Inicio Exclusivas EL ABISMO ENTRE LA AUTONOMÍA QUE DEFENDIÓ EL RECTOR BARROS SIERRA Y...

EL ABISMO ENTRE LA AUTONOMÍA QUE DEFENDIÓ EL RECTOR BARROS SIERRA Y LA QUE DEFIENDE EL PORRO GERARDO SOSA

6061
0

Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 49 segundos

*  Tras encabezar junto con sus empleados a sueldo y mal llamados Rectores, la llamada “Marcha de la Autonomía”, el cacique universitario, Gerardo Sosa Castelán, fanfarroneó con que el “brazalete” que le colocaron para su localización las autoridades, lo lleva en la historia; y en efecto, porque en la suya abundan los anales de corrupción y violencia, que lo inhabilitan para defender la autonomía de la UAEH, como en 1968 lo hiciera en la UNAM, el ejemplar Rector, Javier Barros Sierra 

Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010

Especial de Expedientes Ultra

No se le puede regatear un ápice de razón al cacique universitario, Gerardo Sosa Castelán, cuando asegura que el brazalete electrónico que le fue impuesto como medida cautelar, lo lleva “en la historia”, porque la suya carga consigo un grillete tatuado no de méritos académicos o intelectuales, sino de incontables episodios negros salpicados por doquier de sangre y violencia.

El porro de ayer que se encumbró como dueño absoluto de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UEAH), desde hace 40 años, gracias a la complacencia de los gobiernos priístas, aparece hoy con el mayor de los cinismos ante las nuevas generaciones de hidalguenses, como el adalid de la autonomía universitaria.

Esa autonomía que secuestró para emplear los millonarios recursos de la máxima casa de estudios de la entidad, en satisfacer sus aviesos intereses personales, aunque parece que el mayor de sus objetivos de ser gobernador del Estado, se ha esfumado para siempre, ante la averiguación de la Fiscalía General de la República (FGR), que aún pesa en su contra por presunta malversación de fondos de la UAEH y que los condenó a portar un “brazalete” de localización que no está precisamente en el museo universitario como el fanfarrón cacique presume.

Tras encabezar junto con sus empleados a sueldo a quienes ha colocado en el cargo de rectores sin pedir parecer ni a la comunidad académica, laboral o estudiantil, la llamada “Marcha de la Autonomía” que decantó en la Plaza Juárez, fue una más de las burdas parafernalias donde el jefe de la Sosa Nostra, volvió a echar mano de los estudiantes de los diversos grados y especialidades de la UAEH, para aparentar una fuerza política que hace mucho dejó de tener.

Generaciones enteras de alumnos que en su momento fueron amenazados y obligados a acudir a los mítines políticos de los partidos empleados por el Grupo Universidad para no perder sus ilegales canonjías, saben perfectamente que los Rectores al servicio de Gerardo Sosa, los han usado contra su voluntad y sin la mínima convicción partidista, para apoyar al cacique.

Ni Sosa Castelán y sus ex rectores Juan Alberto Flores Álvarez, Juan Manuel Menes Llaguno, Adolfo Pontigo Loyola, Juan Manuel Camacho Beltrán, Humberto Veras Godoy y el empleado en turno, Octavio Castillo Acosta, se creen el cuento de que la comunidad los apoya o de que la sociedad hidalguense ve con buenos ojos que se escuden en la autonomía universitaria para manejar con la mayor discrecionalidad, y sin rendir cuentas a nadie, de los recursos públicos que se pagana con los impuestos de todos los ciudadanos.

El voto en las urnas contra todo lo que huela al clan Sosa, es unánime. Y los descalabros de Damián y otros tantos de sus alfiles en las elecciones del 2024, así lo demostraron. Los hidalguenses saben bien cómo se las gasta la corrupta y gangsteril mafia de la Sosa Nostra, por eso en el terreno electoral le ha dado la espalda.

Pero no está de más ilustrar a las nuevas generaciones sobre los antecedentes delincuenciales de Gerardo Sosa Castelán, contenidos en documentos de la desaparecida Dirección Federal de Seguridad (DFS), brazo de la inteligencia de los gobiernos priístas, sobre todo en las décadas de los 70s y 80s. Y dados a conocer por el periodista Áxel Chávez, corresponsal de una conocida revista de circulación nacional, quien realizó una acuciosa revisión de estos documentos en el Archivo General de la Nación (AGN).

En la ficha 013-028-002, se da cuenta de un reporte del 23 de septiembre de 1985. ¿Qué fechorías cometía, hace 40 años, el porro Gerardo Sosa, en municipios como Tulancingo? De acuerdo a la inteligencia oficial, ese día a las ocho de la noche, alumnos pertenecientes a la Federación de Estudiantes Universitarios de Hidalgo (FEUH), que se trasladaban a bordo de un autobús, rompieron un cristal de las instalaciones de la Radiodifusora XENQ, causando destrozos y saqueos en diversos comercios.

¿Pero por qué los estudiantes eran obligados a prestarse a actos vandálicos en vez de estar en clases? Sencillamente porque las autoridades de entonces, habían nombrado como nuevo alcalde de Tulancingo a Aurelio Marín Huazo y no a Cesáreo Jorge Márquez, quien desempeñaba el cargo de Director de Servicios Escolares de la UAEH, ligado al grupo de Gerardo Sosa Castelán, en esos años ya poderoso mandamás de la máxima casa de estudios y Secretario General del Sindicato Único de Trabajadores al Servicio de los Poderes del Estado de Hidalgo. El ejército debió intervenir para calmar a las huestes del ya mafioso porro y líder sindical.

Otra ficha informativa del 6 de julio de 1983, daba cuenta de que Gerardo Sosa y sus secuaces, en completo estado de ebriedad, habían causado daños a un restaurante de Ciudad Sahagún por el solo hecho de que no les quisieron vender otra botella de vino

Toda esta impunidad solapada por los gobernadores priístas a lo largo de las décadas, fue criando a un verdadero, poderoso y peligroso delincuente que se sintió con las ínfulas necesarias para disponer de millones y millones de pesos sin rendir cuentas a nadie. La autonomía que grotescamente dice defender Gerardo Sosa no es más que la excusa bajo la cual defiende su derecho a sentirse dueño absoluto de la UAEH.

Inevitable para el columnista hacer el comparativo entre un rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que pasó a la historia por defender la autonomía universitaria cuando el ejército represor de Gustado Díaz Ordaz, ingresó de manera indebida al campus.

Me refirió al rector Javier Barros Sierra, el ejemplar maestro emérito que se puso al frente del estudiantado, el primero de agosto de 1968. para exigir respeto a la autonomía universitaria. Acto de dignidad al que se sumó con pundonor y convicción toda la comunidad. Hombre de ideales y principios que no renunció pese a las presiones oficiales tras la matanza del 2 de octubre de 1968.

Nada que ver con el porro, ex diputado local y federal, ex rector y ex presidente del Patronato Universitario, que hace unos días, encabezó una marcha, dizque por la defensa de la autonomía de la UAEH.

Hay que releer la historia para saber quiénes han tenido autoridad moral para hablar de autonomía, y a quiénes los hechos les cancelan tal derecho, al tener tatuado a su historial delincuencial la imborrable etiqueta de PORROS y violentos mafiosos.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí