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LOS ETERNOS BACHES

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EDUARDO EL CAPI GARCÍA GARCÍA

Para Michell, que me hace habitar con frenesí la Luna…

México, país de baches y socavones. El año pasado escuché en televisión las palabras bachómetro y bachetón y poco después oí en mi trabajo que alguien se refería a hacerse bache, similar a hacerse wüey o guaje, vamos pendejo. Nunca había escuchado semejante palabra al mencionar a los güevones, que nunca faltan. Pero bueno, quien utilizó dicho vocablo me explicó que hacerle al bache significa que ya sabes que tienes un gran problema, pero en lugar de resolverlo, nada más lo tapas.

    Según el testimonio de los autodenominados cazabaches del gobierno de la Ciudad de México, que parece sí los hay, los baches (un hoyo en el pavimento de las calles) y los socavones (el hundimiento del suelo provocado por una caverna subterránea) son inevitables. Donde hay autos, habrá baches, dicen, y donde hay humedad y autos, habrá socavones. Pero eso no es cierto. Según me cuentan los que saben, existen calles y carreteras con mayor o la misma circulación en otros países, y ahí no baches.

    Los baches ocurren porque el pavimento que se utiliza en México es de pésima calidad y un negocio redondo (empapado de corrupción) para quienes lo surten y los políticos que lo compran. Los equipos que lo instalan no están debidamente preparados. A eso sumemos las alarmantes, tremendas y cotidianas fugas de agua y los constantes daños que los equipos de gobierno (federal, estatal, municipal) realizan a sus encarpetados, y el desastre queda cocinado.

    Tan sólo en el 2024, el gobierno federal anunció que destinaría 4 mil millones de pesos en reparar 44, 574 kilómetros de carreteras federales en los 32 estados del país, entre noviembre de 2024 y febrero de 2025, los cuales ignoramos si en verdad se aplicaron.  

    De igual forma, en la Ciudad de México el programa local atendió, según el gobierno, 2,226 baches en las 16 alcaldías. Por su parte, en octubre del año pasado Clara Brugada lanzó con pompa y circunstancia el programa Bachetón, con el que, según ella, repararían 42 mil baches en 56 colonias y 15 mil más en vialidades primerias en su primera etapa (¡hay colonias con hasta 3 mil baches!). El caso es que no se ven los resultados por ningún lado. Me hace sospechar que ni ellos mismos saben cuántos baches existen en la ciudad, pues a diario surgen muchos más, y con estas lluvias torrenciales ni se diga. Y muchos otros tienen meses sin repararse, pese a las quejas de los colonos, al grado de que ya es uno de los principales problemas de la ciudad. ¿Qué pensarán hacer el próximo año cuando seremos sede para el Mundial de Fútbol? Pues bachear y bachear.

    Y qué me dicen de Pachuca, que está entre las primeras ciudades, en cuanto a número de habitantes que se quejan del deterioro de las calles y, claro está, de los baches. Tras Pachuca está Ecatepec, considerada la quinta ciudad con peores vialidades, según datos del INEGI en 2023. En el caso Pachuca, hay más de 400 colonias, de las cuales al menos el 80 por ciento presentan baches y hundimientos, lo que ocasiona que los trayectos cotidianos tomen el doble de tiempo.

PERO EL BACHISMO VA MÁS ALLÁ

Así es. El bache es una forma de ser del mexicano. El bache se debe a que los mexicanos, para no ser ingenieros, somos ingeniosos. Normalmente no tenemos plan o visión del todo. Entonces las cosas salen sobre la marcha, a medias o mal. Algo cotidiano en el Congreso de la Unión (de diputadetes y cenadores), donde la maquinaria de la 4T saca reformas hechas literalmente con las patas. Luego, hay que repararlas por encimita, improvisarle.

    Construimos uniendo pedazos de cosas ya hechas, es decir, parchamos. Residuos. Pasados. Como las casas hechas de pedazos. Así está hecho el mexicano común, de restos y -clave de claves- reparaciones.

    Desde los automóviles, pasando por el Congreso, hasta el gabinete presidencial (ambos exuberantes en cuanto a restos de pasados desgobiernos), el mexicano espera que aparezca un problema y lo tapa con un arreglo o una manita de gato, darle una pasadita, echarle mecánica o la famosa chicanada. Es lo que vimos con el conflicto de la CNTE y que seguramente veremos con el pavoroso paro de labores en todos los tribunales de la Ciudad de México, que al parecer esperan le reviente directamente a la presidenta Sheinbaum, cuando le corresponde resolverlo a Brugada. 

    El problema de fondo es que el mexicano hace eso para no resolver el problema de fondo: ¡cambiar toda la estructura! Diseñar otra totalidad. Si constantemente hay nuevos baches y tremendas fugas de agua, es que no sirve, hay que removerlo entero. Generalmente cuando un mexicano descubre un error, no se atreve a comenzar de cero.

