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Por Samuel Cantón Zetina / @SamuelCanton
La Reforma Judicial tiene que acabar con el robadero de jueces y magistrados, y forzar a los nuevos a hacer justicia al pueblo.
Pero hay otro tema que la presidenta Claudia Sheinbaum debe impulsar: la revisión de las cuotas pluris de diputaciones y senadurías.
Tampoco puede continuar la desfachatez con que un grupo de sátrapas y vivales lucra con las posiciones.
Reyes Heroles las creó para dejar de simular contienda mientras el PRI se repartía solo, y la oposición, o las minorías, tuvieran representatividad verdadera en los congresos.
Cumplió el viejo.
Fue -se dijo en su tiempo- un avance democrático.
Iría a las cámaras gente preparada y con prestigio, de los partidos y la sociedad civil, que sin embargo carece de perfil para ganar en las urnas.
No estaba mal.
¿Qué ocurre hoy con ello?
Las organizaciones políticas contrarias al régimen están peor o igual que antes de don Jesús, décadas atrás.
Empezando por el mismo PRI, que harto de sus simulaciones, aperturó el juego del poder.
¿Qué nivel de democracia alcanzó México con eso?
Todavía peor: los dirigentes de las franquicias, adueñados de ellas, reparten las pluris a gusto y arbitrio.
Alito, Marko y Zambrano se pusieron en primer lugar de las listas.
Dante se colocó como suplente de Colosio convencido que ganaría.
Se equivocó.
¿Por qué los contribuyentes tenemos que mantener esa fórmula que nada aporta, y únicamente beneficia a un puñado de desvergonzados?
Progreso fue cuando Andrés Manuel López Obrador dispuso, y él mismo se sometió, a un ejercicicio de enorme respeto para la voluntad ciudadana: revocación de mandato, aunque la cobardía de prácticamente todos los gobernadores, al negarse a la prueba a mitad de periodo, lo dinamitó en la República.
La primera mandataria tendrá la oportunidad de obligar a los virreyes.
En fin: no queremos emperadores de toga y birrete, pluris falderos pagados por todos, ni gobernadores que le saquen a la revocación.
Para acabar pronto…
