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PRIÍSTAS DE HIDALGO, LE APUESTAN A LA DEBACLE ELECTORAL DE MORENA

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*  Los errores del Grupo Universidad en el Congreso Local y las rupturas con los grupos internos, hacen peligrar sus preferencias en el electorado; el daño ocasionado a la imagen partidista por los yerros de personajes como Ricardo Baptista, es considerable, pronosticando un eventual retorno del PRI

Por Antonio Ortigoza Vázquez

Instalados como espectadores de un renacido Coliseo Romano, los priístas de Hidalgo apuestan a que el alto desencanto del electorado se convierta en el león que engulla en la arena electoral a los ensoberbecidos morenistas en las elecciones de este año en que se renovarán las alcaldías del estado.

Para Morena los yerros e ineptitudes de sus legisladores han tenido secuelas funestas: la descomposición rampante en la vida democrática y política en su partido, son el reflejo de la crisis que enfrentan. Y eso lo saben muy bien, pero insisten en tapar el sol con un dedo y asirse a la inercia del Efecto Peje del 2018 para echarse a la hamaca.

Indudable que en el exceso de confianza pueden llevar su penitencia pues su descomposición interna ha colocado a Morena en la antesala de un probable derrumbe electoral. El tiempo se les acaba y el proceso de designación de candidatos ha puesto en un dilema a la cúpula de poder morenista, en la entidad.

La lectura del PRI hidalguense, lo registra así: El trabajo del gobernador Omar Fayad y su buena relación política con don López, pone nerviosos a los morenistas, esos que han surgido del Grupo Universidad, facción que ha provocado una desintegración en la unidad partidista e ideológica en ese partido, por su desbocado pragmatismo.

Las causas de esa desintegración se localizan, objetivamente, en la inepcia, corrupción y entreguismo –traición a sus bases— por parte de la bancada morenista en el Congreso Local, a los intereses del Grupo Universidad, que es comandada por un alfil de Gerardo Sosa Castelán, el ya vapuleado y deshilachado diputado Ricardo Baptista.

Desde la cúpula del PRI, y lo saben muy bien, una victoria en este 2020 sería un preludio de su retorno al Poder Legislativo local y federal; con ese triunfo comenzarían con la reconstrucción de sus bases, estructura política y electoral, y así dar la batalla en busca de recuperar las curules en el 2021. Le apuestan al desastre morenista y lopezobradorista.

Tal hecatombe se vislumbra cercana, siendo la causa de la angustia preelectoral (y existencial) de Morena en Hidalgo. La descomposición de ese partido se ha acelerado y sus integrantes lo palpan, lo viven y lo externan a diario en los diferentes medios de comunicación.

Sin embargo, ni el Grupo Universidad, ni sus partiquinos legisladores identifican la causa de su crisis preelectoral. Para el morenismo hidalguense, la desventaja resulta del quehacer «desestabilizador» en que se han enfrascado los integrantes de su partido, que han provocado factores de división en las filas de Morena.

Esos factores son resultado de la crisis ideológica, política y de identidad partidista, causada por la obsesión de los operadores de la franquicia “MORENA” en Hidalgo y su insensatez de abrir las puertas a tránsfugas de otros partidos.

Esos factores los conoce Don López, pues en sus visitas a Hidalgo, jamás se ha visto a los legisladores “moreno-sosistas” al lado del mandatario federal. Significativo que nunca han estado en algún templete con don López; incluso, el diputado Ricardo Baptista se ha enfrentado con el subsecretario de Gobernación, Ricardo Peralta,

Su lejanía con don López, con diputados federales y senadores, es muestra que esta debacle de Morena en Hidalgo, se antoja irreversible.

En tanto, los priístas se acomodan en las gradas del Coliseo Hidalguense, esperando pacientes que el enfurecido “león electoral”, se engulla a los morenistas, en los cercanos comicios.

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