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* Las imágenes que se propagaron casi de inmediato por todas las redes sociales, dejaron en claro que Alejandro Moreno, es la viva imagen de un partido que ha llegado a los límites de la extinción, aliado con personajes sencillamente indefendibles por su franco entreguismo y traición a la patria, como la panista Lily Téllez; nunca en la historia de la Cámara Alta se había dado un hecho tan deleznable y penoso por parte de un Senador de la República
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
Especial de Expediente Ultra
Producto de su acumulada frustración por la renuncia a su bancada del senador de Puebla, Néstor Camarillo, que deja a su partido fuera de la Mesa Directiva del Senado, Alejandro Moreno “Alito”, mostró el cobre como consumado porro de la política, no importándole que se cantaba el himno para increpar al morenista, Gerardo Fernández Noroña, quien al ignorarlo recibió una andanada de golpes por parte del campechano.
Era la ceremonia de clausura de la Comisión Permanente del Congreso, correspondiente al primer año de ejercicio de la LXVI Legislatura, cuando la estrofa del “ciñe oh, patria tus sienes de oliva”, fue interrumpido abruptamente por el líder nacional del quebrado PRI.
De acuerdo al reglamento se había agotado los temas y “Alito” nada tenía que hacer arriba de la Tribuna de la Casona de Xicoténcatl, pero con evidente talante pendenciero, la primero jaloneó a Noroña para luego írsele a los golpes. En medio de la bronca, la diputada Dolores Padierna, estuvo a punto de ser también agredida por el encolerizado senador.
Las imágenes que se propagaron casi de inmediato por todas las redes sociales, dejaron en claro que Alejandro Moreno, es la viva imagen de un partido que, sencillamente, ha llegado a los límites de la extinción, aliado con personajes sencillamente indefendibles por su franco entreguismo y traición a la patria, como la panista Lily Téllez.
Nunca en la historia de la Cámara Alta se había dado un hecho tan deleznable y penoso por parte de un Senador de la República. El pendenciero verbal pasó a bravucón de barriada yéndose a los golpes a su oponente político y, de paso, mandando al piso al comunity manager de Fernández Noroña.
Tras la gresca, ambos personajes salieron a fijar sus posiciones a los medios: Noroña fue muy claro al señalar que presentará una denuncia penal contra el campechano, exigiendo de paso su desafuero que, por cierto, ya estaba en la agenda de pendientes de la Cámara Alta, por enriquecimiento inexplicable.
El cínico “Alito”, dijo que lo ocurrido “no fue un accidente, no fue un forcejeo, sino un malentendido” sino “una clara provocación directa”. Y eso no le falta razón, sí, pero la provocación fue de su parte, no del verdaderamente apanicado Noroña que debió salir por cuerdas al sentir no lo duro sino lo tupido de la rabieta del colérico priísta.
¿Procede el desafuero o sanción al campechano? De acuerdo al artículo 24 del Reglamento del Senado, sí. “Alito” rompió el orden institucional que implica el respeto a la mesa directiva. Pero además, ya estaba en trámite su juicio político que tras loa sucedido se antoja de mero trámite porque Morena tiene mayoría tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado. Y seamos claro: que va a saber Alejandro Moreno de respeto a leyes y reglamentos, si este homicida del PRI, en su partido ha violado todo ordenamiento interno para agandallar a su militancia, imponiendo las decisiones en beneficio de sus intereses personales.
La política mexicana y la sociedad en su conjunto, no merecen que personajes de tan baja calaña ocupen un cargo de tal investidura legislativa. Ya los mexicanos tenemos bastante violencia en las calles y en nuestros entornos cotidianos como para aceptar que un porro tome al Senado como ring de box.
Quedó en evidencia que los priístas que forman el primer círculo de Alejandro Moreno, como es el caso del diputado Eduardo Gutiérrez Mancilla, no son más que golpeadores al servicio de su jefe. Aunque más sacatón y reservado se vio al esposo de la senador Carolina Viggiano y ex gobernador de Coahuila, Rubén Moreira, quien azuzó el tema pero se guardó de entrarle a los cocolazos.
Las imágenes ahí quedan para vergüenza de la vida parlamentaria, y como evidencia de lo bajo que han caído los priístas, dóciles y agachones al porro “Alito” Moreno.