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EL ODIO EN LOS TIEMPOS DE LA CRISIS CLIMÁTICA

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POR EDUARDO GARCÍA GARCÍA

Hace unos días, platicaba con una amiga venezolana que recién llegaba de los Estados Unidos -víctima de la xenofóbica política migratoria de Trump- y lo primero que me comentó fue respecto al ambiente político nacional que notó a través de las redes sociales, en especial la de X (la antigua Twitter), al momento de pisar suelo mexicano. Medio atemorizada, me dijo que le quedó la sensación de que estamos al borde de una guerra civil. Así… de plano.

Y sí, en verdad. Si uno observa el tono de quienes participan en estas redes sociales (X, Tik Tok, Facebook, Instagram), se encontrará con que nos enfrentamos a una enorme y violenta polarización política, que iracundos cibernautas se han encargado de incrementar de manera muy peligrosa.

Quienes cuestionan a los políticos, y en especial a la presidenta Sheinbaum, en muchas ocasiones ya no lo hacen en función de sus políticas o de sus decisiones, erróneas o no. Es su presencia, sus dichos, sus acentos, su imagen, lo que les molesta y genera una reacción de odio.

Quienes la defienden, y quienes atacan a aquellos que la cuestionan, tampoco escuchan ni aprecian argumentos. Suponen que los críticos han desatado una guerra cibernética -que en verdad asusta- y ya ni siquiera los ven como opositores del conservadurismo, como la propia presidenta los califica, sino como enemigos mortales.

Hasta ahora, este nivel de encono se ha mantenido en redes sociales. Solo de vez en vez se ha expresado en manifestaciones públicas, o en enfrentamientos, sobre todo verbales, entre grupos opositores; aunque también se ha llegado a los golpes, por ejemplo, en el poder legislativo, como sucedió recientemente entre Alito y Noroñas.

No obstante, y pese a que se trate de una minoría la que hace uso de las redes, en especial X, el tono empleado revela un problema muy serio que ocurre en el México contemporáneo y que no sabemos hasta donde pueda llevar o llegar.

No se trata de la natural contienda política, la que está basada en las diferencias de opinión, de visión, de valores. Se trata de un odio entre grupos opositores que se está acentuando cada día más. Y no sólo se utilizan descalificaciones sino directas mentadas de madre.

De igual forma, es claro es que no puede dejar de reconocerse que la propia presidenta ha acentuado este tipo de reacciones con sus dichos y su tono, a veces demagógico y burlón, otros, autoritario.

Por ejemplo, ante la incapacidad e indolencia que mostraron algunos gobernadores al enfrentar la crisis climática que tiene a miles de mexicanos en una verdadera tragedia de supervivencia, tuvo que salir a dar la cara y defenderlos.

Lo que le generó una avalancha de ácidas críticas en las redes.

“Es ruin, es ruin esta búsqueda de culpables, este zopiloteo de algunos conductores, periodistas, comentócratas y algunos medios… todos los gobernadores actuaron desde el primer momento”, aseguró.

Y no solo eso, pues agregó que fue complicado anticipar la magnitud de las lluvias que afectaron a cinco entidades del país, entre el 6 y el 9 de octubre pasados.

Se trató, dijo, de “un fenómeno meteorológico atípico” que combinó diversos sistemas climáticos.

Lo cual es cierto… a medias.

La semana previa a los devastadores acontecimientos el Servicio Meteorológico Nacional, que depende de la Comisión Nacional del Agua, describió puntualmente lo que estaba por ocurrir. Y les valió madre. Alguno, incluso, anduvo de viaje fuera del país.

Y los cibernautas opositores se le volvieron a ir encima.

También afirmó que hay recursos suficientes para poder atender la emergencia, pues se tiene una partida de 19 mil millones de pesos para emergencias, de los cuales ya se han usado cerca de 3 mil. “Nadie quedará desamparado”, aseguró.

¿Suficientes recursos? Claro que no.

De acuerdo con el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), este tipo de desastres requieren se les destine entre ¡190 y 315 mil millones de pesos al año! ¡No 19 mil!

Es decir, no se tienen recursos “suficientes” para confrontar la crisis que al momento ha ocasionado ya 64 muertes y 67 desaparecidos, además claro, de miles de damnificados. Más lo que se acumule estos días.

Con ese dinero apenas se pondrán en marcha acciones para mitigar la catástrofe: montar albergues para los afectados, mantener centros de salud en operación a fin de evitar riesgos sanitarios, llevar víveres e insumos sanitarios, agua, limpiar las calles de lodo, abrir caminos, etcétera. Pero de ninguna manera servirán para realizar una reconstrucción parcial o total.

Como sabemos, a la fecha, varios sectores de Acapulco aún no logran recuperarse de la destrucción ocasionada por el huracán Otis en 2023.

