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FRANCISCO RODRÍGUEZ
Con todo y los problemas laborales que arrastra, el SAT será el instrumento que la dictadura del régimen de Cuarta… Transformación va a emplear para inmiscuirse en la vida privada de todos los mexicanos, incluidos quienes lo apoyan, y ni qué decir de quienes somos sus críticos. “El país más democrático del mundo” –Claudia Sheinbaum dixit– tiene un gobiernito que nos empuja a la tiranía.
El organismo recaudatorio en manos de Antonio Martínez Dagnino –uno más de los muchos amigos y cómplices de Andy López incrustado en las estructuras gubernamentales– podrá conocer los movimientos de todos aquellos que paguemos cualquier cantidad, aunque sea mínima, en plataformas de internet tales como Netflix, Prime Video, Vix, Apple TV…
… lo mismo sucederá por todas y cada una de las compras que se realicen en Amazon, Mercado Libre, Temu…
… e igual si usted paga un servicio premium en Spotify, YouTube, Google…
… y, claro, sabrá que películas o series ven usted y sus familiares, su música, y lo que haya almacenado en la “nube” –fotos, documentos, correos electrónicos–, y sus movimientos cotidianos y sus viajes mediante la geolocalización… ¡sabrá todo!
Y, además, ¡nos hará pagar impuestos por ello!
A ello sume usted que ya está en vigor la obligación que todos tenemos —chairos incluidos– de entregar nuestros datos más sensibles al gobiernito a través de la obtención obligatoria del nuevo CURP biométrico, con lo que los empoderados cuatroteros tendrán en sus manos hasta su expediente médico, por no mencionar el acceso a la dirección de su domicilio, donde se emplea, sus números telefónicos, y los datos –iris de los ojos, huellas digitales– que lo identifican como un ser único e irrepetible.
Y aparte de ello, por todo lo anterior el SAT cobrará más impuestos a los contribuyentes atrapados en sus sistemas que nunca se verán reflejados en mejor infraestructura pública, salud, educación, vivienda, subsidios para el campo… porque la mayor parte de esos recursos se usarán para pagar los intereses de la enorme deuda pública contratada por El Innombrable II y, lo que sobre, para tapar los hoyos que abrió al fisco el huachicol fiscal y la corrupción de los familiares y los allegados a AMLO.
Estamos frente a un Big Brother orwelliano chafa que vaciará todavía más nuestros bolsillos.
Terrorismo fiscal ¿para el Bienestar?
Se ha dicho ene número de veces: La sobrerrepresentación de Morena y satélites en las Cámaras del Congreso de la Unión para sacar adelante todas las iniciativas recaudatorias y de espionaje obedecen a la urgencia que la señora Sheinbaum tiene de obtener recursos para, principalmente, seguir alimentando a la Secretaría del Bienestar y que ésta pueda seguir entregando los apoyos a su clientela electoral, tanto como para pagar intereses de la deuda gubernamental.
Sin ellos, los dos pésimos gobiernos que ha producido Morena –reprobados en lucha contra la corrupción, seguridad, economía y prestación de servicios– perderían las elecciones. Hasta las pantomimas de comicios, como sucedió el pasado junio con la llamada judicial.
Tras ya más de siete años, los mexicanos ya nos percatamos de que ni el carisma ni la retórica de AMLO, como tampoco la falta de ambas que tiene la señora Sheinbaum, reflejadas en sus conferencias palaciegas llenas de embustes y diatribas producen el bienestar que tanto cacarean.
Todo lo contrario. Tenemos un régimen autoritario. Una simulación: un autoritarismo con fachada electoral. Ya, de plano, una dictadura de partido que se promociona incluso en los poco que ayuda a los damnificados. Una bolsa guinda con una despensa no alivia las enormes pérdidas ni las carencias más urgentes.
La creciente concentración del poder político y económico está en manos de las Fuerzas Armadas y de uno que otro morenista incondicional de López Obrador, no de doña Claudia.
Tenemos, también, el desmantelamiento gradual de los pesos y contrapesos propios de una democracia: órganos constitucionales autónomos, Poder Judicial, INE…
¡Una dictadura!