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La Reforma Laboral y su extravío en el Gobierno de la CDMX

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La Doctora, Sheinbaum sin operadores políticos

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*A más de un mes de entrar en funciones, el Directorio de la FSTSE, que debe modificar los estatutos del SUTGCDMX y convocar a nuevas elecciones, opera en el más absoluto hermetismo y opacidad sin informar a la base trabajadora sobre sus acuerdos; Joel Ayala prohibió difundir información al respecto mientras funcionarios persisten en entrometerse en la vida interna de la organización violando los preceptos de la Reforma Laboral

Por Giuseppe Gatopardo

Especial para Expediente Ultra

El irresuelto conflicto del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno de la CDMX (SUTGCMX), corre por dos vías paralelas: la jurídica y la política, que tarde o temprano van a colisionar si no se buscan los debidos acuerdos entre el equipo de quien se dice candidato ganador de la elección del pasado 9 de enero, Hugo Alonso Ortiz y la gente del Directorio encabezada por el líder de la burocracia nacional, Joel Ayala Almeida.

Mientras los abogados del candidato de la Planilla Azul combaten, entre otros flancos legales,  la anulación del proceso de elección por parte del presidente del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje (TFCA), Placido Humberto Morales –agobiado por el recurrente síndrome del desatino–, el dirigente de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), Joel Ayala, busca hilvanar la punta de la madeja a la enredada bola de estambre en que se ha convertido el Único  aunque, en los hechos, parece que lejos acomodar los hilos, el ex senador ha terminado por intrincarlos  más.

El Directorio y sus acuerdos en privado

Como se recordará, el pasado 20 de enero el líder de los burócratas anunció a los medios que a petición de 25 Secretarios Seccionales, afines a la Planilla Roja que apenas alcanzó arañó los cinco mil votos con su candidato, Armando Bautista, la FSTSE integraba un Directorio compuesto por 6 representantes de esa central y 14 trabajadores en activo del Único, algunos de éstos últimos,  ex Secretarios Generales y otros más, ligados a los grupos aglutinados en la Roja, o afines al depuesto Juan Ayala Rivero.

De esta manera se buscó trazar una vía política para superar las diferencias a través de la elaboración de nuevos estatutos y el lanzamiento de otra convocatoria para reponer las elecciones del 9 de enero en que acudieron a las urnas más de 30 mil trabajadores, algo así como el 30 por ciento del padrón de sindicalizados.

Pero a esta ruta política – nunca consultada a las bases–,  no se sumó el candidato de la Planilla Azul quien en fecha anterior al anunció de FSTSE realizó una magna concentración en el Zócalo capitalino para mostrar su “músculo” de adhesiones y anunciar su disposición a sumarse a la Reforma Laboral de Andrés Manuel López Obrador, en abierta colaboración con la Jefa de Gobierno. El conflicto se polarizó.

Hugo Alonso Ortiz insiste en proclamarse como el legítimo ganador de un proceso de elección que al decir de sus representantes jurídicos, le asiste tanto el derecho de los sindicalizados a exigir el respeto a su voto, como el jurídico de hacer valer la autonomía sindical establecida en los acuerdos 87 y 98 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT); violentados lo mismo por funcionarios capitalinos como por el titular del TFCA y la imposición de un Directorio, cuya validez es tema de inacabadas interpretaciones jurídicas por no estar precisado  en los estatutos del SUTGCDMX y de manera vaga en los de la FSTSE.

A casi dos meses de celebrarse las primeras elecciones en la historia del sindicato mayoritario de la CDMX, para elegir a su líder máximo, las cosas están más confusas que en diciembre pasado cuando se realizó la reforma estatutaria y una convocatoria, convalidadas de inicio por los grupos internos, pero descalificadas por los simpatizantes de la Planilla Roja y los funcionarios locales y federales cuando el llamado “candidato oficial”  no pintó en las urnas.

Plácido Morales, no da una

De esta manera los costos políticos empiezan a ser preocupantes tanto para el gobierno de Claudia Sheinbaum como para la 4T, porque la Reforma Laboral no camina en el sindicato mayoritario de la CDMX, al menos de acuerdo a lo establecido en el terreno del voto libre, directo y secreto y el respeto a la autonomía sindical.

Un fracaso en la aplicación del nuevo ordenamiento en el cuarto sindicato más importante del país no podrá ocultarse bajo la alfombra, si se considera que los socios comerciales de México en el T-MEC, establecieron como una de las irrenunciables condiciones para su firma y vigencia, la supervisión que los expertos del Panel Laboral  pueden hacer  en situaciones donde exista la presunción de anomalías  en el cumplimiento de sus obligaciones en la materia.

Los trabajadores, un cero a la izquierda

Y si en el Único persisten los líos, la atención de los panelistas tendrá motivos suficientes para iniciar su primer análisis y exhibir a los simuladores –léase funcionarios–, que intentan ignorar las reglas del tratado. El gobierno capitalino debería explicar por qué en su papel de patrón  ha permitido que sus funcionarios violen no solo la autonomía del SUTGCDMX, sino además operan con absoluta intransparencia en la adquisición de vestuarios y otros enseres donde existe complicidad con líderes acostumbrados a los “moches”, para dar su visto bueno.

La Jefa de gobierno denunció el pasado año el negociazo que se hacía en el pasado con los “vales de fin de año”, pero eso es apenas un botón de muestra de la variada mercería de tranzas entre dirigentes del Único y funcionarios que en el combate a la corrupción de la 4T ya no debería existir, pero aún respira.

