Tiempo de lectura aprox: 5 minutos, 42 segundos
* A tres mes de dejar el cargo, sondeos ubican su administración como una de las peor calificadas en el país; inseguridad, corrupción y abandono en la atención a la ciudadanía, son algunos de los males que dejará como herencia, dejando mal parado al PAN, que difícilmente podrá retener la alcaldía pachuqueña en los próximos comicios
Por Antonio Ortigoza Vázquez
Especial de Expediente Ultra
Dentro de tres meses, Yolanda Tellería Beltrán, presidenta municipal de Pachuca, dejará el cargo tras encabezar una de las peores administraciones de que se tenga memoria, siendo su principal logro haber evitado su destitución por el desacato a un fallo de tribunal federal que, con una nueva resolución del juez segundo de distrito en Hidalgo, Óscar Gregorio Herrera Perea, “Yoli” evitó otorgar los aumentos salariales que por ley le corresponden a los trabajadores sindicalizados del ayuntamiento y el ser removida del cargo que aún ostenta, algo que tiene un tufo de “sospechosismo”.
La edil panista tendrá poco que presumir para la posteridad luego de despilfarrar el bono político del apellido Tellería; su gobierno se derrumbó en medio de escándalos por favoritismo a contratistas en asignaciones directas, como uno que se enriqueció con los contratos de recolección de basura e instalación de luminarias; el disparo de la inseguridad, la malversación de fondos destinados a salarios de empleados municipales y ,en suma, el olvido de todos los proyectos, programas, promesas de campaña, pero con jactancia e inverecundia.
No extraña a los pachuqueños que la reciente encuesta levantada por la firma “Massive Caller”, la haya enviado al lugar 88 entre 102 alcaldes de todo el país en cuanto al manejo de la pandemia en materia de salud y economía. En los medios políticos locales se comenta: “Perdió el piso… y el juicio”.
DE COLOFÓN, SU CORTINA DE HUMO ANTE LA PANDEMIA
La alcaldesa ahora echa mano de un “plan ranchero” en un intento de tapar su estridente fracaso al frente del Ayuntamiento de la capital del estado de Hidalgo, con una “dura crítica” a la estrategia federal en torno a la pandemia del Covid-19 (que, ciertamente, tiene muchos flancos débiles) y se llena la boca al señalar que “es una irresponsabilidad del gobierno federal morenista llamar a los mexicanos a retomar la nueva normalidad cuando la pandemia va en alza en todos los estados y municipios”.
En entrevista con la revista “La Nación”, órgano oficial del comité nacional del PAN, doña Yolanda se expande con ínfulas pontificales: “Es una irresponsabilidad que digan que ya pasó; que la parte económica es algo importantísimo, que estamos llegando a situaciones graves en muchas familias. Yo hablo con los de mi municipio, con familias pachuqueñas que están padeciendo algunas situaciones muy graves y creo que si retomamos actividades vamos a tener después muchos problemas”.
Informó que su gobierno está “trabajando en protocolos de seguridad en pandemia los cuales serán presentados a los integrantes del cabildo que estarán vigentes hasta el 5 de septiembre, cuando culmina mi administración”.
Pero doña Yolanda olvidó mencionar a sus entrevistadores, los duros señalamientos por parte de Percy Leonardo Espinosa Bustamante, líder del Sindicato Único de Trabajadores al Servicio del Municipio de Pachuca (SUTSMP), quien ha acusado a la presidenta municipal de solo dotar de un cubrebocas a la semana, “y de los más corrientes, a los trabajadores de campo, que son de parques y jardines, limpia y Obras Públicas”, acusó el líder sindical.
Además, ha señalado el líder sindical, que “a las cuadrillas de limpia, desde que inició la pandemia y hasta este momento de pico de la enfermedad, no les han dado gel antibacterial, ningún tipo de protección. Yolanda Tellería nunca se preocupa por la salud de los trabajadores y sus familias”.
Percy Leonardo dijo que buscar un dialogo sensato, claro y abierto “con la presidenta de Pachuca a atender esta situación, pues aseguro que hacerle un llamado a ella es Cómo predicar en el desierto. Pues para Yolanda Tellería, lo único importante es atesorar dinero; la salud de los compañeros y de los pachuqueños no le interesa y no le importa. Lo digo porque así lo ha demostrado».
Menos mal. Pero la alcaldesa Tellería Beltrán, a lo largo de su trienio próximo a fenecer, se dedicó a fabricar problemas que heredará a quien resulte triunfador en los comicios del mes próximo, que seguro no será el candidato que postule el PAN, a menos que los electores pachuqueños rompan record en materia de masoquismo político.
Entre sus muchos yerros, comenzó por negar el incremento de salarios a los empleados municipales, lo cual está establecido en convenios con el sindicato y como una obligación de los patrones en la Reforma Laboral. A la fecha, los trabajadores del Ayuntamiento han tenido congelados sus ingresos durante tres años completos.
Por lo anterior, el dirigente sindical, Percy Espinosa, presentó demanda ante el Primer Tribunal Federal Colegiado del XXIX Circuito, por el incumplimiento del convenio, donde se emitió sentencia a favor de los demandantes.
