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Surge el humo blanco en el TSJCDMX; Álvaro Pérez Juárez , nuevo presidente

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Álvaro Pérez Juárez queda al frente del tribunal capitalino

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*  El Pleno de Magistrados lo designa mediante votación de 59 sufragios a favor y 19 abstenciones; cubrirá el periodo de abril de 2017 a noviembre de 2018 y asumirá el cargo el  próximo 17 de abril

 

Por BLAS A. BUENDÍA y ALFONSO MORA

Reportero Free Lance / Reportero Gráfico

Especial para Expediente Ultra

El Pleno de Magistrados del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México designó en sesión pública extraordinaria, al magistrado Álvaro Augusto Pérez Juárez como nuevo presidente del órgano judicial capitalino, luego de obtener 59 sufragios y 19 abstenciones en la votación efectuada a la que concurrieron 78 de 79 integrantes, cargo que asumirá a partir del 17 de abril.

Durante la sesión, el aún presidente del TSJCDMX, magistrado Edgar Elías Azar, declaró al magistrado Álvaro Augusto Pérez Juárez como nuevo titular del Poder Judicial capitalino para el periodo abril 2017-noviembre 2018, luego del proceso de elección pública y tras el conteo de los sufragios.

Uno a uno, y en orden alfabético, los magistrados depositaron su sufragio en la urna transparente colocada al centro del salón de plenos, y posteriormente se designó a los magistrados Celia Marín Sasaki y Élfego Bautista Pardo como escrutadores, quienes de manera pública y transparente contaron a la vista de los presentes los votos.

El magistrado Álvaro Augusto Pérez Juárez requería obtener al menos 40 votos de los 78 magistrados presentes en la sesión para ocupar la titularidad del Poder Judicial capitalino, aunque los momios superaron por completo el ordenamiento establecido en la Ley Orgánica de este Órgano de Jurisprudencia.

Previo a la votación, el magistrado Elías Azar pronunció su último discurso en sesión pública del Pleno, en el que enfatizó que sus compromisos fundamentales y proyectos trazados se cumplieron con la coparticipación de todos, y recordó que recientemente el TSJCDMX pasó de tener un corte tradicional, al mejor modo de los dos siglos pasados, a un Poder Judicial moderno y preparado para el futuro, con la justicia oral implementada, que hoy ya es una realidad en todas las materias.

Puntualizó que todo ello no se hubiese logrado sin el apoyo, compromiso y audacia siempre inteligente del Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Macera Espinosa.

Hoy la Ciudad de México, destacó, cuenta con una función jurisdiccional más fuerte, ensanchada en sus horizontes de trabajo, engrandecida en su infraestructura, y presente en cada momento de la vida social de la ciudad.

Subrayó que su compromiso de servicio es con México y sus mejores causas, a las que habrá de servir mientras tenga fuerzas, con responsabilidad y cada fibra de su ser.

El magistrado Elías Azar dijo que deja el tribunal con la satisfacción de ver muchos proyectos y metas cumplidas, aunque con la frustración indeleble de no haber logrado la independencia judicial, no solo local sino a nivel nacional toda vez que él es presidente de la CONATRIB (Confederación Nacional de Tribunales de la República Mexicana).

Al final, el aún presidente del TSJCDMX informó que será el próximo 17 de abril, en sesión pública del Pleno de Magistrados, que encabezará el decano, cuando asuma el cargo el magistrado Álvaro Augusto Pérez Juárez.

Una voz firme y convincente que advierte: “…no me puedo ir con el consabido: misión cumplida”

LAS ÚLTIMAS PALABRAS DE EDGAR ELÍAS

Con una voz firme y convincente, el doctor Édgar Elías Azar inició su última disertación que debido al acto histórico protocolario, estas fueron sus palabras.

Compañeros magistrados, público en general, señores jueces:

Es ésta la última vez que asisto a una sesión solemne de este honorable Pleno como magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia de nuestra hermosa y muy diga capital del país.

Lo hago convencido de que dejo amigas, amigos, colegas y momentos, muchos momentos ya entrañables que vivirán por siempre en mí y en mi corazón.

Les tengo que decir a todos gracias, muchas gracias a todas y a todos por su amistad, su camaradería, su inteligencia y su solidaridad y su vocación de servir a la justicia mexicana, y particularmente abrazo con mucha gratitud a los que siempre reconocía como los campeones de la  justicia en este Tribunal, que son precisamente a nuestros jueces.

Atestiguó la elección el presidente saliente, Edgar Elías Azar

Lo hago también convencido de que juntos, entre todos, logramos marchar al ritmo vertiginoso de estos tiempos. Lo hicimos sin pausa ni tregua; lo hicimos con convicción y lo hicimos con resultados favorables para la sociedad y los justiciables, pero sobre todo lo hicimos con resultados muy positivos en la función jurisdiccional.

