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LA VIOLENCIA OCULTA Y ABONADA POR EL PRIANISMO, COMO ANTECEDENTE DEL MULTIHOMICIDA DE AZOYATLA

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*  El tema de violencia extrema contra Rosaura “N”, la víctima a la que según testigos el perpetrador siguió acosando a pesar de tener restricciones legales, ha sido aprovechado por políticos tanto del PAN como del PRI, para tratar de responsabilizar de manera directa a las autoridades, olvidando que hay otra serie de factores que estos partidos permitieron reproducir por décadas, sobre todo en los medios masivos, que ahora tratan de ser ocultados pero que vale analizar y comentar porque el caso Azoyatla es uno de los tantos episodios donde los asesinos potenciales han encontrado su mortal inspiración.

Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010

Especial de Expediente Ultra

A la espera de mendigar cualquier situación que les permita llamar la atención mediática de la sociedad, la raquítica oposición en Hidalgo ha tratado de magnificar el caso del homicida de Azoyatla, poblado ubicado en el municipio de Mineral de la Reforma, donde Marco Antonio “N”, un ex policía municipal asesinó a Rosaura “N”, su ex pareja así como a uno de sus hermanos y a sus padres; el tema ha causado polémica pues el psicópata fue recluido en octubre del pasado año por privar de la libertad y agredir a su víctima, pero fue puesto el libertad con medidas precautorias por una juez de control.

Tras salir de prisión, Marco Antonio “N”, presentó su renuncia al cuerpo de la policía municipal de Mineral de la Reforma pero gracias a la laxitud de las empresas de seguridad pudo darse de alta como integrante de una de ellas. La saña con que asesinó a su ex pareja y tres miembros de su familia en su domicilio, habla del evidente trastorno emocional y psicológico del asesino, quien momentos antes de ser capturado intentó quitarse la vida.

El tema de violencia extrema contra la víctima a la que según testigos el perpetrador siguió acosando a pesar de tener restricciones legales, ha sido aprovechado por políticos tanto del PAN como del PRI, para tratar de responsabilizar de manera directa a las autoridades estatales y municipales del brutal hecho, olvidando que hay otra serie de factores que estos partidos permitieron reproducir por décadas, sobre todo en los medios masivos, que ahora tratan de ser ocultados pero que vale analizar y comentar porque el caso Azoyatla es uno de los tantos episodios donde los asesinos potenciales han encontrado su mortal inspiración.

Por muchos años, el PRIANISMO junto con el PRD, dejó que la narcocultura expresada no solo en la música de corridos tumbados sino de narcoseries, se instalara en la mente de generaciones enteras de mexicanos que se acostumbraron a ver a los brutales homicidios como algo común que cualquiera puede imitar en la vida real con solo tener en sus manos un cuchillo o un arma.

Esta narcocultura que sigue transmitiéndose en cadenas como Telemundo y su asociado Televisa, se fortaleció con la letra de corridos donde personajes del crimen organizado fueron exaltados como héroes o arquetipos de éxito y riqueza fáciles.

Muchos políticos del viejo PRIANISMO dirán: Eso es solo ficción, pero el tema es que su inspiración es tomada de la vida real, porque los gobiernos neoliberales permitieron que los grupos delincuenciales adquirieran tal poder, que la realidad terminó superando la ficción.

No han faltado voces criticando que los protocolos emanados de las leyes de protección a las mujeres para tener una vida libre de violencia, establecidos luego del triunfo electoral de Morena y su 4T en el 2018, mostraron un total fracaso en el tema del asesinato de Rosaura “N”, pero basta asomarse a los libretos de estas narcoseries para entender fácilmente la reafirmación de una cultura machista y misógina contras las mujeres.

Contrario a lo que pregonan, Hidalgo no es un Estado puntero en cifras de feminicidios como lo son, por ejemplo, el Estado de México o Guanajuato, por mencionar algunos casos. De manera cotidiana y lamentable por muchos partes del país se cometen feminicidios precisamente perpetrados por hombres, muchos de ellos jóvenes, acostumbrados a ver la agresión a las mujeres como parte de su entorno social; el Tamaulipas, cámaras de seguridad captaron las imágenes de la brutal agresión sufrida por una joven a manos de su novio; el caso del nefasto “Fofo” Márquez, trasladado hace unos días del penal de Barrientos al de Texcoco, en el Estado de México, son algunos de los casos más recientes de violentos ataques con profunda saña en contra de mujeres.

Nadie puede negar que las leyes de protección a las mujeres todavía deben recorrer un largo trecho para mejorar en la aplicación de sus protocolos de seguridad, no solo en Hidalgo, sino en todo el país, pero en caso del multi homicida de Azoyatla, habla de un trastorno emocional evidente y ante perfiles criminales que se ocultan bajo personalidades torcidas, no es fácil implicar sin ton ni son a autoridades de todos los niveles.

La muerte de Rosaura “N” y de su familia deben servir para que juntos sociedad y autoridades, busquen los mecanismos para que los protocolos de protección a las mujeres en riesgo vayan mejorando, pero insistimos en que todavía queda un largo trecho por recorrer para que los irresponsables medios de comunicación asuman su responsabilidad en la difusión de contenidos donde la violencia a las mujeres y la violencia extrema, son mostrados como parte de nuestra vida cotidiana, una verdadera manipulación que abona la conducta antisocial de muchos hombres, sobre todo jóvenes.

El asunto tiene mucho de fondo y si la oposición quiere repartir culpas que comience por asumir las propias.

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