Inicio Columnas LA PESTILENCIA DE EVARISTO

LA PESTILENCIA DE EVARISTO

1297
0

Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 29 segundos

«Los cobardes mueren muchas veces antes de su verdadera muerte…»

William Shakespeare

En política, eso es y se llama cobardía.

Por Samuel Cantón Zetina

La gente puede pensar que Evaristo Hernández fue “valiente” cuando reveló que el agua entubada del Centro “parece y huele a agua de pantano”.

Pero no lo fue.

Al contrario, volvió a ser miedoso y a rehuir sus propias responsabilidades.

El alcalde anunció que mandaría un escrito a la Secretaría de Salud, “incluso copia a Derechos Humanos”, para que “le autorice si quiere que sigamos dando agua así, o paramos las plantas”.

Lo último supondría que a los hogares de 400 mil personas no llegaría agua alguna.

¡Nada!

Eso que “parece y huele a pantano”, según informaron al Dragón, es agua estancada por mucho tiempo que, con la turbinación, baja por los ríos Grijalva y Carrizal.

Además, “con un color que es muy diferente al agua que consumimos…”, relató él mismo.

SAS, de acuerdo a Evaristo, “ha hecho todo lo que humanamente tiene que hacerse”, usando incluso más químicos.

Nada que se le quitó lo maloliente al agua.

Ni hablar del color negro -¡guácala!- de las aguas negras.

Y todavía un colaborador del presidente, con un sentido del humor único, “informó” que el agua podrida no es apta para el consumo humano.

¡Por si las dudas!

Ahora veamos qué fue lo que realmente hizo el eterno aspirante a gobernador.

Claramente “se lavó las manos”, y puso contra la pared a Salud, y a su titular, Silvia Roldán, porque ahora toca a esa dependencia “autorizar” si se sigue distribuyendo agua apestosa o se interrumpe el suministro.

Sin embargo, ¿qué dice la fracción III del artículo 115 constitucional de las facultades del municipio respecto al derecho a la salud consagrado en la Carta Magna?

Habla, expresamente, “de las funciones y servicios que deberán asumir”.

Comienza -inciso A- por “el agua potable, el drenaje, el alcantarillado, y el tratamiento y disposición de las aguas residuales”.

¿Cumplió Hernández con nada más advertir y pasar “la papa caliente” a Salud?

No, porque al pedir “autorización” actuó como mero director de Obras Públicas del gobierno estatal -de por sí, en dos periodos ha sido incapaz de reclamar para ese ámbito el manejo de la seguridad-, y borró la autonomía municipal.

Si no había solución, porque el SAS hizo todo “lo humanamente posible”, y el agua se mantuvo con olor y color de pantano, ¿para qué Evaristo buscó reflectores para involucrar a Roldán, y al mismo Adán, sino para salvarse y quedar como “valiente”?

No los implicó creyendo que tenían el remedio.

Lo hizo para que sean ellos quienes paguen el costo de su ineptitud y cobardía.

Dejar una respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here