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+ El dato de García Soto, para revisarse
Por: Martha Elba Torres Martínez
Con una demanda de justicia interna partidaria que nació muerta -pero reviviría en el Tribunal Electoral-, con una gira por el país para informar de las malas prácticas en Morena y la convocatoria a su nuevo movimiento político, el todavía morenista, Marcelo Ebrard, estará metido en las elecciones del 2024. Quién sabe si en la boleta presidencial por el Naranja, pero de que andará en campaña, es un hecho.
El ex “hermano” de AMLO y seguramente ya ni su “amigo”, sigue ganando todos los espacios de conversación y opinión política a la “corcholata” ganadora, producto -afirma Marcelo- de prácticas que juraron en ese partido, nunca incurrir.
Y es que con los días, han surgido más elementos reveladores de la inmundicia que fue el proceso interno de Morena para favorecer a Claudia Sheinbaum.
El dato más significativo -de ser autenticado- es el que aportó Salvador García Soto en sus “Serpientes y Escaleras” del lunes 11: las encuestadoras espejo -Buendía, Demotecnia, Heliga y Mercaei- no levantaron sus propias muestras sino que usaron la establecida por el Comité de Elecciones, que encabeza la consumada claudista, Ivonne Cisneros.
Eso no es lo más grave, sino que 70 por ciento de las viviendas seleccionadas Morena, correspondieron a seccionales de estrato social bajo y beneficiarias de programas sociales, por lo que la clase media quedó subrepresentada en tanto que la alta ni siquiera se consideró; los operadores de Claudia junto con “servidores de la nación” de la Secretaría del Bienestar, con los domicilios escogidos, realizaron “barridos previos” para recordarles los apoyos y quien quería -YSQ- que ganara la encuesta.
Esto, aquí y en China, es fraude, una vergüenza que todavía López Obrador avaló. No dudo ni tantito que con esta aberración que hizo Morena, de una vez haya querido sondear la permeabilidad de los programas sociales en el ánimo electoral, pero no hay que olvidar que la pensión del adulto mayor es universal y por tanto la reciben pobres, clasemedieros y ricos, como el propio Presidente de la República y toda su corte con 65 años y más que conforma la nueva mafia del poder.
Este dato es relevante por dos razones: 1.- De ser verídico -hasta el cierre de esta entrega no ubiqué ningún desmentido-, este solo elemento es contundente para que el TEPJF anule el proceso y mandate su reposición; 2.- ¿Por qué el Comité de Elecciones de Morena cayó en tales errores en su muestreo probabilístico o fue intencional para un uso diferente de los datos obtenidos, en este caso para encubrir el “dedazo”? Probado esta que en estratos medio y alto -niveles mayores de ingreso y educación-, la tasa de respuesta es más alta que en el bajo y ahí regreso al tema de la tasa de rechazo a los cuestionarios que abordé en entrega anterior.
Pero este dato también permite medir esa aseveración de López Obrador, el 7 de septiembre, de que si Marcelo decidiera ser candidato presidencial fuera de Morena, le robaría votos a la oposición; “tiene más jale entre la clase media”, dijo. “En una de esas (Xóchitl) se queda en tercer lugar”. Esto, lo han repetido como merolicos un montononal de chigonerías andando del análisis político, pero ni uno solo fundamenta su comentario.
Entonces, ¿de dónde sacó eso AMLO? ¿de lo güero, ojo azul y fifí de su ex canciller? Obvio, del libro “El camino de México” de Ebrard, donde expresó su proyecto de modernización y expansión de la riqueza del país, esto es, más clase media y menos clase baja, de la que se nutre el lopezobradorismo. ¿Pero cómo jodidos pueden medir la penetración de la idea entre los clasemedieros si fueron subrepresentados en la muestra de Morena?
Como sea, conjeturo que esto tumbó a Marcelo, como en su momento a Ricardo Monreal por defender el constitucionalismo. López Obrador quiere un país de pobres para controlarlo y desprecia en absoluto las leyes vigentes; quiere las suyas, a su modo y para su beneficio. La única que le garantiza eso #EsClaudia…
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Así que Marcelo se va otra vez de gira nacional para informar a sus simpatizantes y quienes quieran escuchar en su partido, los del Frente y mirones de palo, de las trapacerías de Mario Delgado, Alfonso Durazo e Ivonne Cisneros, y llamar a su nuevo Movimiento Progresista.
