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BEJARANO & PADIERNA SA DE CV ¿AL INFONAVIT?

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FRANCISCO RODRÍGUEZ / @pacorodriguez

Con una actitud culpógena, la entonces candidata a la Presidencia Claudia Sheinbaum informó en abril que construirá 1 millón de viviendas accesibles para la población mexicana, para remediar las carencias en la materia.

Lo mismo prometió Andrés Manuel López Obrador en febrero de 2020, y no cumplió.

Hace tres meses, cuando se estableció el compromiso de la candidata hoy triunfante, seguramente vino a la mente de muchos la experiencia que en México se ha vivido con algunos de los correligionarios de Sheinbaum, Dolores Padierna y René Bejarano, entre otros.

Ha habido carencias en materia de vivienda, es cierto. Pero también muchos excesos. Y disparada corrupción.

Diga usted si no es así cuando todos los días nos enteramos por la prensa extranjera de adquisiciones de millonarios mexicanos cuatroteros en las capitales que albergan a la Gran Vía, el Ring Strasse o la Avenue Foch –para no hablar de los recientemente muy publicitados depas en Houston, San Antonio, Manhattan y Miami– que cortan el aliento a cualquiera.

Porque los mismos que derrochan en el extranjero, aquí se la viven lamentándose por la pobreza que existe en el país.

Pero hasta eso, somos espléndidos con toda la gama de la corrupción.

No hace mucho, el terremoto del ’85 dejó llorando a muchos en la calle. De inmediato, el gobierno pidió un préstamo al Banco Mundial de 500 millones de dólares para “dejar todo como estaba”.

Un ambicioso programa de reconstrucción habitacional que, dijeron sus operadores, era producto del esfuerzo y los reclamos de la sociedad civil, y que consumió todas las capacidades del aparato. Todo, para taparle el ojo al macho.

Los constructores que violaron la ley edificando con materiales inapropiados, con cálculos tergiversados, en lugares contraindicados, quedaron impunes. A nadie se le llamó la atención. Hasta asistieron como invitados de honor a cortar el listón de las nuevas edificaciones, financiadas con lo prestado a altísimos intereses‎. ¡Faltaba más!

Para “compensar” el agravio a los difuntos –más de cien mil–, se obsequiaron a los Bejarano, así como lo oye, todos los terrenos cuya propiedad no se justificó, en los perímetros del Centro Histórico, para que desarrollaran sus negocios particulares, inmobiliarios y de construcción.

Así nació la gran empresa “Nueva Tenochtitlán”, bautizada con el mismo nombre de la colonia proletaria de la ciudad de México donde vieron sus primeras luces los “agraciados” miembros del matrimonio René Bejarano – Dolores Padierna, Sociedad Anónima de “Calidad” Variable.

Cuando se dio el episodio de las ligas por quien nuevamente fue traído a México por la 4T, Carlos Ahumada, nadie tenía cara para reclamar. El asunto mayor se había pasado por “baño María”. Los Bejarano eran sólo otras criaturas del Estado. Los manipuladores habían sido manipulados. Y hoy, con su expertise, están que ni mandados a hacer para ser ellos quienes construyan el millón de casas que nos debe AMLO el millón al que se comprometió Sheinbaum, ¿no cree usted?

La 4T “desapareció” a la vivienda social

En pleno auge de la corrupción galopante, cuando la capacidad de los funcionarios no se medía con la absurda vara de 90% de lealtad al Caudillo más 10% de capacidad en la tarea encargada, cuando no se cercenaban las iniciativas de la población atribuyéndoles cargas conservadoras, floreció una rara avis que hoy brilla por su ausencia: la vivienda social.

Fueron los tiempos en los que los presidentes de la República se convertían en socios de los llamados “vivienderos”. Tiempos en los que no se requería de justificaciones sociales, ni de calidad de los materiales, ni de los efectos que provocarían el hacinamiento y la estrechez de las moradas, sino “de cuánto te toca a ti y cuánto es para mí”.

Tiempos, también, cuando no se habían tirado al caño los únicos recursos hoy existentes, los billones de pesos que se han despilfarrado en programas electoreros e ineficientes, cuando las calificadoras crediticias no habían echado nuestro crédito a la basura, cuando todavía no se prodigaban las sandeces mañaneras, existía el reconocimiento internacional a los programas de habitación popular.

Todavía hace algunos años, los organismos financieros internacionales se prodigaban en elogios hacia la vocación social de los gobiernos mexicanos. No se trata de elogiar el pasado, sólo de aceptar que cuando los aparatos públicos funcionaban, el prestigio de los programas sociales estaba muy por encima del desastre administrativo que hoy tanto se cuestiona.

El erario, para el culto al Caudillo

La contradicción profunda es que, desde el patíbulo público que hoy manipulan los cuatroteros inconscientes, se demuelen las bases del progreso popular, mientras los recursos se usan para el culto al Caudillo, y se perjudican todos aquellos renglones que antes se destinaban, precisamente, a impulsar los avances de la población más necesitada, las franjas vulnerables de la sociedad.

La política de vivienda popular hoy no existe. Mientras que, en el año 2017, uno antes de que llegarán las hordas de la 4T, la Reunión Anual de Gobernadores latinoamericanos del Banco Interamericano de Desarrollo, una de las instituciones más sólidas en el financiamiento a la vivienda, reconocía continentalmente el programa mexicano de Mejoramiento Barrial y Comunitario, así como las políticas de empoderamiento de las mujeres, aconsejando su inclusión en todos los protocolos de América Latina y del Caribe.

