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PAÍS SIN ALAS
* Tras de haber despeñado al partido en las elecciones al Constituyente, la líder ha marginado a las bases en la toma de decisiones y está matando de hambre a los empleados de las oficinas de Puente de Alvarado a los que por tercera ocasión ha rebajado sus salarios y, en el colmo, no les paga sus quincenas
Por El Vocero de Chinameca
Especial para Expediente Ultra
Tras la debacle electoral del PRI CDMX en la pasada elección al Constituyente, su extraviada líder, Mariana Moguel Robles, tuvo sin remordimiento alguno la osadía de publicar en las redes sociales que el partido al que ha conducido al despeñadero “ya no es ajeno a la agenda pública de la ciudad, ni un invitado menor, somos un partido que defiende los derechos humanos y la rendición de cuentas…”
El asunto de fondo es que desde los comicios donde el PRI capitalino fue superado en votos hasta por los independientes, los verdaderos priístas –que son ya algo así como una especie en vías de extinción–, y los empleados del tricolor en la sede de Puente de Alvarado, no han visto la suya; a los primeros se les sigue negando el derecho a opinar, marginándolos de la toma de decisiones para arrojarlos a los brazos de otras fuerzas políticas, y a los segundos se les han escamoteado sus salarios al grado de que hace apenas unos días, su sueldo mensual les fue rebajado por tercera ocasión para quedar reducido a la mitad de que venían cobrando hace un par de meses con la aderezada calamidad de que además, no les pagan.
El pasado 30 de septiembre, los empleados de Marianita se quedaron con los bolsillos vacíos y sus familias sin comer porque la secretaria de Finanzas, Karla Espinoza, le salió con el sobado estribillo de que “no hay recursos”, cuando según lo establecido en el acuerdo IEDF-ACU-05-16, que puede ser consultado por cualquier ciudadano en la página www.iedf.org.mx, ese instituto político recibe recursos del orden de los 3 millones 815 mil 613 pesos con 22 centavos, y que según reporta el PRI CDMX a las autoridades del órgano electoral, están etiquetados para gastos como el pago de salarios.
Como se aprecia en esta irregularidad laboral y contable, el PRI que dirige la hija de Rosario Robles no es un partido que realmente defienda los derechos humanos y menos sea proclive a la rendición de cuentas, si consideramos que el derecho al trabajo y al salario son derechos humanos irrenunciables y el uso adecuado de los recursos públicos una obligación.
¿Qué está ocurriendo entonces con la dirigente y su séquito de incondicionales que están dando el tiro de gracia a un instituto político que en la CDMX parece condenado al fracaso total en 2018?
El rasero de la austeridad en el tricolor chilango no es justificable y menos parejo porque de acuerdo al listado de su nómina los consentidos de la Marianita sí cobran religiosamente sus quincenas. Por ejemplo, la propia Karla Alejandra Espinoza Pérez, que aparece con el cargo de Secretaria de Finanzas y Administración, recibe puntual su paga de 33 mil pesos netos; lo mismo ocurre con otros fieles testaferros de la líder como el ex panista Jorge Francisco Sotomayor Chávez, que como Coordinador se embolsa 15 mil pesos; al igual que la Subsecretaria, Gloria Sotelo, con sus 16, 999 pesos, y su secretario privado, que por cierto, nos dicen, nunca va a trabajar pues las funciones asignadas por su jefa son fuera de oficina; Luis Ángel López Romero en su papel de “auxiliar” se lleva limpios de impuestos sus 20 mil pesos.
Inaceptable por dónde se le quiera ver que Marianita rebaje el sueldo y hasta se los regatee en abonos a los empleados que de acuerdo al listado nominal cobran sueldos de 8 mil ó 6 mil pesos mensuales; es decir, que ahora con el tercer “tijeretazo” aplicado, deben resignarse a cobrar y subsistir con cuatro y tres mil pesos.
Por estos abusos que contravienen no únicamente el mínimo sentido común sino que constituyen una violación a los derechos humanos y a las leyes laborales, es que el PRI CDMX es reflejo de una franca bancarrota moral y política. Y con justa razón al interior del inmueble de Puente de Alvarado se habla de que la “enfiestada” dirigente, se la pasa más horas atendiendo sus reuniones de amigos, donde abundan las bebidas espirituosas, que en aterrizar a una realidad donde, al menos por descuido, observe los destrozos que está ocasionando a un partido que le es ajeno a su idiosincrasia y a sus aspiraciones personales.
La pregunta que flota en el ambiente del quebrantado priismo de la CDMX es: ¿Acaso pensará Marianita que los trabajadores y sus familias comen rebanadas de aire? ¿Qué ha hecho con los recursos públicos asignados por el IEDF? ¿Son esas lecciones de política antisocial las enseñadas por su progenitora, Rosario Robles? La supuesta mujer de izquierda y ahora cada vez más lejana candidata a la gubernatura capitalina, gracias a los acumulados dislates de la hija de sus entrañas.
En el PRI capitalino se repite el apotegma de que en política la crianza de esas aves negruzcas llamadas cuervos, no sólo es una mala opción y sino la peor decisión.