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Por Samuel Cantón Zetina / @SamuelCanton
Una declaración de Claudia Sheinbaum obliga a reflexionar sobre una idea que los mexicanos tenemos desde siempre.
Dijo que no usará fuerza militar en Sinaloa contra los cárteles del narcotráfico porque desataría una guerra.
Aludió a que, en el pasado, se optó por la confrontación armada, y no hubo paz.
Su gobierno -adelantó la presidenta electa- priorizará la protección de la ciudadanía para evitar “daños colaterales” que se justificaban en administraciones anteriores.
Lo que solemos pensar es que la única solución que existe es acabar con los grupos criminales por la fuerza.
Sheinbaum gobernará bajo el principio de que la violencia debe combatirse sin generar más conflicto, y que primero es la seguridad de los civiles.
De allí, en contexto, la declaración del jefe militar de Sinaloa de que la paz depende de los delincuentes, y el dicho mañanero de AMLO de que ellos (los malosos) “deben tener un mínimo de responsabilidad”.
Quienes creemos que -efectivamente- no hay nada peor para las familias que una guerra, podemos coincidir con la doctora en que no es la mejor manera de enfrentar a los sicarios.
El sexenio cierra con casi 200 mil homicidios dolosos y 100 mil desaparecidos, y muchísimos de ésos casos tienen que ver con la disputa de los narcos por las plazas.
Sin embargo, lo que no se ve fácil es cómo el Estado podrá proteger a la gente de no ser víctima de los sangrientos choques entre los pistoleros.
Dentro de unos días, por cierto -30 de septiembre-, se cumplen 86 años (1938-2024) de que el Primer Ministro británico Naville Chamberlain firmó el Acuerdo de Munich mediante el que se cedió a Alemania los Sudetes de Checoslovaquia -hoy República Checa- para que no invadiera Europa y atacara a Inglaterra.
De nada sirvió: 11 meses después (1 de septiembre de 1939), Hitler invadió a Polonia, y Gran Bretaña le tuvo que declarar la guerra.
Winston Churchil, al reemplazarlo como Primer Ministro, reprochó a Chamberlain: “Te dieron a elegir entre el deshonor o la guerra. Elegiste el deshonor, y ahora tendrás la guerra…”