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Por Samuel Cantón Zetina / @SamuelCantón
Si no hay Reforma Judicial, asesinos, secuestradores, violadores, feminicidas y criminales en general seguirán libres e impunes.
Al menos, en tanto llega la reforma ideal…
De la corrupcion del Judicial -apodado tambien Poder Familiar, por lo del nepotismo- se benefician jueces, ministros y magistrados, pero también (fuera de él) políticos, gobernantes, legisladores y gente con dinero para comprar justicia.
Por eso, el marco legal, que todo mundo coincide ahora que debe modificarse, aunque “no así”, no ha cambiado en décadas.
Y los privilegiados de los tres poderes de la Unión solapan mutuamente sus trapacerías.
A todos ha convenido el cochinero, simulación y falta de castigo parejo.
Menos al pueblo, al que los hombres y mujeres de toga y birrete niegan justicia, aunque cobran millonariamente por impartirla, y al que los legisladores -otros abusivos- tampoco representan a los mexicanos con honestidad y compromiso.
Hoy, los partidos se resisten a que se reduzcan a la mitad sus prerrogativas, y desaparezcan las plurinominales.
¿De qué van a vivir sus amigos? ¿Sus parientes?
¿El pueblo? ¡Apoquine y cállese!…
El nepotismo, que las leyes combaten, es pan de cada día en los poderes por los más obligados a respetarlas.
¿Por qué el tema de la inseguridad pública no preocupa mayormente a togados, funcionarios y parlamentarios?
Muy fácil: prácticamente nunca les toca a ellos o a sus familias.
Y es que viven protegidos por guaruras y autos blindados pagados por los contribuyentes.
¿Los desaparecidos? (para no decirles secuestrados o muertos, les llaman “desaparecidos”).
¡Ni los conocen!
¿Pueden imaginar siquiera el miedo, dolor e indignación en miles de hogares?
¡Las víctimas son seres humanos, no materia inerte!
¿Cuántas madres duermen y despiertan llorando en la esperanza de encontrar vivos a sus hijos, o poder sepultarlos?
¿Crímenes de mujeres?
A quién le importa, mientras no sean de su familia.
¿En eso nos quedamos?