Todos coincidieron en expresar en la Reunión de Asunción, Paraguay, que “recaudar impuestos de la ciudadanía y devolvérselos de manera íntegra a fin de que decida qué acciones de mejoramiento y crecimiento humano se deben aplicar, es un acto de congruencia, transparencia, rendición de cuentas y justicia social”. Nada más, pero nada menos.

Hubo reconocimientos continentales

Aseguraron entonces los gobernadores reunidos en Paraguay que “más del 60% de los cinco mil proyectos que se han ejecutado en el Programa de Mejoramiento Barrial y Comunitario de México, han sido impulsados por mujeres, lo que demuestra su contribución en el empoderamiento de ese sector de la población, con obras que fomentan su desarrollo personal, familiar y social: la capacitación, el bienestar económico, el fortalecimiento del entorno y el apoyo a la comunidad”. Así, con todas sus letras.

Tal, el manifiesto de reconocimiento internacional que ninguno de los programitas fallidos de la Corta Transformación petulante ha podido lograr. A cambio de eso, hoy los organismos internacionales se dedican un día sí y otro también, a advertirnos con gravedad que estamos instalados en el fracaso.

No hubo un solo programa electorero del gobiernito de la dizque honestidad valiente, que proclama “primero los pobres”, que haya obtenido el respaldo financiero de la comunidad continental. Al contrario, los créditos que la 4T había solicitado al Fondo Monetario Internacional se perdieron gracias a la actitud insensata del Caudillo.

El billón y medio de pesos que este régimen contrató en 2020 para hacer un colchón y dedicarlos en las siguientes quincenas a importar los alimentos y las subsistencias populares ante la inminente crisis agropecuaria y la hambruna, fueron perdidos, por la ambición de liderar el movimiento bolivariano, una fantasía que sólo existía en la cabeza del paladín tabasqueño.

Y es que por andar llevando el candil a la calle y favorecer la recuperación del gobierno argentino, de los Fernández – Kirchner, a la primera oportunidad se cedió el terreno andado para que los gauchos consiguieran ese fondo de dinero y aplicarlo a su maltrecha economía. ¡Hágame usted el refabrón cavor!

Inservibles las zarandajas de AMLO

En lugar de atender las ingentes e importantes necesidades de la población, en vez de aprovechar los recursos existentes para construir vivienda digna, respetar el entorno habitacional, regularizar jurídicamente la tierra, honrar las tradiciones del espacio público, el régimen actual optó por la puerta falsa de tirar el dinero restante en alimentar las ambiciones electoreras del Caudillo.

Este es uno de los fracasos que revela el carácter autoritario y despótico del régimen prevaleciente. Su pobre desempeño de cara a los gobernados.

En tiempos del vilipendiado neoliberalismo, los programas sociales de vivienda fueron aplicados por el convenio del peñanietismo con el PRD de la Ciudad de México.

Fueron replicados al unísono en doce entidades de la Federación: Michoacán, Tlaxcala, Durango, Chihuahua, Chiapas, Tabasco, Nuevo León, Quintana Roo, Aguascalientes, Sinaloa y Coahuila. Todos pudieron.

Y si lo anterior fuera poco, sus protocolos se aplicaron a pie juntillas en más de quince regiones de los cinco continentes: Colombia, Dubai, Kuwait, Ucrania, China, Lituania, Panamá, se iniciaron en Australia y en regiones africanas con nuestro grado relativo de crecimiento. Una bofetada de realidad para los cachetes de los cuatroteros, que hoy se debaten en la abulia y el conformismo.

‎Ante esa evidencia, todos nos preguntamos ¿dónde están las políticas sociales tan cacareadas por la Cuatroté? ¿En dónde quedó el billón y cuarto de pesos del presupuesto que se tiraron al caño en búsqueda de popularidad y aceptación electoral? ¿Para qué sirven las ilusiones de Santa Lucía, el Tren Maya, la Refinería, el Transístmico, la Guardia Nacional, el rescate prometido y anunciado de Pemex, y tantas zarandajas que nos hemos tenido que tragar?

El programa de vivienda social, que no saben los cuatroteros en el poder para qué sirve o por qué se come, es la prueba palpable de la ignorancia, de la corrupción y de la incapacidad explícita de un gobiernito de cuates y leales que se dedican a esquilmar sin resultado alguno.

‎Y aun así‎, los cuatroteros siguen tirándole piedras a su propio tejado, sin saber que están destruyendo lo poco que había y dejando para sus hijos y nietos un peor país.

¡Qué desgracia!

Indicios

Carlos Martínez Velázquez, director general del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), aseguró que el instituto estima una inversión de 250 mil millones de pesos para el programa de construcción de viviendas de la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum. “Nosotros hemos estado ayudando para estimar que se podrían invertir por parte del Infonavit 250 mil millones de pesos a lo largo de la siguiente administración para hacer y construir 500 mil viviendas adicionales”. ¿Se imagina usted a cuanto ascenderán los “moches” de ese presupuesto? Porque en el sótano, primer y segundo piso de la Cuarta Transformación, todo sigue siendo corrupción. *  *  *  Y por hoy es todo, mi personal reconocimiento a usted que leyó este espacio de opinión y, como siempre, le deseo ¡buenas gracias y muchos, muchos días!

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