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* Ante comisiones del Congreso Local, donde predomina una visión política anticientífica, el titular de la Unidad de Planeación y Prospectiva del gobierno del Estado, planteó a legisladores el tema impostergable para enfrentar el presente con sus graves problemas y planear los que vengan a futuro, fortaleciendo la investigación científica y tecnológica, áreas a las que el mandatario, Omar Fayad, ha dado una atención prioritaria
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
Especial de Expediente Ultra
La pandemia tomó por sorpresa al país y a Hidalgo. Eso no puede suceder de nuevo. La amarga experiencia debe servir para cobrar, de una vez por todas, conciencia de que el desarrollo y uso de tecnologías de alta especialidad son un imperativo, además de salud pública, de seguridad nacional.
En el arranque de su gobierno, Omar Fayad Meneses decidió como la primera tarea obtener un diagnóstico real, preciso y claro de las condiciones del estado de Hidalgo y fue contundente en el rechazo a «planes de fotografía», tan comunes en el país, lo que desembocaba en los obvios «resultados» de oropel y cartón.
Había llegado el momento de hacer rectificaciones de 180 grados en la forma de concebir y avanzar en el desarrollo. Los políticos tradicionales porfían en «soluciones» tradicionales porque, en el mejor de los casos, la mentalidad obsoleta rechaza lo que desconoce y condena y se condena al atraso permanente.
Todo eso fue planteado, pero en términos diplomáticamente civilizados, por el titular de la Unidad de Planeación y Prospectiva del gobierno estatal, Lamán Carranza, ante comisiones del Congreso, donde predomina la visión anticientífica de la política.
Ante esos legisladores, Carranza planteó el asunto en directo: para enfrentar el presente con sus graves problemas y planear el futuro, la ciencia y la tecnología son la respuesta; la innovación con herramientas de última generación no son una opción más, sino que resultan ya imprescindibles en cuanto a planes de desarrollo.
Tal parece que el funcionario dejó a los diputados morenistas —y sus aliados— con la boca abierta y la mente en blanco cuando describió sus audaces planes de escalar la modernidad con paso veloz, como cuando les informó del proyecto del Sincrotón, un instrumento tecnológico de muy alta especialidad que hace circular electrones a la velocidad de la luz y emite una luz de características especiales para observar todo tipo de materiales. En todo el mundo hay 60 de estos aparatos. Realiza análisis químicos, geológicos, de diversa índole para el más extenso y ambicioso catálogo de investigación. La idea, explicó Carranza, es producir con ese instrumento, seis mil horas de esa luz especial por año, para que tres mil investigadores puedan realizar diversos estudios sin necesidad de viajar al extranjero.
Habló también de la instalación de negocios de biotecnología en colaboración del gobierno de Hidalgo y la UNAM, para producir vacunas de una a 500 mil unidades y tratamiento de decenas de enfermedades.
Carranza lo dijo muy claro: «No podemos esperar que otra pandemia nos tome por sorpresa, con los dedos detrás de la puerta, urge que México tenga medios de defensa. Es asunto de seguridad nacional».
Todo queda pues en que los diputados lo entiendan, antes de que el destino nos alcance.