desde la perspectiva jurídica del Estado, carece de calidad paliativa y sea, en cambio, agravante. Los delitos contra la salud son delitos contra la sociedad, los cuales no se curan con “perdón”.

Y los delitos políticos, de clara tipificación penal, son, independientemente de sus móviles, naturaleza y manifestación de delitos contra el Estado.

Esa diferencia es determinante. El EPR y los grupos guerrilleros, no dañan la salud pública; dañan la percepción del Estado.

El caso de los sabotajes del EPR a Pemex fue policiaco. Y, congruentemente, el ataque fue reconocido como una expresión de terrorismo y, bajo esa lógica, como de seguridad nacional.

Pero también es un caso político. Mucha gente delinque y atenta contra el Estado mexicano bajo una legión de formas sutiles y grotescas, violentas y/o pacíficas inclusive recursivas, motivada por la política.

El EPR, mediante su órgano de difusión, El Insurgente, en la edición 187, denunció que en las elecciones del 1 de julio, soldados, marinos y policías de diferentes corporaciones aplicaron “e impusieron un latente estado de sitio bajo la bandera de la ‘protección a los ciudadanos’”.

El grupo guerrillero, fue tajante al señalar que la victoria de Andrés Manuel López Obrador haya sido una “revolución sin muertos”, pues en dicho comunicado, señalan que la llegada de Morena a la administración federal se dio entre más de 300 mil detenidos-desaparecidos, más de 300 mil ejecuciones extrajudiciales, más de 300 mil presos, la mayoría es de manera injusta, y más de 1 millón 200 mil desplazados con violencia. “Sobre estas víctimas del terrorismo de Estado es que se tiene una victoria electoral”.

Así mismo, el EPR señaló que la exigencia inmediata del pueblo, al gobierno federal es la desmilitarización del país, el desmontaje inmediato del Estado policíaco militar, la abrogación de la Ley de Seguridad Interior, la presentación con vida de todos los detenidos desaparecidos de “ayer y hoy”, el juicio y castigo a “los criminales de Estado”, la desarticulación de todos los cuerpos policíaco militares especiales y paramilitares, quienes “ejercen la represión y el terrorismo de Estado contra el pueblo”.

Y aclaró el grupo subversivo: “Las víctimas del terrorismo de Estado durante el régimen neoliberal son parte de la memoria histórica, no se pueden olvidar, son producto de la violencia sistemática y generalizada de la política de gobierno y, por tanto, la exigencia de juicio y castigo a los responsables no es moneda de cambio.”

Pero hay más, pues en los primeros días del mes de julio y de haber triunfado en las urnas López obrador, tres organizaciones armadas dieron a conocer su postura ante el triunfo de AMLO y la Coalición “Juntos Haremos Historia”, conformada por PT-Morena-PES, y que se también se encumbraron con la mayoría parlamentaria para diputados, senadores y congresos locales, así como gubernaturas en disputas.

Fue así que las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN), exigen apertura de archivos, así como el retiro del Ejército de calles, pueblos y comunidades. En el caso del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), cuestiona que “los cambios nunca vienen desde arriba”. Finalmente, el Ejército Popular Revolucionario llama a continuar la guerra popular hasta el triunfo del socialismo y, en especial, de su Comité Central.

El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), fue tajante al señalar que: “No, nosotras, nosotros, zapatistas, NO nos sumamos a la campaña por ‘el bien de todos’, primero los huesos.  Podrán cambiar el capataz, los mayordomos y caporales, pero el finquero sigue siendo el mismo. Con AMLO no habrá cambio, pero sí desilusión”, vaticinó el grupo armado es comandado por Marcos.

El Ejército Popular Revolucionario, pide seguir en guerra popular

El EPR, acusó que “El proceso electoral en curso para relevar la junta administrativa de la burguesía está en su fase culminante, los estridentes golpeteos mediáticos de politicastros de todo signo partidista y las contradicciones no antagónicas entre los aspirantes a la silla presidencial se han guardado en los subterfugios de la ’democracia’, para pasar de la diatriba a la ‘reconciliación’, he ahí la farsa y trampa de la democracia burguesa, que más allá de los matices que pueda adquirir cada seis años, su esencia radica en la legitimación del régimen y la dictadura del capital.

“La transformación de México no se dará en las urnas, éstas sólo legitiman a los verdugos del pueblo, garantizan impunidad a los criminales de Estado y han entronizado la dictadura del capital”; señalaron los guerrilleros.

El grupo armado llamó “a la revolución socialista, a vencer o morir, a la guerra popular y al triunfo del Comité Central del Partido Democrático Popular Revolucionario y la Comandancia General del Ejército Popular Revolucionario”.

Pero, por otro lado, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que 25 años atrás se levantó en armas en Chiapas, fijó su postura a los proyectos del presidente Andrés Manuel López Obrador, como el Tren Maya y la Guardia Nacional, esa postura fue la de un no rotundo.

La dirigencia Zapatista, junto con organizaciones afines a su movimiento, así como simpatizantes de los encapuchados, fijaron las acciones que tomarán contra el flamante gobierno del Peje presidente y le mandaron un mensaje: “Vamos a pelear. Vamos a enfrentar, no vamos a permitir que (López Obrador) pase aquí sus proyectos de destrucción. No le tenemos miedo a su guardia nacional, que cambió de nombre, para no decir Ejército”, expuso el subcomandante Moisés al leer el comunicado oficial del EZLN.

También acusaron al nuevo gobierno de buscar una reforma constitucional “para crear, con decenas de miles de militares, una guardia que cumpla labores de seguridad pública”.

“Nosotros le decimos que no le creemos”, dijo Moisés al calificar al presidente de “tramposo” y “mañoso” por querer pretender que está con los pueblos originarios de México cuando en realidad, dijo, busca “destruirlos”.

Los zapatistas también criticaron otros proyectos, como la siembra masiva de árboles en varios estados, incluido Chiapas, donde tiene su base el EZLN y la manera en que el nuevo gobierno busca impulsar la construcción del Tren Maya, para conectar a los cinco estados del sureste.

 

El subcomandante zapatista Moisés dijo no creer nada de AMLO. “Solo porque la Madre Tierra no habla, sino le dijera ‘chinga tu madre, vete a la chingada’”; de acuerdo con el reporte del diario Reforma.

Hoy, el presidente López Obrador ha lanzado la convocatoria para dar vida a la Guardia Nacional, sin que aún se haya aprobado por el poder legislativo, para que 50 mil jóvenes se sumen a las fuerzas federales, JUVENTUD que se enfrentará, a fuego y sangre, contra grupos guerrilleros, del narcotráfico, crimen organizado, asesinos, violadores, delincuentes de cuello blanco y huachicoleros.

Muy lejos quedaron los tiempos de amor entre AMLO y los zapatistas, los guerrilleros siempre han externado, sin tapujos, las marcadas discrepancias con López Obrador y en 2006, la primera vez que fue candidato a la Presidencia, el subcomandante Marcos, por años vocero del ELZN, llamó abiertamente a no votar por el hoy presidente López Obrador. El horno no está para bollos, y como que comienza a oler a quemado.

 

 

 

 

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