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La inmunización de rebaño -conjunto de individuos de una especie- es el final idílico de cualquier pandemia.
Por Samuel Cantón Zetina/@Samuelcanton

Se trata de la población inmune porque está vacunada o pasó la enfermedad. Entre mayor sea la cantidad de personas, menor es la probabilidad de propagación.
México suma 54 mil 346 contagios y 5 mil 666 defunciones, y Tabasco 2 mil 561 y 329.
Tratándose del COVID-19, cuya contagiosidad es inferior a la de la influenza pero superior a la del sarampión, hay dos problemas: 1.- Habrá vacuna, si bien nos va, a fines de año, y para otoño está pronosticada otra ola de contagios más mortal.
Y 2.- Para lograr la inmunidad de rebaño hace falta que el 50 o 70 por ciento de la población haya sido infectado. El virus no encuentra víctimas vulnerables y las transmisiones se reducen de forma natural.
Es la fórmula perfecta.

Según un estudio de Imperial College, en España pudo contagiarse el 4% de sus habitantes, apenas dos millones.
Si México -como dijeron los periódicos extranjeros- tiene un millón de infectados, no sería ni el 1% de su población.
¡Imposible la inmunidad!
En Gran Bretaña prevén 5 picos de contagios hasta noviembre y ciclos de confinamiento durante gran parte del año entrante.
A propósito de la invitación a una “fiesta súper rara” que un grupo de jóvenes de la CDMX viralizó en WhatsApp, a la que supuestamente acudirán infectados con COVID para contagiar a otros y desarrollar anticuerpos, Hugo López Gatell calificó la convocatoria de “absurda, irresponsable y peligrosa”.
Otra forma de más o menos saber cuántos contagiados existen es a través de test -miles, millones- que muy pocos países están haciendo.
México, de acuerdo a Gatell, esperaba el declive de la curva para levantar encuestas serológicas que permitan conocer la proporción de paisanos inmunes.
Y la tercera manera es rastrear y salir al encuentro de los asintomáticos, cosa que requiere de mucha tecnología, ejércitos de gente y dinero en cifras inimaginables.
Mientras llega la vacuna…