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Todos los conflictos llevan a Bucareli; Osorio Chong, laborando “horas extras”

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*  Aurelio Nuño, sin interlocución con la CNTE

 

En Condominio

 

Por  Ignacio León Montesinos

Especial de Expediente Ultra

La serie de conflictos  que han brotado por el país, y de manera especial el movimiento de la disidencia magisterial de la CNTE, han terminado por conducir  el análisis  de los mismos a las calles de Bucareli donde despacha un por demás ajetreado, Miguel Ángel Osorio Chong, Secretario de Gobernación, al que si bien la naturaleza de su cargo le impone la obligación de velar por la buena conducción de la política interna del país, no le hace corresponsable de muchas de las pifias y deficiencias que otros funcionarios e incluso, el propio Congreso, abonan para atizar la hoguera del “mal humor  social”, reconocido hasta en Los Pinos.

No hay un sólo espacio  en el actual contexto del análisis político que no hable de la falta de oficio del actual Secretario de Educación, Aurelio Nuño Mayer, para sortear a la beligerante CNTE a la que pensó doblar con el encarcelamiento de sus dirigentes bajo los anémicos argumentos jurídicos de “lavado de dinero” y las sistemáticas acusaciones de “venta de plazas”, cuando los líderes de su aliado, el SNTE, practican, y con creces, las malas artes de la corrupción gremial. Hasta la fecha, miles de aviadores incondicionales al sucesor de Elba Esther Gordillo, Juan Díaz de la Torre, siguen pitorreándose del novel funcionario que amenazó con enviarlos a trabajar para desquitar el sueldo.

Osorio Chong, bajo fuego amigo
Osorio Chong, bajo fuego amigo

Problemas agrarios han reculado en el Palacio de Covián lo mismo que asuntos estudiantiles como los del Politécnico, como si Chong hiciera las funciones del Director de esa institución educativa o fuera el titular de la SAGARPA. El delicado asunto de los estudiantes de Ayotzinapa, incubado por la protección a  grupos delincuenciales del ex gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero, terminaron por  trascender el plano local para brincar al federal siendo el Secretario de Gobernación el encargado de  abrir las puertas del diálogo a las agraviadas familias.

Por si esto no bastará, la corrupción que aún permeaba con toda impunidad en los funcionarios encargados de manejar los penales de alta seguridad permitió  el escape del narcotraficante, Joaquín  Guzmán Loera, “El Chapo”, circunstancia adversa que fue utilizada por los enemigos políticos del titular de Gobernación para tratar de inmolarlo ante el país. La recaptura del capo y el descabezamiento de la red de intereses creados en los penales, vino a demostrar que Osorio Chong era ajeno la fuga y  lo deslindó de responsabilidad alguna al demostrarse que no sólo él sino la institución presidencial fueron  objeto de una alta traición de estos personajes, seducidos por el poder corruptor del dinero.

Calderón, no le duraron los titulares de Bucareli
Calderón, no le duraron los titulares de Bucareli

Los temas abordados   en la mesa de las negociaciones de Bucareli han  estado desprovistos de la consabida falacia y dobles lenguajes con que se han conducido muchos de los responsables de la política interna en el pasado. Los planteamientos  del hidalguense han sido claros  y directos, aislados  de todo sentido demagógico. Hace unos días les expresó puntualmente a los dirigentes de la Coordinadora que el tema de una probable derogación de la Reforma Educativa no está en el ámbito del Poder Ejecutivo, sino del Legislativo, encargado de elaborar, aprobar o modificar las leyes. Hacia allá deben conducirse.

Chong, y lo sabe la disidencia magisterial, cumplió hace un par de años con su responsabilidad de organizar foros de debate en el país entorno a la hoy cuestionada reforma; si  los resultados obtenidos en los mismos no fueron tomados en consideración por los diputados y senadores, es una situación que en su momento debió exigir la CNTE. Y en ése sentido, le asiste la razón al titular de Gobernación del por qué no puede admitirse el dañar a terceros cuando cada quien debe asumir sus responsabilidades en el país. Si en el Congreso radica la solución de fondo al conflicto magisterial, está  trazada la ruta hacia donde  deben encaminar sus pasos y reclamos los maestros disidentes.

