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* Que siga la 4T provoca terror
* Godoy, sin elementos contra Serna
POR FRANCISCO RODRÍGUEZ
Por la acción y aún por la omisión de sus políticos México se nos muere entre las manos.
Lo peor es que nadie está pensando en cómo siquiera reanimar al país tras estos ya más de tres años de calamidades… una tras la otra.
Y es que los políticos y sus partidos sólo ven hacia las siguientes elecciones.
Para hacerse del poder de no poder.
Nadie, hasta ahora, tiene una propuesta para cuando menos mejorar en un mínimo porcentaje al colapsado sistema de salud tras una pandemia que lo pilló fracturado por estúpidas decisiones que incrementaron el desabasto de medicamentos que ya venían arrastrando las instituciones públicas, incluso por la desaparición de la prestación de un servicio que atendía “primero a los pobres”, sustituido por otro que se puso en manos de un arqueólogo, quien cava y cava entre los restos del país sólo para encontrar que muchas de las enfermedades que se habían controlado en siglos pasados ya están de vuelta entre nosotros.
Junto con ello, la violencia desatada en las zonas controladas por el tráfico de drogas –prácticamente ya tooodo el país– ha puesto en evidencia los serios problemas de seguridad pública que deben enfrentar diariamente sus habitantes. Mueren más personas en México que en países en estado de guerra declarado. Este es un país que continúa sumergido en una crisis que no parece tener fin, un país que dejó de tener cualquier relevancia en el plano internacional en una caída vertiginosa hacia la penumbra de la historia.
Ni siquiera se vislumbran muchas esperanzas a partir de una renovación o cambio drástico que se pueda producir con las elecciones de 2024.
Justo es urgente iniciar una acción restauradora del Estado, pues la crisis que se arrastra en este último periodo no se resuelve por el concurso de las urnas, sino a través de una reconstrucción profunda.
El miedo, a la orden del día
El actual panorama es más bien sombrío.
Los cuatroteros poco a poco van ganando apoyo entre un electorado pasivo y desorientado.
Entre los demás, lo que parece imponerse en este momento es un miedo difuso, miedo generado por la incertidumbre de lo que va a suceder, miedo generado por las diversas amenazas que enfrenta el ciudadano: temor a perder el trabajo y los derechos laborales, a ser asaltado en cualquier momento, a enfermarse y no tener las mínimas condiciones de acudir a un centro de salud para obtener asistencia, a quedarse desamparado ante cualquier catástrofe natural o económica, a morir de abandono y desolación.
El miedo es la constante en lo que queda de nuestro país.
Estos miedos están siendo explotados por los propagandistas de la llamada Cuarta Transformación, difundiendo la falacia de que solo la continuidad de Morena en Palacio Nacional es capaz de sacar al país de la crisis sistémica en que se encuentra.
Falta poco para que se imponga la idea de que las personas eviten las calles, los parques, los espacios públicos y queden libres de los peligros que acechan en la reclusión hogareña y la “seguridad” de lugares siempre vigilados.
Lo que desean estos profetas del miedo es desmovilizar a la población, mantener a la gente en su reducto familiar, desencontrarlos, que no compartan su descontento y malestar ante el estado de las cosas, ante la impudicia con que actúan los cuatroteros asociados con ciertos empresarios y jueces.
Frente a este escenario es necesario resistir y buscar formas de actuación política que permitan y propongan una salida efectiva a la crisis sistémica que enfrenta el país. Es necesario una movilización activa de la ciudadanía que permita salir a México de la abulia y la pasividad a la que intentan someterlo las fuerzas retrogradas.
Los jóvenes deben desempeñar un papel fundamental en este proceso de reactivación del campo democrático. Los estudiantes están llamados a movilizarse en sus escuelas y universidades, pues son ellos quienes deberían asumir la vanguardia de las luchas democratizadoras que están por venir.
Solo así se podrá transformar el miedo en acción militante y liberadora, para seguir intentando urgentemente sacar al país de las trampas y mentiras colocadas por los promotores de la desigualdad, el conservadurismo y el atraso social: Los morenistas, pues. Los seguidores de Andrés Manuel López Obrador.
Indicios
Y sí, tiene razón Ricardo Monreal. La adelantada contienda por la sucesión presidencial ya provoca que los “estrategas” de las vulgarmente llamadas “corcholatas”, nerviosos como están por la falta de crecimiento de sus contratantes, inicien la guerra de lodo. Así, quienes asesoran a “la favorita de Palacio”, Claudia Sheinbaum, ya mandaron a intimidar a Marcelo Ebrard, quien jocoso respondió a las huestes de “la regenta de AMLO en CDMX” que ya dejaran de estar jodiendo, que ya habían desquitado las monedas que les habían pagado por llamarlo “neoliberal”, un “insulto” mayúsculo entre los cuatroteros. Por eso Monreal llama a la prudencia. Porque, al rato, Sheinbaum manda a que lo golpeen a él. * * * Por cierto que la señora Sheinbaum y su fiscal “independiente” y “autónoma”, Ernestina Godoy, se quedaron sin materia en contra de Julio César Serna Chávez, luego de que su acusador Miguel Ángel “N” diera muestras de que sus delaciones no tienen forma de comprobarse. * * * Y a propósito de fiscales, ¿ya se aliviaría del estómago don Alejandro Gertz Manero, tras el enorme fracaso de otra de sus venganzas personales para las que usa el dinero y recursos de quienes pagamos impuestos? * * * Y por hoy es todo. Le agradezco la lectura de este esperanzador Índice Político. Y. como siempre, le deseo ¡buenas gracias y muchos, muchos días!
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