Lo hago convencido, igualmente, de que nuestro Tribunal Superior de Justicia es mejor ahora que antes, de que representa un poder dentro de la estructura del Estado moderno con toda su presencia fuerte, sentida, sólida y firme.

Me voy convencido de que muchos trabajamos durante de los últimos años, que no reconocieron ni reproche ni claudicación de nuestros principios más valiosos y de que dimos muchos pasos hacia adelante y en el sentido correcto.

Intentaré seguir sirviendo a mi país; no he dejado de hacerlo desde hace más de medio siglo, pero lo haré desde otra trinchera, poniendo mi experiencia y mis lecciones de vida del derecho; poniendo buena política, la que sé hacer, la constructiva, la entrega cotidiana que aquí recibí, el ejemplo y la enseñanza de ustedes, que mucho aprendí de ustedes.

Me iré otros lugares al servicio de quienes más necesitan, o donde yo pueda luchar para poder lograr la consabida independencia del Poder Judicial.

Créanme que no fue poco lo aprendido aquí en este Tribunal, ni fue cuestión menor lo vivido en esta casa de justicia con ustedes, con ustedes mis magníficos pares. Mi compromiso es de servicio a México y a sus mejores causas, en la que siempre, mientras tenga fuerza, estaré trabajando por ellas cada día con responsabilidad y con cada fibra de mi ser, y precisamente con nuestro país como sentimiento, como idea, como nación, como soberanía, pero sobre todo como historia.

Cuando venga lo que tendrá que venir, pondré mi mente y mi corazón con la misma fuerza como lo puse aquí. Después de pasar una vida al servicio de la Judicatura, desde los cargos más modestos, pero no menos importantes, hasta la Presidencia de esta Tribunal, desgraciadamente no me puedo ir con el consabido: misión cumplida.

Falta mucho camino por recorrer, siempre faltará camino por recorrer cuando lo que se persigue es la justicia, así haya pasado mucha agua bajo el puente durante las últimas décadas de afanes, de sueños y de empeños. Mi compromiso fundamental y mis  proyectos trazados a partir de su coparticipación fueron y están siendo cumplidos en sus propósitos y metas asequibles. Cumplí con los programas.

Transitamos de un Tribunal de corte tradicional, al mejor modo de los dos siglos pasados, a un Poder Judicial moderno, pero sobre todo preparado para el futuro, con una justicia oral que hoy ya es una realidad en todas las materias. Tenemos oralidad en la parte penal, pero también en la civil y también en la mercantil, en la de justicia para adolescentes, pero sobre todo, lo más importante de todo, tenemos oralidad, mucha oralidad en la justicia familiar que tanto la demanda.

Estos grandes avances, y así lo he dicho y quiero dejar constancia también en este momento, jamás se hubiera logrado sin el apoyo, el compromiso y la audacia siempre inteligente, del jefe de gobierno, mi amigo Miguel Ángel Mancera; a ese fraterno, amigo querido, a quien abrazo a distancia, le agradeceré siempre, y hoy lo hago a nombre del Poder Judicial de la Ciudad de México, su apoyo y su compromiso ineludible con la justicia de la ciudad.

Hoy la Ciudad de México cuenta con una función jurisdiccional más fuerte, una función jurisdiccional ensanchada en sus horizontes de trabajo, engrandecida en su  infraestructura y presente en cada momento de la vida social de nuestro país, con voz que ya resuena en nuestros ámbitos nacionales, pero también con presencia en los tableros internacionales de la administración de justicia por el respeto a los derechos humanos y el sometimiento a la ley y no a las personas, como siempre lo hemos hecho en esta institución colegida.

Eso tampoco lo hubiera logrado sin el apoyo de quienes sólo mi cariño merecen. A mi familia muchas gracias, y mi reconocimiento a mi esposa Patricia, quien siempre y siempre lo hizo…

… mi reconocimiento a Patricia, mi esposa, quien decidió siempre adoptar a todos los niños del Cendi como nuestros nietos.

He procurado cumplir mi compromiso y mi palabra. Los honro también, compromiso y palabra al retirarme antes de concluir este tercer periodo de mi gestión, según se había ofrecido oportunamente, e insisto que siempre lo dije en este recinto, que me retiraría una vez consolidados aquellos proyectos que estaban pendientes y que eran tan caros para nuestra ciudad, y precisamente lo hago hoy en este momento.

Los tiempos por venir quedarán en esfuerzos, en mentes, en destrezas renovados, que seguramente llegarán allá donde todos y todas queremos. Desde mi atalaya actual puedo asegurar que la vida no se compone por círculos cerrados ni por ciclos que concluyen. Mi pelea por la justicia nunca concluirá.

