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Por Antonio Ortigoza Vázquez
Nuevamente, después de 32 años, la Ciudad de México vuelve a ser sacudida por un fuerte temblor (7.1 grados Richter según datos preliminares), de nueva cuenta se dejan escuchar los gritos de auxilio de bajo de toneladas de escombro; escuelas, un kinders y una primaria han sucumbido ante el embate del sismo dejando a decenas de personas bajo toneladas de ladrillos y hierros retorcidos.
Un número considerable de edificios han caído, el ulular de las sirenas de los vehículos de emergencia se escuchan en toda la ciudad. Nubes de polvo nuevamente se respiran en las viejas calles del antigüo D.F., las columnas de humo negro, de un incendio, anuncian que vendrán horas terribles por vivir.
Todos los protocolos de seguridad están activos, 19 de septiembre, se repite, claro a menor escala, pero con vergüenza ante las políticas fallidas de Protección Civil de la CDMX.