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CARLOS HERRERA: LA INNECESARIA GROSERÍA AL “EQUIPO”

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+ La “Generalísimo Morelos” para el maestro de maestros

Por Martha Elba Torres Martínez

El 8 de marzo que el PRD celebró en el obelisco a Lázaro Cárdenas los 33 años de su fundación, su ex candidato a gobernador en las elecciones del 2021, Carlos Herrera Tello, convocado al evento que reunió a unos cinco mil militantes, simplemente no llegó. Pero en el bullicio bajo un sol ardiente, tampoco se notó. Los aplausos los cosechó el alcalde moreliano, Alfonso Martínez, en agradecimiento al respaldo que este partido brindó a su candidatura.

Eso sí, el sábado 14, Carlos Herrera, ahí puntual, con “su” -literal- equipo, en el estadio Morelos celebrando el triunfo. Como secretario de Gobierno en la administración silvanista, tras la salida de Monarcas de la plaza en junio de 2020, desde el cargo, organizó con su amigo José Luis Higueras, el proyecto Atlético Morelia, del cual no solo fue su mejor promotor sino uno de los mayores inversionistas entre los 21 accionistas. Hizo negocio, pues.

“Buscamos que se tuvieran socios michoacanos que, con esta liga emocional, impidieran que cuando el equipo sea económicamente muy atractivo para venderse, se haga. Estaré muy ligado al equipo, para ver que todo lo pactado se cumpla”, dejó en claro el ex funcionario y ex silvanista, en entrevista con Milenio en agosto de 2020.

Y no hay duda, como buen empresario, la inversión rindió frutos: el Atlético Morelia se coronó en la Liga de Expansión Mx y la afición respondió en la taquilla. Para los negocios, bueno es y mejor si es desde un cargo público. En la política, mostró el rostro más miserable: la ingratitud al “Equipo” que construyó el PRD para postularlo como candidato a gobernador.

Tras la rara calificación de la elección por parte del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), que reconoció la participación del crimen organizado a favor de Morena, Carlos Herrera desapareció de la política michoacana.

Circula la versión que su relación y amistad con el ex gobernador Silvano Aureoles está rota. “Diferencias personales fuertes”, dicen, pero no sueltan de qué índole. La ingratitud puede ser la razón, porque generalmente las amistades se rompen, por dinero o por mujeres, y en lo personal no creo que sea el caso. Aun así, nada justifica que haya cortado de manera tan grosera con los partidos y sus aficiones políticas, que lo postularon.

Carlos Herrera resultó desagradecido. Porque como sea, el “Equipo” con el que compitió en 2021 le dio 614 mil votos y apenas una diferencia de dos por ciento frente al morenista Alfredo Ramírez, lo que ubicó a la elección en Michoacán no solo como la más cuestionada sino como la más reñida de las 15 que se jugaron en junio pasado.

Y otra. Ningún gobernador saliente, como Aureoles Conejo, exigió que se transparentaran los resultados ante las chingaderas de los grupos criminales que fueron acreditadas, pero que los magistrados electorales minimizaron con tal de salvar el pellejo.

¿Qué hicieron los gobernadores de Sinaloa, Sonora, Guerrero, Colima y Nayarit? Se rindieron a cambio de inmunidad. La historia los juzgará en tanto que Carlos Herrera será historia entre los partidos que una vez lo postularon, y si pretende, en algún momento buscar nuevamente candidatura en el 2024, pues a ver con quién. Se cuenta que trae acercamientos con Movimiento Ciudadano o que tal que reaparezca con camiseta guinda, al sumarse el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla a la batalla por el ascenso del Atlético Morelia.

Comenté en la entrega anterior la cariñosa recepción al video mensaje de Silvano, en la celebración del 33 del PRD. ¿Y qué, pues? como dicen aquí. Al final de cuentas, es el único gobernador que le queda al PRD; Cárdenas Batel y Leonel Godoy, como todos, por conveniencia política se fueron a Morena. El PRI, igual o peor: Genovevo Figueroa, Fausto Vallejo y Chucho Reyna, se salieron y los otros se murieron. Solo le queda mi compadrito Víctor Tinoco.

El tema, es que Herrera Tello aprovechó el cargo para hacer negocio y fue malagradecido con la afición política del PRD, PAN y PRI.