En realidad la vida es una línea que se recorre, y en la que cada paso, aún en lo inadvertido, ha contado para avanzar el recorrer el sendero de cada quien.

Paso a paso, trecho a trecho, todo cuenta; todo se mide y todo se valora; todo se pesa y todo se evalúa, y todos tenemos una historia escrita en este tribunal. La mía la escribí con tinta de sangre, con esa tinta que nunca se borra y que siempre quedará marcada en mi corazón.

Tal vez desde esos años dorados de la juventud, cuando se elige la carrera profesional y vocación para toda la vida, yo elegí la mía por decisión propia y decidí ser juez de este hermoso tribunal.

Desde aquellos primeros pasos con el conocimiento de la ciencia jurídica, formé mi destino, formé mi vida, y tracé las líneas de mi futuro. Mi trazo personal fue caminar los caminos de ésta, la justicia.

Aquí donde vive, donde se hace, donde emergen cada audiencia y en cada resolución. Nunca lo dudé y ahora aquí estoy, muchas décadas después diciéndoles a todos adiós.

Es un acto que desborda lo estrictamente profesional, aunque eso se funde, y toca las emociones, al menos las mías las más íntimas, y los sentimientos, al menos los míos, más profundos y arraigados.

Mi despedida no podía ser más grata. Me voy entre amigas y amigos que mucho entienden y comprenden de lo que hablo. Un día fui aquí bienvenido; hoy 35 años después, me siento muy bien despedido. Entregué lo que tuve sin regateos, lo entregué con pasión sana y nunca buscando discordias. Si alguna hubo sin buscarla ni provocarla, pido disculpas y perdón y me voy sin resabios ni deudas, ni compromisos, ni enojos, ni distanciamientos con nadie.

La deuda de gratitud que siempre guardaré es con nuestros amigos, los amigos periodistas, con el jefe de gobierno, con el gobierno federal, que siempre nos apoyaron en todo, y sobre todo pues a todos les tengo que decir gracias por su apoyo.

Sé que la función jurisdiccional en la Ciudad de México es una función madura, robusta y bien encaminada que integran mujeres y hombres muy valiosos, dedicados a plenitud a su trabajo, responsabilidad y vocación.

Por esa escalinata de mármol que adorna la sobria arquitectura de nuestro Palacio de Justicia, recién estrenada en aquel entonces, subí un día con paso firme y sin titubeos, pues sabía que este era mi lugar.

Venía aquí yo a buscar mi destino, y empezar a recorrer la línea de vida trazada; hoy quiero descenderla también al irme de esta función y estar entre ustedes, pero también lo haré con paso firme y con la cabeza erguida.

Hoy quiero irme recorriendo cada peldaño en descenso para llevarme en mi pensamiento cada año, cada momento, cada rostro, cada amigo que aquí conocí. Amigos que viví y disfruté muchísimo.

Me voy a seguir sirviendo a México, desde donde me encuentre con mis mejores recuerdos que serán para este tribunal y sus integrantes; amigos e integrantes de ayer, los de hoy y los que vendrán en el futuro.

Me voy con la satisfacción de ver muchos proyectos y metas cumplidas, pero con la frustración indeleble de no haber logrado la independencia judicial. El camino no fue fácil, nunca lo ha sido y nunca lo será; pero la satisfacción de haberlo recorrido perdurará por mí, en mi corazón para siempre hasta el último día de mi vida.

Me despido de todos ustedes, me despido con el corazón en la mano y a todos los abrazo y les digo que perdurarán en mi pensamiento y en mi sentimiento por el resto de mi existencia.

A nuestros jueces, los campeones, los abrazo con cariño, a mis pares, los magistrados, igualmente, y a todos les digo gracias por lograr lo que logramos en este tribunal. Muchas gracias a todos.

El Doctor Édgar Elías Azar, tras ser ovacionado por largo aplauso, se reunió en sesión privada con el Sindicato de Trabajadores del Poder Judicial del Distrito Federal, que encabeza el doctor Honoris Causa, Diego Valdez Medina, quien celebró la gestión del ahora ex presidente magistrado, que a lo largo de toda su gestión a través de su Oficial Mayor, el ahora Magistrado Carlos Vargas Martínez, se estableció una política laboral de entendimiento a pesar de sus resabios.

En este reunión estuvo el nuevo presidente del tribunal, doctor Álvaro Augusto Pérez Juárez, quien se comprometió de respetar la integridad y mejorar las Condiciones Generales de Trabajo, ya que sin su personal, abogados y secretarios de acuerdo, proyectistas y notificadores, el TSJCDMX no cumpliría la tarea cotidiana de una impartición de justicia en el entendido democrático, “una ciudad segura, es porque cuenta con una rectoría de Justicia entendida y respetada”.

 

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