Pero doña Yolanda poco le importó la resolución de la justicia federal, y ha corrido con suerte, porque ya ha sucedido que a otros alcaldes les ha llegado la orden de destitución inmediata por juicios de la misma naturaleza cuando entran en desacato. Pero faltan todavía tres meses y la alcaldesa podría verse en la bochornosa situación de no poder pronunciar su último informe de gobierno.
Hoy todo sigue igual, pues la “presidenta” parece tener una gran amistad, por no decir acuerdos bajo la sombra, con el juez segundo de distrito de Hidalgo, Óscar Gregorio Herrera Perea, quien obstaculizó a la organización sindical obtener la protección de la justicia federal contra la negativa de la alcaldesa Yolanda Tellería de revisar el incremento salarial pendiente desde el 2017.
Ante tal situación, el Sindicato Único de Trabajadores al Servicio del Municipio de Pachuca (SUTSMP) y su dirigente Percy Bustamante buscan llevar a la justicia a la próxima desempleada de la presidencia municipal de Pachuca.
Hoy, “Yoli”, sin importarle que el Primer Tribunal Colegiado del 29° Circuito le ordenó puntualmente continuar la tramitación del juicio de amparo –el cual ya estaba negado al sindicato–,el juez Herrera Perea de nueva cuenta falló contra el sindicato, con la tesis de que el incremento salarial afectaría «el patrimonio municipal» y «el interés social”, poco le importó al juez, que esos 17 millones de pesos fueron contemplados en el presupuesto de egresos de 2017 para el ajuste de los sueldos de los empleados de base de dicha presidencia municipal.
Hasta el día de hoy, ni el sindicato ni nadie, sabe en donde fueron a parar esos 17 millones de pesos, pues la clase trabajadora del municipio, jamás ha visto un solo centavo de la jugosa cantidad de dinero.
Doña Yoli ha resultado ser una gran esgrimista en eso de manipular las leyes, pues también pudo manejar la amenaza de huelga de los empleados municipales, lo que hubiese generado severos problemas a los ciudadanos pachuqueños por el cierre de oficinas, sin forma de poder tramitar los asuntos concernientes a esas instancias burocráticas.
Además, sigue en curso una investigación de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) por la denuncia de uso indebido de los recursos destinados al pago de salarios y prestaciones.
QUE LOS ANCIANOS SE LAS ARREGLEN SOLOS
Pero en todo esto hay un fuerte elemento de perversidad pura y dura; alguna evidencia de anomía en el carácter de doña Yolanda Tellería Beltrán. Y es lo relativo a las prestaciones en materia de salud.
Dentro de su práctica de adjudicaciones directas, firmó un contrato con la Cruz Roja local para la atención de problemas de salud de los empleados municipales. Se trata de algo evidentemente muy deficiente en cuanto a cuidados de salud, ya que la Cruz Roja es una institución que atiende a ciudadanos víctimas de accidentes serios, infartos, partos de urgencia y asuntos parecidos. Un plan de salud general, que incluye medicina preventiva, atención a enfermedades hereditarias, profesionales, etcétera, pues no.
Peor aún: del contrato quedaron fuera todo lo relativo a los padecimientos crónico-degenerativos propios de la edad avanzada. Los empleados de poco más de 60 años están desprotegidos. Esto se decidió porque el plan lo diseñaron, al parecer, contadores en lugar de médicos: Se argumentó lo siguiente: “Hay trabajadores en edad avanzada con padecimientos crónicos y se requiere una bolsa presupuestal mucho mayor”. En síntesis y criterio de la fascista alcaldes, “los viejos deben morir”.
LAS PRESTACIONES MARITALES
Doña Yolanda está unida en matrimonio con el ex diputado federal–panista, claro- Daniel Ludlow. Los gajes del Congreso se acaban en un trienio, pero la costumbre de un tren de vida de señorito se queda arraigada. Así las cosas, la señora alcaldesa dispuso, por lo pronto, un cuerpo de seguridad personal al servicio de su marido. ¡Faltaba más!
Y claro, si uno dispone de guardaespaldas, pues eso debe estar a la vista pública: se trata de que todo mundo se entere que uno es gente importante, no cualquier pelagatos. Pero al ex diputado le da por traspasar los límites de Pachuca, y ahí comienzan los problemas.
El primer damo de Pachuca – o príncipe consorte–, salía de un restaurante de la CDMX cuando unos oficiales de policía vieron sus guardias armados y de inmediato invocaron una violación a los reglamentos de la capital del país. Ludlow intentó alegar que sus guaruras tienen charola de la policía de Pachuca, pero el oficial Zepeda, impertérrito, no se intimidó y procedió a desarmarlos.
Todo se supo porque ¡el mismo Ludlow filmó el incidente con su celular y lo subió a las redes! Así, los pachuqueños pudieron conocer cómo se las gasta el ex diputado que ahora trabaja de marido, con prestaciones tales como guardaespaldas a costillas del municipio.
Así se observa la recta final en los últimos tres meses de la alcaldesa Yolanda Tellería, una monumental decepción a lo que esperaban los pachuqueños y un descalabro político a unos panistas que como el resto de la población no aciertan a explicarse dónde perdió el rumbo, esta mujer que se colgó del apellido Tellería para ganar un cargo que no solo le quedó grande sino además puso en evidencia su falta absoluta de capacidades políticas e intelectuales.