De ahí que no se entiende sus comentarios en torno al desaparecido Fondo de Desastres Naturales (Fonden), un fideicomiso público federal, creado en 1999, para financiar la reparación de daños ocasionados por huracanes, terremotos, lluvias torrenciales e incendios forestales, y que López Obrador decidió eliminar, como otros fideicomisos.

“Quien defiende al Fonden defiende la corrupción, tienen nostalgia profunda por la corrupción de unos cuantos”, dijo la presidenta.

Y de inmediato se le volvió a atacar en las redes.

Más cuando se sabe que José María Tapia, que dirigió al Fonden entre 2013 y 2016, y cuya gestión estuvo marcada por escándalos y denuncias de corrupción, ahora es un destacado morenista que aspira a la gubernatura de Sonora.

El punto es que este fideicomiso, si bien estaba podrido por la corrupción, también era un fondo que de inmediato se aplicaba ante un desastre.

En cambio, ahora, hay una partida presupuestal que, al no estar etiquetada para ese fin, no es tan fácil acceder a ella. Por esa razón, el gobierno de Sheinbaum está, desesperadamente, a la caza de fondos que ayuden a mitigar el problema.

Hasta las pobrecitas y pobrecitos ministros de Suprema Corte de Justicia de la Nación (la Tremenda Corte del Acordeón para los cuates) informaron que aportarán “parte de su salario” para la compra de víveres destinados a los “damnificados”.

Incluso la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) anunció que destinará 70 millones de pesos de su presupuesto, que debería utilizar para cumplir con sus objetivos que no cumple, para ayudar a las familias afectadas. Es decir, todo el gobierno o parte de él, anda muy solidario.

Sin embargo, el hecho contundente es que la emergencia climática desbordó, como en otras circunstancias, al Estado mexicano.

Y es claro que no existe un auténtico programa de emergencia para afrontar este tipo de crisis.

Lo que existe es el eterno Estado benefactor con sus programas del Bienestar para dar un poco de consuelo. Solo eso.

¿Existe algún remedio?

Claro que sí. Se puede y se debe invertir en la creación de una real infraestructura que ayude a establecer una cultura de la prevención (obras públicas como los puentes, represas, mejora de los drenajes, tuberías, campañas sociales de concientización, programas habitacionales para sacar a la gente que vive en zonas de riesgo, hospitales, redes de distribución de agua, bacheo, escuelas, etcétera y más etcétera).

Pero, el problema es que la infraestructura en prevención no siempre se ve y por lo tanto no da votos. Por eso, para los políticos es mejor repartir camas, refris, pantallas, hornos, despensas y dinero en un sinfín de programas del Bienestar. Es más barato y sí da votos.

AMADA Y ODIADA

Nos queda claro que la presidenta Sheinbaum aun goza de un gran respaldo ciudadano, según muchas encuestas, pero esto no refleja necesariamente que la gente esté a favor de su desempeño gubernamental.

También es indudable que es totalmente diferente a su antecesor, quien le entregó un país en ruinas. Además, actúa en estrechos límites impuestos por la realidad política como son la influencia notoria y el peso de López Obrador, que ella misma acepta, y la compleja relación bilateral con Trump.   

“Se han empeñado (los opositores) en separarnos, en que rompamos (…) pero eso no va a ocurrir… Es un hombre honesto y profundamente comprometido con su pueblo: el presidente Andrés Manuel López Obrador”, advirtió en su festejo masivo por su primer año de gobierno.

Y de nueva cuenta arremetieron contra ella en las redes.

Por eso es importante que la presidenta no solo se desligue del pasado, sino que se reinvente y deje tan solo de alabarse. Si bien se notan y se sienten avances en, por ejemplo, su agenda de seguridad, si quiere seguir avanzando, es primordial que limpie de corrupción a su movimiento político, atrapado entre la ineficiencia, la demagogia, las peleas internas, ataques exteriores y armado de pedazos muy desorganizados.

Si continúan los escándalos en torno a la corrupción, se profundizará la implosión de Morena, lo que sin lugar a dudas continuará afectando a su gobierno, y ocasionará, eventualmente, que regresen espacios a la oposición.

Sus acciones parecen no ser totalitarias, pero tampoco son democráticas y sí, en cambio tienen mucho de autoritarias, aunque ella lo niegue.

Todas estas consideraciones han creado un enfrentamiento inédito en el México contemporáneo, que se ve y se siente, en especial, en las redes.

Se trata de un hecho cuya gravedad hasta ahora no ha sido reconocido por ninguna de las partes involucradas, que casi lo ven como natural y se la pasan echándose la culpa unos a otros.

