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Samuel Cantón Zetina / @SamuelCanton
Pudo ser desafortunado, pero lo dijeron: las reformas a la Constitución que se aprobarán de aquí a fin de mes, serán “regalo” de despedida para el presidente López Obrador.
Lo dijo Gerardo Fernández Noroña, y presumiblemente también Mario Delgado.
Esas modificaciones a la Carta Magna eran deseadas y promovidas por AMLO desde hace años, pero solo las podrá concretar ahora con la mayoría calificada que la 4T gestiona en las cámaras luego de la paliza de MORENA en las urnas.
Con las reformas, de acuerdo al mandatario por lo que resta a septiembre, se acaba con la corrupción del Poder Judicial y los órganos “independientes”.
Al menos un rato…
Sin embargo, hay otras cuestiones que el paisano procuró heredar y que por la misma razón tampoco consolidó, que si igualmente deben presentarse después como obsequio de retiro para él, adelante.
La primera se trata de acabar de una vez por todas con el gigantesco financiamiento de los partidos.
Si es inmoral lo de jueces y magistrados, no es distinto lo del subsidio millonario a las organizaciones políticas, en nombre de la “democracia”.
Ahora sí con todos los votos que necesita en San Lázaro y en el Senado -les falta uno, pero ya está (hasta más) y lo mantienen “tapado”-, Obrador y el guinda llevan vía libre para racionar el desorbitado gasto.
Otro tema es la desaparición, o drástica reducción, de las diputaciones y senadurías plurinominales.
Basta de mantener a tanto parásito, chapulín y farsante.
Es vergonzoso el espectáculo que da México, e injusto para los contribuyentes.
¿Por qué no mejor destinar las montañas de recursos de esos eventuales ahorros en la búsqueda de desaparecidos?
Finalmente, aunque hay mucho más, figura la descarada evasión que gobernadores, alcaldes y legisladores hicieron en el sexenio a propósito del deber de cumplir con la revocación de mandato implementada por AMLO, y a la que él sí se sometió a mitad de periodo.
Tres regalazos en realidad para el pueblo.
