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Quieren controlar todo

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Después de haberse hecho, a la mala, de organismos autónomos como las comisiones Nacional de los Derechos Humanos y Reguladora de Energía, el oficialismo ha lanzado abiertamente un asalto sobre el Instituto Nacional Electoral y la Universidad Nacional Autónoma de México.

El presidente del INE, Lorenzo Córdova, y el también consejero Ciro Murayama están claramente en la mira. Buscan destituirlos o, por lo menos, restarles poder. Esto ocurre en momentos en que la Cámara de Diputados ha abierto el proceso para renovar cuatro de las once posiciones en el Consejo General, el cual deberá completarse en abril.

La ofensiva para controlar la UNAM no ha sido menos indiscreta. A la toma de más de una decena de planteles de la Universidad Nacional se ha sumado ahora una iniciativa de ley presentada por el diputado federal morenista Miguel Ángel Jáuregui para “democratizar las formas de gobierno” en la máxima casa de estudios, a fin de que “al rector, a los directores de las escuelas y facultades, así como a los directores de los institutos de investigación los elijan sus propias comunidades por medio de elecciones abiertas (…) a través del voto libre y secreto”.

Para ello, Jáuregui propone reformar los artículos 2, 5, 8, 11 y 12 de la Ley Orgánica de la UNAM.

Poco después de que se conociera que dicha iniciativa fue incluida en la edición de la Gaceta Parlamentaria del martes 18 –paso previo para ser discutida en comisiones–, diversas personas hicieron sonar las alarmas.

Entre ellas el usualmente cauto rector, Enrique Graue, quien mediante un boletín, publicado la tarde de ayer, manifestó su “rechazo absoluto a este intento de intromisión en la vida universitaria”.

Graue agregó que la iniciativa había provocado “sorpresa e indignación” en la comunidad universitaria, y que “sólo puede ser interpretado como un intento de desestabilizar la vida universitaria, en momentos en que la UNAM lleva a cabo los cambios pertinentes a su normatividad para que las y los universitarios convivan en un ambiente de respeto, paz y seguridad”.

A juicio del rector, esta intentona de acabar con la mecánica interna para renovar los cargos directivos en la UNAM tiene un contexto: el de otras iniciativas, presentadas ante los congresos locales, “en lo que parece una escalada” contra la autonomía de las universidades estatales.

Ante la reacción de Graue, la bancada de Morena obligó a Jáuregui a retirar su iniciativa, pero ahí quedó ésta como una amenaza de lo que puede ocurrir en cualquier momento. El episodio recuerda a otros, como cuando legisladores del propio Morena propusieron eliminar las comisiones bancarias.

“Acto de provocación política”, le llamó, con razón, el también diputado federal Antonio Ortega, del Partido de la Revolución Democrática.

La única otra posibilidad es que los diputados de Morena actúan sin concertación. De no haber estado enterado Mario Delgado, el coordinador de la bancada, de una iniciativa que iba a provocar –era lógico– una ruidosa condena en varios sectores, quiere decir que Delgado anda en la luna.

Por lo demás, es absurdo que un partido que no puede regir su vida interna sin disensos escandalosos pretenda dar lecciones de democracia a la UNAM, cuya Junta de Gobierno ha sido un baluarte de estabilidad desde hace mucho tiempo.

La renovación anual de uno de los 15 integrantes de la Junta –cada uno de ellos dura en el cargo dos sexenios y medio–, hace muy difícil que la mayoría pueda ser capturada por el gobierno en turno, lo cual asegura que la elección del rector y de los directores sea materia de negociación y no de dedazo.

Que Morena se ocupe de resolver sus propios problemas –que bastantes tiene– y deje en paz a la Universidad Nacional.

https://www.excelsior.com.mx/opinion/pascal-beltran-del-rio/quieren-controlar-todo/1365190

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