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STALIN APLICÓ EN RUSIA LAS PRÁCTICAS DE CONTROL Y EXTERMINIO DE HITLER

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El Gulag fue una réplica de los campos de concentración nazis

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*  El Gulag fue un  centro de concentración y exterminio para suprimir a cualquier tipo de oposición al dictador ruso  bajo el parámetro de encarcelamientos y fusilamientos a los cuadros dirigentes del partido y del ejército que le estorbaban en el ejercicio de su dominio absoluto

 

JOSÉ LUIS AGUIRRE HUERTA *

Especial para Expediente Ultra

José Stalin, el dictador,  asume la máscara del comunismo para ejercer la propiedad y el exterminio de la población rusa, un hombre siniestro que adopta el disfraz de comunista para convertirse en epígono de las estrategias de Hitler de matanzas a poblaciones enteras muy al estilo del nazi-fascismo alemán.

Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, se encarga de trastocar la ideología Marxista para vender a Hitler la traición a los republicanos en plena Guerra Civil española, el hijo del zapatero Georgiano, egresado de un seminario ortodoxo se sienta en la mesa de las negociaciones con Hitler para secretamente convertirse en su aliado y saboteador de la lucha republicana contra el fascismo franquista.

A cambio de la traición al presidente Manuel Azaña, líder demócrata y luchador social contra el golpe militar de Francisco Franco, este último mecido por la mano de Hitler, Stalin obtiene la donación en su favor por parte del Reich de los países colonizados como Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Yugoslavia y Rumania.

El pago realizado por Hitler es bastante generoso, a cambio, Stalin entrega armas y municiones inservibles a los republicanos españoles y  lograr el triunfo de Franco en una dictadura pertinaz sobre España para convertir a esta, en bodegón de los embutidos para el pueblo Alemán.

Stalin tras la sombra de Lenin en 1924, logra consolidar su poder con la idea de defender al socialismo en un solo país y se vuelca contra sus aliados, orquestando la tenebra bolchevique, en juicios de fusilamiento sumario  contra  los lideres leninistas, como  el caso de Bujarin, a quien le orquesta la calumnia de apoyar a Trotsky y lo condena a muerte siempre bajo el paraguas de su habilidad y capacidad de manipulación.

Emprende una dictadura basada en el Gulag, centros de concentración y exterminio para suprimir a cualquier tipo de oposición, bajo el parámetro de encarcelamientos y fusilamientos a los cuadros dirigentes del partido y del ejército, que le estorbaban en el ejercicio de su dominio, se calcula el número de ciudadanos condenados a trabajos forzados en la esclavitud de los Gulags de Siberia, a partir de 1935 alcanzó la cifra de entre 5 y 10 millones de personas, la mayoría de los prisioneros contribuyeron a la construcción de una formidable infraestructura industrial en la Unión Soviética.

Al obtener la victoria de la gran guerra, logra en las conferencias de Teherán, Yalta y Potsdam el reparto del mundo en dos grandes bloques ideológicos.

La Unión Soviética permaneció esclavizada por los designios y caprichos de un loco, bajo un cuadro de esquizofrenia siempre asediado de la sospecha de planes conspirativos para asesinarlo. No comía hasta que otra persona probara el alimento de iba a ingestar, bebía un té  que venía en paquetes cerrados y solo un sirviente estaba autorizado a abrir. Incluso hacia analizar el aire de su despacho del Kremlin para detectar si había partículas toxicas.

No cabe duda que el dictador presentó síntomas de Sicopatía y egocentrismo, nunca tuvo sentimientos de culpa ni aceptaba que lo culparan de nada, manipulador, de brutal pensamiento totalitario y exterminador contra quien se atrevía a enfrentarlo; un hombre solitario con instintos criminales propios de los asesinos seriales, no establecía lazos afectivos, incapaz de manifestar calidez o de sentir compasión, una vida dedicada a acumular poder, con un sentido frugal y sin proclividad para el amasamiento de fortunas, muere de accidente cerebro- vascular en marzo de 1953.

Un mundo aparte, la obra literaria de Gustaw Herling Grudzinski, escrita sobre los dos años que pasó en el campo de exterminio del Gulag, en un viaje a los infiernos del stalinismo, en campos de trabajo esclavo donde fue detenido el autor Herling, en 1940 acusado de espionaje para organizar una resistencia contra los nazis en 1939 cuando Alemania invade a Polonia:

Herling decide cruzar la frontera entre Lituania y Rusia para organizar una resistencia contra los nazis, paradójicamente la policía soviética lo detiene, a causa de su plan, en merito que la Unión Soviética y Alemania habían firmado un pacto en 1939 denominado Molotov-Ribbentro estableciendo un pacto de no agresión entre los dos países.

En esta suerte Gustaw es acusado de conspiración indirectamente contra la Unión Soviética y deportado a Erchevo, un complejo a orilla del Báltico, construido con la fuerza de trabajo esclavo de prisioneros en condiciones de 40 grados bajo cero, horarios interminables y con la alimentación solamente de 300 gramos de pan y un cuenco de sopa.

