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POR ANTONIO ORTIGOZA VÁZQUEZ
Comienza la cuenta regresiva en el cuartel general del PRI en Hidalgo. Los comentarios de pasillo y mesas de cafés que se dejan escuchar colocan a cada uno de los “suspirantes” a la silla grande de Plaza Juárez, como la favorita o favorito para arribar a la próxima contienda electoral.
Fayad, Penchyna, Mayorga, Rojo, Moctezuma son los apellidos predilectos para las apuestas de palabra entre la sociedad y grupos de poder de la entidad. Dicen que ya falta poco, que la buena es una, que el bueno es otro y que el as bajo la manga es éste otro más.
Pero, ¿qué significa la próxima elección? Bueno, simplemente el inicio de un proyecto presidencial. Sí, se trata de sumar y no de restar. Se trata de “amarres”, de estrategia, de un futurismo que se antoja cercano, de cerrar filas para hacer frente a personajes que viven de la denostación, de colgarse de un puñado de comentarios críticos, que han sido sembrados en las redes sociales; y digo un puñado, pues somos algo así como 120 millones de mexicanos.
La combinación entre derecha e izquierda parece que se convertirá en una negra nube llena de problemas, pues difícilmente veremos a un Francisco Xavier Berganza levantando la mano de José Guadarrama Márquez o la del senador Isidro Pedraza. Así mismo se ve imposible que alguno de esto dos perredistas le levante la mano al cantante Francisco Xavier.
Xochitl Gálvez y el gobernador de Puebla, Moreno Valle; buscan poder colocar al cantautor Berganza como el candidato en la coalición PAN-PRD, algo que los expertos en opinión política ven como una candidatura difícil de concretarse.
Y en todo este entramado de dimes y diretes la cuenta regresiva avanza y en el PRI hidalguense falta muy poco para ver emerger el ansiado humo blanco.
