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Por Samuel Cantón Zetina / @SamuelCanton
¿Cuál es la democracia por cuya pérdida -con la sobrerrepresentación legislativa y la reforma al Judicial- lloran tanto los enemigos de la 4T?
Los partidos políticos que en las urnas no tienen el respaldo popular se aferran a las plurinominales para repartir entre amigos.
Sin ellos en las Cámaras, “no hay pluralidad ni contrapesos”.
¿En verdad con ellos sí existen?
Porque lo que se ve son “alianzas” -todo el tiempo- para compartir los presupuestos y el poder.
A eso le llaman democracia…
El 2 de junio, la gente rechazó por completo a partidos que no aportan nada mejor ni diferente.
No les interesa…
Únicamente quieren tajadas del pastel.
Los más vivos: líderes de los partidos, ya están cómodamente instalados en el Congreso para tres y seis maravillosos años de no hacer nada útil.
De allí la indiferencia de la enorme mayoría de mexicanos a propósito de la guerra por los “huesos” de las Cámaras, y de la ridículamente patriota defensa de la autonomía del Poder Judicial.
¿Tiene el país una impartición ejemplar de justicia? ¿Jueces y juzgadores honestos y leales a su deber? ¿Son libres y autónomos?
Lo que se mira por las sentencias, o ausencia de ellas, es corrupción, favoritismo a criminales de sangre y de cuello blanco, y -para coronar- nepotismo descarado y documentado.
¿En serio los togados honraron la encomienda, cuidando y respetando la división de poderes, la integridad de sus cargos?
Los adversarios del régimen alegan que “no cualquiera” puede ser juez o magistrado.
Como si los actuales fueran la octava maravilla…
Afirman también que no era la reforma que el Judicial necesita, pero en un largo sexenio no tuvieron tiempo para dar a los mexicanos un mecanismo efectivo de justicia verdadera.
Querían y quieren, porque así les conviene, que todo siga igual.¡Total!: ellos vivían -viven, todavía- como príncipes de las falsas democracias…