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Por Samuel Cantón Zetina / @SamuelCanton
Reunido con un grupo de amigos y grandes periodistas de Tabasco+ Víctor Ortiz, Homero T. Calderón, Lino Gallegos y Roberto Carrera, aventurábamos cómo serán los siguientes gobiernos de la 4T.
Si la continuación será una réplica casi idéntica de lo que hemos visto estos 5 años.
O se producirá una ruptura entre los que llegan y los que se irán, y en qué tiempo -del próximo periodo-podría ocurrir.
Una idea dominante es que tendrá que haber una modificación sustancial al menos en las formas de los entrantes, obligados por las circunstancias (Ortega y Gasset).
El régimen de Andrés Manuel López Obrador se ha caracterizado por ejercer un sólido liderazgo que no claudica ni desmaya.
Pero el paisano es un fenómeno, un personaje inquebrantable que no sucumbió ante los más cruentos ataques que haya recibido un presidente.
De hecho, el cálculo de quienes desde un principio se vieron afectados y agredidos por el peculiar estilo de gobernar del político tropical, es que no resistiría más de un año el bombardeo que llovió sobre su tenaz humanidad.
Se equivocaron rotundamente, y Las Mañaneras fueron primero dolor de cabeza, y con el tiempo, jaqueca.
En Tabasco, tierra y agua de Andrés, el gobernador con licencia Adán Augusto López Hernández, como “hermano” de Obrador, ha dispuesto del poder a todo lo que da, amparado por el sagrado manto del caudillo.
Quien sea -hombre o mujer- el reemplazo en el edén, no volverá a ser de tales lazos fraternos con el ocupante del despacho principal de Palacio Nacional.
Carecerá, pues, del fabuloso halo bienhechor que emana del Number One.
Recapitulando, AMLO ya no estará más al frente del proyecto de transformación, y entre los jefes guindas del mañana, y la ciudadanía, tendrá que construirse otra relación.
Ya sin él, y dependiendo los lideres de sus propias dotes.
Imposible que sean ya macizos e imbatibles, porque no traen -al arranque- el power del hijo pródigo de Tepetitán.
Así de fácil.
