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Por: José Saúl Bautista González/@JOSABAGO
En días pasados, contra toda racionalidad técnica o financiera, el CENACE (Centro Nacional de Control de Energía) presentó el Acuerdo por el que se Emite la Política de Confiabilidad, Seguridad, Continuidad y Calidad en el Sistema Eléctrico Nacional y con ello puso al sector privado del ramo en capilla, como se dice coloquialmente.
¿Por qué esto es importante? Hablamos, nada menos, del compromiso que adquirió México para contribuir con 195 países más, a mantener el aumento al calentamiento global por debajo de los 2°c que, aunque insuficiente para revertir los daños ambientales, es el mayor esfuerzo realizado por la comunidad internacional para abatir los efectos contaminantes en nuestro planeta. También hablamos de la economía de los mexicanos que resulta afectada por estas decisiones.
¿Por qué hace esto el gobierno? Es la pregunta que se hacen todos los expertos en la materia. El acuerdo afecta a los proyectos privados, terminados o en desarrollo, que generarían energía eólica y solar y que deberían ser conectados a la red eléctrica nacional con los obvios beneficios inmersos: abaratar los costos de producción y distribución reduciría también el costo final a los usuarios; además, son energías ambientalmente más amigables con impactos negativos casi nulos.
La explicación a esta sinrazón no está pues en el plano técnico ni financiero, se halla en el terreno ideológico tristemente. Resulta que hay, como es evidente, una fijación presidencial por devolver a PEMEX y a CFE su estatus de empresas monopólicas y preponderantes en sus ramos, al costo que sea, llámense pérdidas económicas y de seguridad legal para los inversionistas que resultan en un daño patrimonial multimillonario al País. Hay una necedad por regresar al sector energético a la década de los 70´s, por producir más crudo barato y por refinar más caro.
¿PEMEX dije? Sí, ocurre que la refinación de gasolinas genera mucho combustóleo con alto contenido en azufre, por lo que ya está siendo desechado sobre todo de la industria marítima que más lo consumía, ya no hay tanto mercado para este subproducto pues. Y si vamos a refinar más, ¿Qué hacemos con el combustóleo? Pues PEMEX se lo venderá a CFE para quemarlo en sus plantas termoeléctricas pero, para que esto suceda, primero deben sacar a la competencia de la carrera, ya que se debe “despachar” primero las energías más baratas y CFE no puede competir con la energía solar y eólica.
Ésta puede ser la principal razón, aunque no lo reconozca la mal llamada 4T, por la que la Secretaria de Energía, Rocío Nalhe, instruyó al CENACE para emitir tan cuestionado acuerdo. La ideología cuatrotiana, ha resultado en una destrucción consistente de la confianza de los capitales, baste recordar la cancelación del NAIM en Texcoco, de la llamadas rondas petroleras, de los litigios por gasoductos y, más recientemente, de la cancelación en Mexicali de la cervecera Constellation Brands.
El acuerdo en comento, generó las acciones legales esperadas y, al momento de terminar este escrito, el juzgado primero de Distrito en Materia de Competencia Económica y Telecomunicaciones, ya había concedido la primera suspensión provisional y dio entrada al correspondiente amparo. Los procesos legales serán largos y costosos.
Otra vez, esta acción no ayuda a la inversión y creación de empleos que como nunca antes necesitamos dada la crisis económica que empezó a finales de 2018.
Mientras esto sucede, a los ciudadanos de a pie, no nos queda más que mirar como nuestros “representantes” deciden contaminar más, privarnos de pagar menos por la energía eléctrica y, de paso, ser nuevamente nota internacional del lado de los presidentes de China y Estados Unidos de Norteamérica que desprecian la causa ambiental por frenar el cambio climático.
¿De verdad, por esto votaron?