Bertrand Russel, el entrañable filosofo inglés a principios de los años 50 del Siglo XX, se encarga de prologar la edición inglesa con una traducción directamente del polaco, y después de innumerables complicaciones para su publicación; es editada por la editorial Asteroide, como una palpable muestra del enorme sufrimiento humano, porque el hombre tiene una gran capacidad de resistencia frente al dolor, a la tortura y el exterminio en miserables condiciones infrahumanas, es un testimonio para impedir el olvido o la indiferencia de los hechos desplegados por la dictadura estalinista, en un mundo sin piedad, en condiciones extremas, donde se orquesta el aplastamiento de todo aquello que se oponía al régimen de Stalin.

El martirologio persigue la total desintegración de la personalidad, hombres sometidos al frio extremo, 40 grados bajo cero bajo trabajos extenuantes de 13 horas diarias al intemperie, talando árboles y devastando la madera, bajo una locura de hambre con magras raciones de pan y sopa aguada, vestidos con harapos atados con cuerdas, sufriendo enfermedades como el escorbuto o la pelagra, sus cuerpos infestados de postulas, y el peor de los infiernos el transporte a Kolimá, algo parecido a las cámaras de gas alemanas en donde se practicaba la matanza a los presos de mayor merma en salud, es decir tiraderos de desechos humanos.

Los hombres del Gulags, se mutilaban para poder respirar, días de descanso en el barracón del hospital, pero esto suponía con frecuencia su condena a muerte al ser considerados conspiradores de sabotaje en el campo de trabajo por parasitismo social, los castigos para un universo de inocentes, quienes posteriormente se convertirían en desperdicios humanos. Por ende los prisioneros conciben a la muerte como el bien supremo cuando todo lo demás ha fallado, se tiene la esperanza de la liberación por esa vía.

Las mujeres además debían pasar por el doble infierno de la violación por presos y guardianes, y de la venta de su cuerpo para obtener más pan, se les veía con frecuencia pasar por el barracón hospitalario para parir hijos destinados al hospicio. Estamos en presencia de las entrañas más desgarradoras del ser humano.

El Gulag se dividía en tres niveles, los buitobqui, criminales comunes con condenas leves; los urka criminales feroces e incorregibles; y, por último, los belo-rusiki presos políticos con menos posibilidades de sobrevivencia. Los más vejados y obligados a trabajar con mayor crueldad.

La mayor parte de los presos políticos eran bolcheviques, Stalin purgaba, deportaba y encarcelaba a veteranos revolucionarios comunistas, funcionarios o dirigentes que habían acumulado demasiado poder, o a individuos que se apartaban de la Ortodoxia Stalinista.

La delación llegó a ser habitual en la sociedad soviética, a ultranza de los delatores de la Santa Inquisición Europea; muchas veces servía para mantener a raya a un vecino, denunciar para arruinar la carrera de alguien, para ocupar su puesto o para salvar la vida.

En los campos de concentración soviético, se despliega al trabajo como instrumento de opresión y tortura, la fatiga reventaba los cuerpos, la única forma de supervivencia era la hospitalización como refugio del cansancio extremo, por medio de la automutilación amputándose con hachas los dedos, o cortándose las piernas; las autoridades soviéticas se dieron cuenta del artilugio y ahora  obligaban a trabajar a los heridos con el pie amputado.

Kostilev un hombre dedicado a la causa Bolchevique a la que consideraba una lucha por la libertad, aprende Francés  y se vuelca en un gran lector leyendo textos franceses como Honoré de Balzac y Stendhal, encontrando, un escenario distinto por lo que deja el trabajo de su partido y se dedica a la lectura de libros extranjeros que conseguía en la clandestinidad, lo que lo arrastra a su detención y tortura arrancándole la policía una confesión de espionaje, allá en el Gulag quemaba su brazo en el fuego para impedir trabajar para sus carceleros, la lectura en su barracón constituyó el Ave Fénix de liberación humana que le permite romper ese círculo infernal.

El sistema de represión soviético detentaba un andamiaje burocrático kafkiano, miles de personas acusadas de espionaje, conspiración contra la patria, traición, y contrarrevolución, con lo que se justificaba cada crisis y estancamiento de la planificación económica, un preso denunciado porque ebrio disparó a una fotografía de Stalin dándole en el ojo, por este hecho condenado a 10 años de reclusión bajo un proceso falso, arrancando confesiones, inventando planes de sabotaje, negociando la confesión para salvar la vida de las familias.

Estamos en presencia del dolor humano, con la función suprema de escribir para constituirnos en centinelas de la libertad,  un imperativo de defensa a la dignidad, el escritor debe de ser un Espartaco para la liberación de la conciencia, aún en contra de los compendios de derecho plasmados de deshumanización, porque la ley y el derecho no deben de ser tratados de opresión Bolchevique, ni fuente de esclavitud vergonzante.

 

* Abogado de Profesión

Presidente de la Barra Interamericana de Derechos Humanos

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