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No Pasa Nada
Por: Jesús Solano Lira
A siete años de la llegada de Morena al poder, es cada vez más palpable una profunda crisis en el sistema de salud en México que prácticamente ha colapsado.
El compromiso de quien fue el gestor de la destrucción de lo que medianamente funcionaba, de que tendríamos un sistema de salud como el de Dinamarca, se quedó en una retórica llena de falacias, ocurrencias y promesas incumplidas.
Ahora, su sucesora arrastra con una crisis que se ha profundizado, en la que persiste el desabasto de medicamentos, carencia de insumos médicos, falta de personal, reducción presupuestal, así como una deficiente infraestructura hospitalaria que hace mella en millones de mexicanos.
La negligecia e insolencia del gobierno federal también ha impactado a médicos y enfermeras por el retraso de salarios, pagos justos, jornadas extenuantes que violentan sus derechos laborales, por la falta de una retribución.
Las crisis son contundentes en Puebla, Veracruz, Tlaxcala, Hidalgo, Estado de México, Morelos, Michoacán, Oaxaca, Chiapas, Sonora, crisis a la que por cierto, no escapa la Ciudad de México, por citar sólo algunos.
A pesar de que las autoridades se niegan a reconocer que el sistema de salud está colapsado y en su retórica y política del No Pasa Nada, la realidad ya nos alcanzó. Ya olvide la promesa de un sistema de salud como el de Dinamarca, lo que urge es inyectar recursos a ese sector.
Ahí le va el dato. México destina un presupuesto a salud muy por debajo de la recomendación de la Organización Mundial de la Salud, que es del 6% del Producto Interno Bruto (PIB). Para el gobierno federal son suficientes apenas el 2.5%. Vaya diferencia.
De acuerdo a un análisis de México Evalúa, basado en los datos más recientes de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH 2024), detalla que las familias tuvieron que elegir entre pagar un tratamiento médico o cubrir necesidades básicas, como la alimentación.
El documento, destaca que tan solo en los últimos seis años, más de un millón de hogares mexicanos vieron comprometida su estabilidad financiera debido a gastos en salud.
La muestra revela que mientras en 2018 alrededor de 677 mil hogares se encontraban en esta situación, para 2024 la cifra escaló a 1.11 millones, lo que representó un incremento del 64.5% en solo seis años.
Sin duda, esta crisis refleja el debilitamiento del sistema público de salud, en un país donde la atención médica se establece como un derecho, no como un privilegio. Insisto, México atraviesa una crisis sanitaria sin precedentes, en la que al menos 44.5 millones de personas carecen de acceso a servicios de salud.
Por supuesto, esta crisis es resultado de años de abandono, crisis que se ha profundizado en los sexenios de la llamada 4T que insiste en emprender políticas de salud improvisadas y ocurrentes, como las ahora llamadas Farmacias del Bienestar.
Así que prepárese, porque en 2026 con todo y Mundial de Fútbol, persistirá la crisis en el sistema de salud de México, porque hay otras prioridades para la actual administración, y crecerá el número de personas que carecen de servicios de salud.