Retomando un poco el hilo conductor del asunto, debemos recordar que pasado  28 de enero, el TFCA validó con una por demás extraña toma de nota al Directorio que de origen resultó a todas luces antidemocrático, pues es inaceptable que en medio de un contexto de cambios democráticos donde son los trabajadores quienes deben decidir sobre el futuro de sus organizaciones, sea un reducido grupo de 20 personas las que determinen por 110 mil agremiados; 130 mil, según las cuentas del ocurrente titular del TFCA, que lejos de resolver los asuntos pendientes ya hasta dio fecha para la próxima elección: 21 de abril.

El enredo se torna  más delicado pues los operadores de la Jefa de Gobierno –diríase parvularios–, la orillaran incluso a tomarse la foto con los miembros del Directorio cuando en los tribunales subsisten un cúmulo de juicios y amparos pendientes a resolver; es decir, que con un montaje político buscaron subsanar, ante la opinión pública,  el respeto al Estado de Derecho.

Joel Ayala, impuso su Omertá

Preocupante que en este torneo de contradicciones,  los oportunistas ideológicos y su  falsificación de ideales busquen meterse con calzador en la 4T. En pasadas entregas comentamos que muchas de las alianzas al interior de la organización en crisis, están unidas con la argamasa de los intereses creados. De ahí que la base trabajadora esté pasando a un segundo término, como en los viejos tiempos cuando un puñado de 120 turiferarios al gobierno y al líder en turno, decidían por 110 mil agremiados, en sus congresos a puerta cerrada. De forma invariable con estos “charrazos”  los trabajadores salían perdiendo.

Lamentable además que fundamentos de la Reforma Laboral como la libertad sindical y la transparencia sean lenguajes de utilería porque hasta la fecha los miembros del tan llevado y traído Directorio no se han dignado en realizar un solo foro donde se convoque a participar y opinar  a la base trabajadora en la que, supuestamente, reside la esencia de la nueva democracia sindical. De hecho, Joel Ayala Almeida hizo jurar a los “chamaqueados” integrantes del Único casi una “Omertá” sindical  al interior del Directorio,  para guardar silencio absoluto sobre los acuerdos que se tejen en petit comité. Nada sale ni se comenta al exterior si no es con la venía del eternizado líder.

¿Es esto transparencia y respeto a los trabajadores? ¿Por qué coartar la libertad de expresión a los miembros del Directorio? ¿Qué se busca esconder a las bases? Ni siquiera ha habido un comunicado a los medios para enterar a los 110 mil sindicalizados de cómo van las cosas, en un mínimo de respeto.

Y desde aquí les preguntamos a quienes forman parte del Directorio: ¿Acaso alguno de los agremiados de su organización votó alguna vez para que el ex senador los representara, así fuera de manera provisional? ¿Con que cara acudirán a solicitar al voto de sus compañeros si han aceptado la imposición de un “bozal”, como si se tratara de los viejos tiempos en que los políticos autoritarios del PRI indicaban qué se hacía y decía y qué no? ¿Acaso no tuvieron la capacidad de resolver de manera interna de sus diferencias? ¿Qué entienden entonces por autonomía sindical?

Por si esto fuera poco, tras esta absoluta opacidad se siguen ocultando las intromisiones de funcionarios que marcan el rumbo a seguir, ligados con grupos de interés y personajes del pasado que no quieren renunciar al círculo dorado de los privilegios.

Es más, el Director de Administración Personal del gobierno de la CDMX, Sergio Antonio López Montecino,  ha propalado la versión de que la FSTSE ya tiene su candidato al Único y que las autoridades locales serán respetuosas de tal decisión. Eso sí, ha puesto como condición que una vez cocinados los nuevos estatutos, serán él quién dé la última palabra y haga los ajustes correspondientes. ¡Vaya autonomía donde las bases son un cero a la izquierda¡

Dicen que el chileno ya se frota las manos junto con su protectora Bertha Gómez Castro por el millonario negocio de la adjudicación directa de vestuario y otras adquisiciones, que ya tienen pactadas con cierto ex dirigente metido a empresario que como punta de lanza conformó un grupo interno, con tan buen resultado que logró introducir a varios de sus integrantes al Directorio, con la venía de Joel Ayala, de quien ahora hasta se dice “asesor”. Sí, el mismo con quien rompió lanzas allá por el 2003 cuando se alió con Elba Esther Gordillo para jugarle las contras.

Este personaje que aspira a ser un símil de la maestra  –algo así como un Líder Moral–, dentro del SUTGCDMX, ya ofreció 30 mil playeras al presunto ungido, como aportación a la campaña por venir. López Montecino conoce muy bien a este ex líder de corazón tricolor porque fue a visitarlo hasta sus oficinas del Barrio de Santa Anita para pactar con él y su grupo político. Al respecto, hay pruebas.

Pero de esta historia de manifiestas intromisiones e inacabados juicios hablaremos en nuestra próxima entrega porque hay mucha tela de dónde cortar. Por el momento, les comentamos de salida que ayer por la noche cuando concluíamos la redacción de esta columna, nos llamó un colega versado en el asunto del Único al que le hicieron llegar un documento entregado en la FSTSE, anunciando la desafiliación del Sindicato Único a la central burocrática.

Y usted como los confundidos y mal informados trabajadores, se preguntará: ¿Qué no la FSTSE maneja el Directorio? ¿Cómo es que el Único se salió de la misma?

Esta historia de las desafiliaciones, por cierto, la conocen bien algunos miembros del actual Directorio que en tiempos de Enrique Hanff como dirigente, fueron de los más furibundos promotores para exentarse de la férula de Joel Ayala, el mismo al que ahora han solicitado su intervención, le rinden pleitesía y expresan total obediencia.

¿Le parece si nos leemos en nuestra próxima entrega? Todavía hay mucho que contar y explicar  a la opinión pública y a la base trabajadora.

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