    La razón por la cual el mexicano se enorgullece de saber reparar una nave espacial o una máquina especializada de origen alemán con un chicle o un clip es la razón por la cual no es capaz de diseñar una nave espacial o una máquina herramienta. Mientras le parezcan geniales sus ingenios, chucherías y ocurrencias, no inventará ni resolverá nada.

    Intercambia partes (provisionalmente). El gran problema del país es que nada se resuelve de raíz. Andamos por las ramas. El bachismo se debe al miedo de aceptar el fracaso. Tapar un agujero, hacerle un arreglito, calarle a ver si así ya queda bien, son técnicas para esconder que fallamos. Y ejemplos sobran en las acciones de los desgobernantes (del partido que sean) que padecemos como una plaga.

    Tenemos pavor de deshacer y rehacer las cosas. Por eso las disimulamos. Mejor mentir, engañar, callar. Mejor distribuir beneficios inmediatos del Bienestar o llevar al sonidero Polymarchs a Reforma, no importando que haya costado casi 12 millones de pesos. ¡Ah, pero el Metro en el desastre total por falta de mantenimiento! Tapar un bache y descuidar el otro.

    La cultura del remiendo y del por mientras corre por las venas de toda la nación, porque es lo nuestro. Y mientas esa forma de hacer y pensar no cambie, el país seguirá valiendo bache.

    Baches sentimentales, baches políticos, baches educativos, baches familiares, baches económicos, baches en salud, baches intelectuales, baches de corrupción, baches morenistas, baches, baches y más baches.

    Pongámonos esta regla: si aparece un bache (uno más) en algo que hagamos, deshagámoslo por completo. No lo reparemos. Comencemos de nuevo, partiendo de cero. Algo muy, pero muy difícil de concebir para la patética clase política que tenemos.

    Y si alguien nos dice que el producto o servicio que nos vendió es natural que tenga sus fallitas, le decimos que no se haga bache y que mejor haga bien su trabajo. ¡Sálvese quien pueda!

PERLAS DE LA SEMANA:

  • “La 4T es la dictadura más democrática que he conocido en el mundo”: Óscar Cantón Zetina, senador morenista, al defender la Ley Telecom.
  • “Roberto tenía siete grandes defectos, seis hijos y una esposa (…) Si fueran míos, serían maravillosos, pero no siendo míos, eran un problema”: la polémica actriz Florinda Meza sobre Roberto Gómez Bolaños, tras el estreno de la serie Sin querer queriendo, en torno a la relación extramarital que sostuvo con Chespirito.

NOTAS VIBRANTES DE LA SEMANA:

    El pleno de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión ratificó el nombramiento de la presidenta Claudia Sheinbaum en favor de Juan Antonio Ferrer Aguilar como Embajador Extraordinario y Representante Permanente de México ante la UNESCO.

    El ex director del desaparecido Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), fue señalado por la senadora Lily Téllez de ser el responsable del desabasto de medicamentos durante la pandemia y del desvío de recursos en el sector salud.

    “Es uno de los hombres más corruptos y que infringió dolor a los mexicanos” y que desvió recursos “a empresas de Andy López Beltrán” y que lo enriqueció y que “en lugar de mandarlo a la cárcel lo van a mandar a París… Lo vamos a perseguir hasta allá”, afirmó muy enojosa la Téllez.

   En el mismo sentido, Hugo López-Gatell, llamado por la oposición de la 4T como el Doctor Muerte, será representante de México ante la Organización Mundial de la Salud (OMS), así lo confirmó la presidenta Claudia Sheinbaum pese a su polémica y desastrosa gestión al frente de la pandemia de Covid-19 que en México dejó más de 300 mil muertos. “Yo lo nombré, sin problemas lo puedo decir”, dijo Sheinbaum al tiempo que recalcó que dicho nombramiento no requiere de ratificación por parte del Senado. Este nombramiento desencadenó una serie de críticas en amplios sectores políticos y ciudadanos.

    Erasmo Catarino González Delgado, quien saltó a la fama después de ganar el reality show de canto La Academia de TV Azteca en su cuarta generación (2005), rindió protesta como senador en turno, en sustitución de Luis Armando Bravo, del Partido Verde por el estado de Chiapas. Pese a que su presencia será breve, Erasmo Catarino podría participar en la discusión y votación de temas cruciales para el país. Su nombramiento causó gran polémica en ciertos sectores políticos, ciudadanos y de la iniciativa privada de Chiapas, pues él es originario del estado de Guerrero, además de que el cantante de música regional no tiene ninguna experiencia previa en el ámbito político, lo cual nos hizo recordar al nefasto Cuauhtémoc Blanco, que por su popularidad como futbolista llegó a la gubernatura de Morelos, entidad a la que literalmente destruyó. El surrealismo mexicano a todo lo que da.

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