Y por lo que se ve, ninguna de las partes va a admitir que hay una polarización que ellos mismos han generado. Pero quienes observan desde una perspectiva más neutral, como mi amiga venezolana, es lo que claramente se percibe.

Estemos de acuerdo o no con el gobierno de la presidenta Sheinbaum, algunos consideramos que se deben encontrar puntos de convergencia, al margen de las diferencias.

El punto es evitar que el país siga enfrentándose, lo que en el pasado generó una erosión en la capacidad de convivencia y la destrucción de múltiples activos que el país tiene.

Como sociedad, al margen de lo que haga el gobierno y sus detractores, tenemos la responsabilidad de evitar que esa imagen que me describió mi amiga venezolana al comenzar esta pieza se vaya a convertir en algo cada vez más cercano a la realidad.

Si el 68 no se olvida, mucho menos el 69. Adieu.

FRASE JOCOSA DE LA SEMANA:

UN LIGERO DESBORDE

La desgobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, lo vuelve a hacer. Su “comentario” de que las inundaciones en Poza Rica se debieron a que “se desbordó ligeramente” el río Cazones, generó gran indignación y críticas entre los damnificados de la zona, pues ese “ligero desborde”, como ella lo calificó, ha dejado hasta el momento cientos de damnificados, así como 29 muertos, 18 desaparecidos y 40 municipios afectados. La presidenta Sheinbaum tuvo que salir a defenderla, mientras ella se agazapaba, ante los gritos de protesta de los veracruzanos.

NOTAS CHUSCAS DE LA SEMANA:

LAS UTOPIAS DE BRUGADALANDIA

Clara Brugada se miró en el espejo y aplaudió lo que vio ahí. A un año de desgobierno en la CdMx, para ella todo va de maravilla. Sin embargo, no ha sido un buen primer año.

Sin duda, lo peor ha sido el asesinato a plena luz del día en un lugar muy público de dos de sus más cercanos colaboradores. A la fecha no se tiene ni al autor material, ni al autor intelectual, ni el móvil. Pero todo va bien.

Según ella, de 2024 a la fecha, su desgobierno logró una reducción de 12 por ciento en delitos de alto impacto.

Con todo, hace días, un abogado fue asesinando también a plena luz, frente a las instalaciones de la Ciudad Judicial. Detuvieron al asesino material, pero ¿por qué suceden estos crímenes? Porque hay impunidad, y por qué no pasa nada.

Qué decir sobre la desbordada violencia en la marcha conmemorativa de la matanza del 2 de octubre de 1968, generada por ese impune grupo de delincuentes encapuchados, quienes además de robar y vandalizar, atacaron a la policía misma. Pues nada.

Más indignó la demagogia de su secretario de gobierno, Cesar Cravioto, quien aseguró: “Lo que hubieran querido algunos es que después de 57 años vuelve a haber represión contra jóvenes”. No señor. Se trata de aplicar la Ley, no la represión.

Y más aún, ¿qué solución les han dado a las familias damnificadas por el accidente ocurrido en el puente de la Concordia y en el que murieron 31 personas? Ninguna. Gracias a la demagogia, la ineptitud y al burocratismo de la Fiscalía capitalina, no han podido cobrar los seguros correspondientes.

Qué me dicen de las “históricas y atípicas” lluvias que maltrataron a la ciudad durante el verano. No es su culpa, sino del Cambio Climático. Pero sí lo son las inundaciones (“encharcamientos” para ella), los baches y los socavones. El desastre en las calles es producto de muchos años de mínima inversión en una ciudad que se ahoga. Pero no anunció ninguna nueva inversión en infraestructura que mitigue este sufrimiento.

Luego está el trasporte. El Metro, alma de la ciudad, cada día está peor. Metro y Metrobús son insuficientes y siempre van atiborrados.

Y más etcétera. Para quienes vivimos en la ciudad, nos queda claro que las Utopías de Brugada, sus otros datos, al igual que el dinero que reparte a manos llenas en sus múltiples programas del Bienestar, no sirven para para resolver los verdaderos problemas que vive la capital.

EL PEPÍN PINGÜIN

Un escándalo de corrupción más de los morenistas. Trascendió que José Ramiro López Obrador, cariñosamente llamado Pepín, actual secretario de Gobierno de Tabasco y hermano de ya saben quién, de acuerdo con una investigación periodística de Audelino Macario, es propietario declarado de 13 ranchos, un patrimonio que difícilmente puede explicarse a partir de su trayectoria pública.

Ocho de esas propiedades fueron adquiridas durante el sexenio presidencial de su hermano. Se sabe que todas, fueron compradas al contado y en efectivo. ¿Cómo la ven? ¿Para qué querrá 13 ranchos?

¡Sí se pudo, sí se pudo!

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