Si lo vemos en términos futbolísticos, el “Equipo” del 2021 jugó un digno partido pero fallaron los árbitros que permitieron presencia de extraños en la cancha…

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Y a propósito de Claudia Sheinbaum, para que no se hagan bolas -frase de Carlos Salinas respecto a la candidatura de Luis Donaldo Colosio-, la “mañanera” del martes 17 en el antiguo Palacio del Ayuntamiento capitalino, vino a ser eso: una ratificación de que la “favorita” para la sucesión, sigue siendo ella. Lo contextos lo marcan: salvarla del informe final del colapso la Línea 12 del metro, por falta de mantenimiento.

Hace todo por mantenerla a flote. “Es una mujer íntegra, recta, honesta y que también está siendo sometida a fuertes presiones, pero es la temporada, es lo que tendrá que venir y pues es natural que esto suceda”. Habla AMLO a futuro, para dejarlo claro.

Pero aun así la Sheinbaum tenga el aval del “dedazo” presidencial disfrazado de encuesta, primero tiene que superar esta de manera clara y contundente, porque la guerra al interior de Morena será a morir, y tiene dos desventajas ante el electorado: primero, es mujer -y quién sabe si los votantes lo acepten- y dos, no tiene el carisma ni la personalidad que requiere un liderazgo.

Aunque también puede pasar, como sucedió con Colosio en enero de 1994. Con el cuento de que su campaña presidencial no levantaba, quintas columnas de Manuel Camacho Solís comenzaron a correr el rumor de que entraría de emergente. De ahí la clásica: “no se hagan bolas, el candidato es uno”.

Marcelo Ebrard vivió precisamente este episodio y sabe cómo se mueven las cosas en torno a la sucesión. Por eso, dejó pasar la provocación de anteayer, a las puertas de Palacio Nacional. Un fulano le gritó “¡Eres un neoliberal!” y “Vamos con Claudia Sheinbaum!”. Con los micrófonos de la prensa enfrente porque lo iban a entrevistar, se alcanza a escuchar al canciller: “Ya desahogaste tu sueldo, ya déjanos hablar aquí con los medios».

El caso, que siempre hay provocadores en torno a las manifestaciones que se dan frente a Palacio Nacional, sean los padres y niños con cáncer, feministas, madres buscadoras, ambientalistas, médicos; nunca falta quien los ofenda y denigre sus luchas, y sí, alguien les paga para sabotear el derecho a la libre manifestación.

También lo sabe Ricardo Monreal, que por más que López Obrador lo saca de la sucesión, él se mete.

¿Por qué lo hace? No es que sea masoquista el senador morenista, sino que encausa una seria preocupación al interior de su partido, del peligroso rumbo por el que AMLO lleva al país. Eso lo vemos todos, hasta morenos aunque no lo expresen abiertamente. Es capaz de hasta un autogolpe de Estado, para implantar una dictadura con el respaldo del Ejército y el crimen organizado.

Precisamente, anteayer, le pregunté sobre Monreal Ávila, al senador perredista Antonio García Conejo. Una palabra lo definió: “es un conciliador”. Y eso buscan todas y todos los mexicanos que están fuera de la 4T, políticos que estén dispuestos a conciliar. México no sobreviviría otro sexenio de retrocesos y sobresaltos…

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Este 18 de mayo, Morelia celebró el 481 aniversario de su fundación. El alcalde Alfonso Martínez trajo a “Bronco” y se armó el bailongo en la Madero. La gente disfrutó y me dio gusto.

Pero el evento que quiero destacar, es la entrega de la presea “Generalísimo Morelos”, al único, inigualable, maestro de maestros, mi queridísimo Marco Antonio Aguilar Cortés.

Ha sido de todo: presidente municipal de Morelia, presidente del Supremo Tribunal de Justicia, rector de la Universidad Michoacana, secretario de Cultura y de Educación; catedrático por 56 años y todavía, en sus ratos libres, por añísimos, se da tiempo para escribir su columna en “Siempre” y en nuestro “Semanario Los periodistas”.

Tengo tanto que agradecerle al maestro Marco Antonio, por estos 20 años de escribir con nosotros, pero sobre todo por su tiempo y consejos para esta columnista y el cofundador del Semanario, Arturo Álvarez del Castillo.

En hora buena la presea “Generalísimo Morelos” porque es bien merecida. ¡Saludos maestro!

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