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MÉXICO Y LA FIRME POSTURA DE CLAUDIA SHEINBAUM

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Por Víctor González Herrero / @VicGlezHerrero

En el contexto de tensiones recurrentes entre México y Estados Unidos, -que si bien no son recientes, pero se acrecentaron desde la aparición de Donald Trump en la escena política norteamericana-, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, adoptó una postura firme y enérgica, aunque diplomática, ante las amenazas del nuevamente presidente estadounidense sobre la imposición de aranceles, la migración, el tráfico de fentanilo y el combate a los cárteles de drogas.

Estas declaraciones, que generan expectativas en ambos lados de la frontera, ponen a prueba la relación bilateral en temas clave para la seguridad y la economía de la región.

Sin lugar a dudas, uno de los puntos más controvertidos ha sido la amenaza de Trump de imponer el 25% de aranceles a productos mexicanos como medida de presión para lograr sus objetivos en materia migratoria y de seguridad. Pero Sheinbaum ha respondido con un mensaje claro: México no cederá a presiones unilaterales que afecten su economía y soberanía. La presidenta ha subrayado la importancia de mantener un diálogo constructivo y respetuoso, recordando que la relación comercial entre ambos países es mutuamente beneficiosa.

No olvidemos que México es uno de los principales socios comerciales de Estados Unidos, y cualquier medida arancelaria no solo afectaría a la economía mexicana, sino también a cadenas de suministro estadounidenses y a consumidores y productores en ambos países.

Por ello, Sheinbaum ha reiterado que la solución a los desafíos bilaterales no pasa por la imposición de medidas coercitivas, sino por la cooperación y el entendimiento mutuo.

En cuanto a la migración, Trump ha acusado a México de no hacer lo suficiente para detener el flujo de migrantes hacia la frontera sur de Estados Unidos. Frente a estas críticas, Sheinbaum ha defendido un enfoque humanitario y coordinado, destacando que la migración es un fenómeno regional que requiere soluciones integrales y no medidas unilaterales.

La presidenta ha sido muy reiterativa, en que México ya ha implementado medidas significativas para gestionar los flujos migratorios, incluyendo la cooperación con países centroamericanos y el fortalecimiento de sus propias fronteras. Sin embargo, ha dejado claro que México no actuará como un muro de contención para Estados Unidos, y que cualquier política migratoria debe respetar los derechos humanos y la dignidad de las personas.

Lo que se refiere al tráfico de fentanilo y la lucha contra los cárteles de las drogas, han sido también puntos de fricción constante. Trump ha acusado a México de no combatir eficazmente a los cárteles que producen y trafican esta sustancia hacia Estados Unidos. Incluso ha llegado a insinuar que el gobierno mexicano protege a los grandes capos criminales. Ante ello, Sheinbaum ha respondido que México está comprometido frontalmente con la lucha contra el narcotráfico, pero ha subrayado que este es un problema compartido que requiere cooperación binacional.

Todos sabemos que el consumo de drogas en Estados Unidos es uno de los principales motores del tráfico y por ende de la producción, y ambos países debemos trabajar juntos para abordar las causas profundas del problema. Sheinbaum ha propuesto fortalecer la inteligencia compartida, mejorar los controles fronterizos y atacar las redes financieras de los cárteles, siempre bajo un marco de respeto a la soberanía mexicana.

Hay que reconocer, que Claudia Sheinbaum ha demostrado que su gobierno no se doblegará ante las presiones de Trump, pero tampoco caerá en la confrontación. Su enfoque se basa en la defensa de los intereses nacionales, el respeto a la soberanía y la búsqueda de soluciones a través del diálogo y la cooperación.

La postura presidencial mexicana representa un equilibrio entre firmeza y pragmatismo. Por un lado, busca proteger los intereses de México, mientras mantiene abiertas las vías de comunicación con nuestro vecino del norte, consciente de que la estabilidad y la prosperidad de ambas naciones están profundamente entrelazadas.

En sus propias palabras: “México es libre, soberano e independiente. No somos ni seremos nunca colonia ni protectorado de nadie»

En conclusión, frente a las amenazas de Trump, México, bajo el liderazgo de Claudia Sheinbaum, ha optado por una estrategia que combina la defensa de la soberanía con la promoción de la cooperación bilateral. Este enfoque no solo busca proteger los intereses nacionales, sino también preservar una relación bilateral que es crucial para el futuro de América del Norte.

Al tiempo.

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