Pero hay que considerar algunos aspectos: 1.- Su movimiento sería informal y su participación electoral en 2024, marginal, pues no tendría personalidad jurídica hasta 2025 que la Ley General de Partidos Políticos autoriza para la formación de organizaciones de ciudadanos que pretendan consolidarse como una institución de esta naturaleza y 2.- ¿Con quiénes? ¿Lo seguirán a la aventura sus 300 operadores, todos militantes y activistas de Morena, Partido del Trabajo y Partido Verde y ex colaboradores?
Uno de los más cercanos al ex canciller, Alberto Esteva, había cifrado en 200 legisladores federales y locales, los que están a Ebrard, pero habrá que ver hasta dónde ese amor se extiende más allá de la “muerte política”.
Porque ya inició operación cicatriz, y luego luego se notó la mano de Ricardo Monreal, como coordinador de organización y enlace territorial de la campaña de Sheinbaum. Esta semana, el coordinador de Morena en el Senado, Eduardo Ramírez Aguilar, dio cuenta de una reunión que sostuvo con unos 25 senadores y diputados federales afines a Marcelo Ebrard, para escuchar sus reclamos.
Pero algo muy importante, las y los conminó a que, entre todos, se propiciara un encuentro entre Sheinbaum y el ex canciller para coadyuvar a la unidad del partido. “Creo que fue una reunión muy productiva, escuché sus molestias, escuché la serie de irregularidades, pero finalmente creo que coinciden en algo importante: cerrar filas en torno a la cuarta transformación”. Más claro ni el agua.
Y tan hábil el doctor Monreal Ávila en eso de conciliar, que la próxima semana se dará la reunión de Claudia con toda la bancada guinda en el Senado. Así que al “carnal” Marcelo ya le poncharon la primera línea de batalla para su movimiento.
Por cierto, confieso a mis amables lectoras y lectores, que sigo sin entender qué paso con Ricardo Monreal. Una vez escribí que sin ser siquiera simpatizante de Morena, habría votado por él de ser el candidato presidencial. Es una de esas contadas “joyas” que realmente valen en la 4; la inmensa mayoría esta ahí por los cargos, una chamba, por los nichos de oportunidad que brinda para hacer negocios y enriquecerse. Igualitito que los de antes, aunque más cínicos.
El caso que en menos de 48 horas, el movimiento ebrardista, apenas anunciado el lunes 11, ya se había esfumado, y coincidentemente Enkoll, una de esas encuestadoras rechazadas por tramposas, junto con el oficialista El País, sacó ayer un sondeo donde el ex canciller encabeza las preferencias para ser candidato presidencial de Movimiento Ciudadano, con 39 por ciento sobre 19 por ciento del gobernador neolonés, Samuel García. Parece ser que ese es el único camino que le queda: hacerle el trabajo sucio a López Obrador. Como siempre…
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Pero hay un dato rescatable de esa medición, y es que Xóchitl Gálvez del Frente Amplio por México, registra un puntaje de 50 por ciento de reconocimiento frente a 71 por ciento de Marcelo Ebrard y 72 por ciento de Sheinbaum. Nada mal para la opositora, considerando que no tiene ni tres meses que anunció su aspiración presidencial.
¿Quién la catapultó en el Frente Opositor? El mismo López Obrador por esa forma tan inmoral, grotesca y ruin, de atacarla y aniquilarla políticamente, y quien sabe si en una de esas, hasta en su persona. Porque si algo le pasa a la senadora hidalguense, YSQ.
En dos meses y medio, de la nada, el sicariato obradorista ya le plantó cuatro denuncias penales por peculado, enriquecimiento ilícito y delincuencia organizada; ahora le quieren quitar y demoler su casa que por irregularidades en su construcción y ocupación y porque la compró con rebaja.
“¿Qué sigue? ¿Que se lleve mi bici al corralón? ¿que prohíban el nombre de Xóchitl en el registro civil?”, se preguntó la opositora en un video que compartió en redes.
No le dio vueltas y responsabilizó al presidente López Obrador como director de la persecución y acoso, de lo que le pueda pasar a ella, su familia y patrimonio.
Dicen “que no soy indígena, que no soy ingeniera, que gané mil millones del gobierno, que mis empresas no son chingonas, que no vendí gelatina ni tamales, que no tengo pueblo, que me controlan un grupo de hombres, que no puedo hablar como senadora, que no represento a las mujeres. Y ahora hasta quieren demoler mi casa”. Entonces, quiere Xóchitl sea nada, nadie. ¿Podrá?…
