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SCHERER Y LOS DEMONIOS FREUDIANOS DEL SERVILISMO

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Ninguna de las tareas que realizó

 el Ejecutivo fue tan compleja como

la de elegir a la persona precisa

para ocupar el puesto adecuado.

                         Thomas Jefferson.

En las obras de Aristófanes, los

Sicofantes aparecen como individuos

bajos y despreciables, que cobraban

por hacer denuncias falsas y buscaban

posiciones a través  de la adulación.

¿A quién se debe tapar la boca?

GUSTAVO CORTÉS CAMPA

Julio Scherer Ibarra cometió un dislate en múltiples sentidos debido a su escaso dominio de la erística.

El director jurídico de la Presidencia de la República incursionó en asuntos relativos a la imagen presidencial y metió la pata en forma tan profunda que, además de hilaridad, generó también la sospecha de un altamente probable wishful thinking  que campea en rumbos de Palacio Nacional.

Freud los denominó actos fallidos del subconsciente, algunos relativamente inocuos, pero los hay reveladores de posibles ideas, temores o convicciones que se pretenden mantener ocultas para evitar conflictos profesionales, laborales, conyugales y/o políticos.

En el programa de  Carmen Aristegui, la periodista abordó el tema ya candente de las reacciones del INE, fundadas sólidamente en la ley electoral vigente, hacia el presidente López Obrador.

Se abordó, pues,  el asunto de los apercibimientos, amonestaciones, multas y también los hipotéticos –por el momento- arrestos al primer mandatario, por su conducta ya ostensiblemente contumaz en meterse en temas de la campaña electoral, con adjetivos descalificativos contra las autoridades en la materia, además contra empresarios, intelectuales y grupos “de la sociedad civil”. Y sus expresiones, además, lindan frecuentemente con la injuria y la calumnia.

¿A QUÉ “REPORTEROS” SE REFIERE, DON JULIO?

Planteado el tema por la periodista, el funcionario soltó lo siguiente: “El presidente tiene un problema, Carmen: hay qué taparle la boca a los reporteros… hay qué decirles a los reporteros ‘usted no puede preguntar de esto y no puede preguntar del otro, porque entonces pone en riesgo al presidente de que el INE le ponga una multa o lo meta a la cárcel”.

Eso se reprodujo en automático, y de forma “viral”, en las redes sociales.

Aristegui, también de inmediato, subió a las redes esa parte de la entrevista para beneficio del contexto y la precisión, lo que no necesariamente favoreció al poderoso funcionario.

Ante las centenas de miles de comentarios (hirientes algunos, irónicos otros, ríspidos muchos), Scherer optó por “una aclaración” en el siguiente sentido:

“Lamento que una frase coloquial que expresé esta mañana se confunda con un llamado a la censura. Nada más alejado de mis convicciones (¡sic!) que eso. Mi respeto incondicional a los periodistas es absoluto. Ofrezco (sic) una sincera disculpa por ello”.

 La pregunta surge natural y obligada: ¿A qué reporteros se refiere don Julio?

EL MUNDO FANTASIOSO DE “LAS MAÑANERAS”

En los últimos años se le ha dado en llamar “realidad virtual” a lo que hace decenios conocíamos como “mundo fantasioso”,  lo que eran simulaciones de determinadas realidades, que podrían ser del mundillo político, económico, académico, deportivo, farandulesco…

Eran representaciones de tipo satírico, burlesco, tanto de género teatral, cinematográfico. Se echaba mano de la comedia burlesca, la sátira, con el modelo cervantino de “El patio de Monipodio”.

Hubo comediantes con altas calificaciones, como Germán Valdés “Tin Tan”; Jesús Martínez,  “Palillo”; Manuel Medel, Adalberto Martínez, “Resortes”, entre otros más

Pero llegó el tiempo en que los presidentes de la República comenzaron a hacerles la competencia. Ante la caída de la producción agrícola por la demagogia agraria, Luis Echeverría echó mano de una frase inmortal: “Ni nos perjudica ni nos beneficia: todo lo contrario”.

Cuando nos cayó encima una brutal devaluación por una deuda monstruosa, José López Portillo convocó a los mexicanos: “No nos autosuicidemos”.

LOS SICOFANTES DEL “SALÓN TESORERÍA”

Hace dos años que la comedia de enredos cervantina, en versión tan burda como cínica, se trasladó a un salón de Palacio Nacional.

Unos tipejos de execrable catadura moral, no digamos la inexistente calidad profesional, hacen una  infame parodia del oficio de reportero. Y el presidente de la República en papel de partiquino.

Los entendidos, casi desde el principio, se dieron en automático

Yo simulo que soy reportero y el señor presidente simula que responde con precisión a “las preguntas”.

Una “respuesta” puede ser un soporífero monólogo de 45 minutos, pero también hay “preguntas” de alrededor de 25 minutos.

En ese contexto,  se han dado las “respuestas” que ocasionaron ya “apercibimientos” del INE, por violar la ley electoral.

Hace apenas unos días, uno de esos sicofantes palaciegos, presidencia cotidiana en el “Salón Tesorería”, en torno al tema caliente de la inescapable controversia constitucional contra la prolongación de dos años al periodo del ministro Zaldívar Lelo de Larrea en la presidencia de la Suprema Corte, que deberá resolverse por voto mayoritario calificado de los ministros, el tipejo soltó, con la frescura de siempre:

“Señor presidente, si en esa votación, los ministros que  voten en contra de la permanencia del ministro Zaldívar ¿No cree usted que estarían incurriendo en corrupción?”

Con expresión que pretendía ser grave, el presidente López Obrador respondió: “Sí, estoy de acuerdo, estarían apoyando la corrupción, serían corruptos…” y enseguida, una retahíla de descalificaciones, señalamientos  gratuitos y acusaciones al Poder Judicial, de unos 25 minutos.

No provocó eso ningún reportero. Los reporteros de verdad, a veces se cuelan en “la mañanera”, pero difícilmente consiguen hacer una pregunta. De hecho, en los últimos meses han desaparecido del escenario.

Don Julio Scherer Ibarra tendría que callar a los sicofantes de Palacio Nacional, no  a los reporteros.

Pero para eso, tendría problemas con Chuchín Ramírez Cuevas, con Epigmenio Ibarra, con Johnny Ackermann…

Ya sabrá él si se echa el tiro.

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