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Los Charrez y su mensaje intimidante a Baptista

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La toma de la máxima tribuna del estado.

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SILOGISMOS

 

*  El legislador siente la presencia de los que ha traicionado; la reasignación de recursos fue el pretexto para que los habitantes de Ixmiquilpan, lo encararan y le entregaran el mensaje de los hermanos Charrez, quienes no olvidan, ni perdonan

 

Por Antonio Ortigoza Vázquez/ @ortigoza2010

Especial de Expediente Ultra

La convulsión social que se advierte en México tiene lógica propia —causas, efectos, contradicciones, continuaciones, etcétera— y ocurre a la par o en combinación a la descomposición del Estado mexicano.

Esa convulsión es creciente y anuncia un estancamiento económico y una peligrosa acumulación de problemas sociales, no siempre registrados ni comprendidos a cabalidad por muchos compatriotas cuyas prioridades serían las de un conformismo inducido.

Ese conformismo resulta de la acción sistémica de los medios de control social —iglesias, régimen educativo, partidos políticos, fuerzas armadas, burocracia, etcétera—y otros segmentos y semejanzas históricas de nuestra condición social.

Tampoco es registrada ni comprendida esa convulsión social ni la descomposición del Estado mexicano por los propios personajes de éste, inmersos como están en la corrupción cínica.

Esa corrupción es, desde luego, moral, ética e incluso cultural. No sólo simulan el saqueo al patrimonio del pueblo, sino que incurren en conflictos de interés mediante simulación en beneficio personal y de terceros.

El fin de semana y el día de hoy, no pocas ciudades principales del país fueron escenario de esas expresiones de la convulsión social como bloqueos de puentes fronterizos, enfrentamiento entre civiles y policías en el Congreso de la Ciudad de México y una toma de tribuna en el Congreso hidalguense, por parte de habitantes, de por lo menos, 20 comunidades del Municipio de Ixmiquilpan, Hidalgo.

Todas las expresiones registradas en éste lapso —desde el sábado al lunes— tienen entre sí una conexión sutil, cual cableado por el cual corren impulsos de energía social, aunque exhiban diferencias de fondo y de forma, ideológicas y políticas.

La conexión tiene significados y cadenas de trascendencia, dependiendo ésta de la representatividad de clase y estrato social, de conciencia de las causas estructurales de la realidad, y de sus propuestas.

Algunas propuestas son estricta y condicionadamente coyunturales —como la limpia de malos funcionarios públicos—; otras son franca y declaradamente revolucionarias, enunciadoras de cambios reales, sin importar el daño colateral a miles de familias.

En ese contexto de las secuelas terribles como incertidumbre social, inseguridad pública, injusticia aguda, desigualdad dramática,  también se advierten las premisas mayores que conducen a silogismos inexorables de reivindicación.

El malestar social que comienza a sentirse  propone mucho más que la rotación (renuncia o cese) de funcionarios gubernamentales ante la ineptitud y corrupción. Propone cambiar las condiciones que causan el fenómeno.

Cierto es que la ineptitud de los funcionarios públicos –desde el Presidente hasta el policía de barrio– acentúa la inseguridad pública e incluso la fomenta interesadamente o por omisión, pero no la causa.

Las causas se localizan en la esencia misma de la forma de organización económica, política y social (el sistema educativo, la falta de los derechos laborales) que existe en México. Esa forma de organización es aberrante, perversa, antisocial.

Así las cosas, la coyuntura entre la molestia social y la política barata o de comparsa, se dejó sentir el día de hoy en Hidalgo, pues el presidente de la Junta de Gobierno del congreso estatal, el morenista Ricardo Baptista sintió el músculo de los allegados de la familia Charrez; la traición ha sido el estandarte de Pascal y Cipriano, hermanos de los que puede  decirse sin caer en exceso, que fueron y son por comisión, caciques de horca y cuchillo, pero que sus móviles son, lisa y llanamente, bajos y corrientes, pues ambos son ambiciosos del poder por el poder, vengativos y con buena memoria.

Seguramente, los Charrez serán un dolor de cabeza  muy intenso para los diputados de Morena. Y no sólo eso. Éste personaje, Baptista,  inició simultáneamente, sin condiciones ni negociaciones previas, el desmantelamiento de los verdaderos fundadores de Morena en Hidalgo. Entregó, pues, en bandeja de plata el patrimonio palpable y tesoro intangible de Morena al grupo Universidad, principalmente a su gurú político, al presidente del Patronato de la UAEH, a su patrón Gerardo Sosa Castelán, hoy investigado por la ley federal y que ha sido olvidado por quien, en alguna ocasión presumiría, era su amigo. Hoy, ese supuesto amigo de Don Sosa,  es el presidente de México.

 

 

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