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Por Samuel Cantón Zetina/ @SamuelCanton
Hace poco -4 de julio-, Guillermo Narváez Osorio habló de muchos temas del sector educativo.
De las 50 primeras obras de mejoramiento de aulas y planteles. De «estrategias concretas» para reducir deserción, bullying y acoso, y prevenir alcoholismo y drogadicción.
Narváez mantiene diálogo fluido con los padres de familia.
Y con los docentes, a los que garantiza pago a tiempo. En esa sintonía, asegura también que «está prohibido» condicionar inscripción, a cambio de cuotas, y pide denunciar venta irregular de plazas.
Mantiene además una excelente vía de comunicación en Twitter.
De lo que no habla, sin embargo, nunca o casi nunca, es de los expedientes de abuso y violación de alumnos desde preescolar hasta universidad -Piña lo alcahueteó en la UJAT-, por parte de los maestros, tal vez porque es «tradición» que los sindicatos, teniendo como cómplices a las autoridades, protejan pederastas.
¿Qué fue del caso de los 15 menores violados de la escuela Pellicer? ¿Moisés «N» paga en la cárcel su delito?
Difícilmente, porque SITET lo encubrió desde el primer momento. ¿Ya vio el Secretario, con la bandera de la reivindicadora 4T en las manos, que se haga justicia?
SETAB, con Ángel Solís, lo supo incluso antes de que se hiciera público.
Y simuló como que hacía algo: separó de la escuela al depredador, y dispuso ayuda sicológica para los niños y jóvenes violentados.
¿Qué desenlace, que no haya sido la proverbial impunidad, tuvo el vergonzoso episodio?
¿Cuántos abusos sexuales se han sumado a los más de 20 documentados por la Asociación Estatal de Padres de Familia, hasta el pandemónium de la 18 de Marzo?
Violaciones de ese tipo tienen como pena 14 o 15 años de prisión, más si la víctima es menor de edad. ¿Quién de los profesores enfermos purga condena? ¿Los «pitos sueltos» del pizarrón se arreglaron económicamente con las familias, y hubo carpetazos?
Narváez -vaya o no de Rector- tiene el poder para cambiar la historia.