Conforme transcurre el tiempo y se tejen apuestas en el sentido de que el Cuarto Informe de Gobierno del presidente será el punto de quiebre para realizar cambios de fondo en su gabinete que ajusten las piezas del ajedrez para la sucesión del 2018, el nerviosismo se apodera de muchos altos funcionarios, y cercanos a Los Pinos, que rezan a toda la corte celestial para que Osorio Chong abandone el timón de la política interna y sea enviado a un cargo de menor relevancia que lo aleje de los reflectores que ofrecen los primeros planos de la escena nacional.

El problema para quienes así piensan es que desde que hace 47 años en que fue ungido como candidato presidencial el último Secretario de Gobernación, en la figura de Luis Echeverria Álvarez, ningún titular del Palacio de Covián había tenido tantas  expectativas de lograr tan distinción; de hecho, desde el sexenio de José López Portillo hasta el de Felipe Calderón, los encargados de la política interna se movieron en una veleidosa cuerda floja que los hizo caer del cargo sin echar huesos viejos en el despacho de Bucareli, exceptuando el controvertido Manuel Bartlett Díaz que terminó el encargo en el sexenio de Miguel de la Madrid, pero perdió la nominación ante Carlos Salinas de Gortari, por quien debió sacrificar su imagen y credibilidad con la histórica “caída del sistema”.

Para tener una idea de las arenas movedizas en que se ha convertido la titularidad de Gobernación, valga señalar que en el sexenio pasado desfilaron por el puesto cinco funcionarios, ninguno de los cuales pudo contener los avasallantes problemas sociales que ahogaron la cuestionada gestión de Calderón Hinojosa.

Tal vez la virtud de Osorio Chong pueda resumirse en que el uso de la “mano firme” no implica necesariamente el uso de la “mano dura”; por ejemplo, Gustavo Díaz Ordaz,  Secretario de Gobernación en el sexenio de Adolfo López Mateos, fue un hombre  que tuvo al país en paz pero no por medio de la vía del diálogo y la negociación sino de la ley del garrote y la represión extrema. Así, mientras el presidente López Mateos realizaba acciones de gran envergadura social y política como la nacionalización de la industria eléctrica, el surgimiento del ISSSTE y el otorgamiento de los libros de texto gratuito, Díaz Ordaz se daba a la tarea de encarcelar a líderes obreros como los ferrocarrileros Valentín Campa y Demetrio Vallejo. Y en el peor de los extremos, mandar a asesinar a dirigentes agrarios de Morelos como Rubén Jaramillo.

Hay quienes siguen considerando que mermado en su salud, López Mateos no atinó a valorar en su justa medida el riesgo que implicaba al país apoyar la candidatura presidencial de un político con vocación de represor. Años más tarde, los hechos sangrientos del movimiento estudiantil de 1968, confirmaron la torcida personalidad de Díaz Ordaz, quien se inclinó por su también Secretario de Gobernación, Luis Echeverria, estrenado en los cuestionamientos nacionales tras “El Halconazo” del 10 de junio de 1971 en que los estudiantes nuevamente fueron reprimidos a manos de grupos paramilitares.

Luis Echeverria, el último Secretario de Gobernación que  llegó a la Presidencia
Luis Echeverria, el último Secretario de Gobernación que llegó a la Presidencia

Echeverria dio muestra de su inclinación demagógica pues mientras daba asilo a los refugiados chilenos tras el golpe militar  al gobierno de Salvador Allende, ocurrido en septiembre de 1973, aplicó a Rafael Galván y su movimiento obrero de la Tendencia Democrática una dosis de brutal represión al tomar las instalaciones eléctricas del país mediante un despliegue de más de 20 mil soldados, con el fin de aniquilar su movimiento de huelga. Echeverria era socialista del país hacia afuera, pero ultra derechista del país hacia dentro.

En el actual contexto donde los escenarios políticos son diametralmente opuestos y mucho más conflictivos  a los existentes hace casi 50 años, Miguel Ángel Osorio Chong ha sabido mantenerse en el cargo por méritos propios, ponderando el diálogo  como vía para la soluciones de los conflictos. Y eso es lo que preocupa a sus adversarios. Sin rodeos puede afirmarse que es el funcionario quien ha sacado las castañas del fuego. Y eso lo sabe y valora el presidente. Y lo ubica  a ser nuevamente  el Secretario de Gobernación que llegue a Los Pinos, aunque a muchos la idea les quite el sueño. Los hechos y resultados son su carta de presentación y no necesitan recomendaciones ni intrigas palaciegas. Hablan por sí mismos.

Nuestro correo electrónico: garrasleo6@yahoo.com.mx

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