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EDUARDO EL CAPI GARCÍA GARCÍA
“Satán está definitivamente vencido,
pero la lucha cotidiana contra el Mal reclama
empeño y vigilancia continuos”.
Juan Pablo II
Hace poco más de un mes, el pasado 5 de julio, un caso criminal en especial conmocionó a la sociedad hidalguense. La Fiscalía de Justicia estatal informó la detención de seis personas por secuestrar, torturar y asesinar a dos agentes ministeriales en el municipio de Pachuca. Hasta ahí un crimen relativamente “cotidiano”.
Sin embargo, al analizar los detalles descubrimos que en el asesinato participaron supuestos integrantes de una secta satánica que se reunían en un templo llamado Capilla del Angelito Negro 666 (el número de la Bestia o el Anticristo), un recinto donde se rendía culto a la muerte y se “presume” que se realizaban pactos con el diablo, además de ofrecer “despojos, amarres y limpias”.
Al parecer se promocionaban en redes sociales como un culto a la Santa Muerte y al Ángel Negro, donde se compartían testimonios de los milagros que se las han cumplido; desde recuperar la salud, salvar la vida de algún familiar, dinero y una “mejor vida”.
Aunque el caso no tuvo mayor repercusión a nivel nacional, resulta interesante retomar el tema del satanismo, pues, aunque lo dudemos se practica ampliamente en México y en un sinnúmero de organizaciones criminales.
Es decir, en pleno siglo XXI, parece que el satanismo mexicano está más activo que nunca.
SATÁN SE HACE FUERTE
Vivimos en el siglo de la tecnología, la era espacial, el internet, la informática y la Inteligencia artificial; de ahí que supuestamente la generación más joven es la más racional y mejor preparada de la historia, pero las ciencias ocultas ganan seguidores entre el conglomerado mayoritario de los jóvenes. Según los conocedores, tres de cada cuatro chavos y chavas, confían en la astrología. La mitad defienden la existencia de los ovnis y la veracidad de los curanderos, mientras que la tercera parte cree en el espiritismo. De acuerdo con esos especialistas, estos datos muestran que las creencias religiosas no están en crisis, sino que son sus formas clásicas institucionales las que se muestran incapaces de conectar con la expresividad religiosa que caracteriza los actuales comportamientos religiosos seculares.
“Sociológicamente, han caído las doctrinas. Han perdido la capacidad de guiar espiritualmente. Y cuando las personas carecen de madurez espiritual, entonces pierden la fe. De ahí viene ese primitivismo de religiosidad, signos de decadencia de la sociedad y de la inmensa necesidad de creer en algo”, me comenta el escritor Luis Rublúo.
Otros piensan que por las crisis –como las que actualmente padecemos- la gente necesitada siempre busca consuelo, el bienestar y la elevación del espíritu.
Carl Sagan, el famoso –y finado- astrónomo, en su libro póstumo El mundo y sus demonios, cita sondeos de opinión según los cuales 95 por ciento de los estadounidenses son “analfabetos científicos”. Que un porcentaje similar cree que seres extraterrestres ya han llegado a nuestro planeta a bordo de platillos voladores. Y que la mitad de los adultos en Gringolandia no saben que la Tierra gira alrededor del Sol. ¿Debemos sorprendernos? No mucho. El Vaticano reconoció la validez de esta teoría, creada por Copérnico y posteriormente promovida por Galileo, en… 1992.
En esta obra, Sagan destroza con las armas de la razón, de la ciencia, la ovniología, las apariciones marianas, el mito de la Atlántida, el espiritismo, las doctrinas New Age como la cienciología, el satanismo, la piramidología, la astrología y demás falacias que abundan en este nuevo milenio.
“El Universo tiene maravillas suficientes sin tener que inventarlas… sin pruebas físicas, la ciencia no admite a los espíritus, ángeles, diablos, ni a los visitantes extraterrestres”, explica. Sin embargo…
Sin embargo, para responder a las preguntas de siempre (¿quiénes somos?, ¿qué futuro nos aguarda?) cada día existe mayor oferta. El caso es que, por una lana, las llamadas ciencias ocultas, a través de las redes sociales, te proporcionan respuestas para cualquier pregunta.
Los más apretados por la crisis económica tienen a su alcance amuletos de la buena suerte, placas de energía, cuarzos, varas de poder y pirámides que sólo cuestan unos cuantos pesos. Son parte de las ofertas que se encuentran todos los días en “boutiques esotéricas” –que abundan por toda la Ciudad de México-, o en el popular mercado de Sonora, donde conviven hierberos, echadores de cartas, síquicos, personas que han entrado en contacto con ovnis, chamanes, mediums y brujos.
Grandes bazares, donde el curioso, el creyente y el escéptico se enfrentan a charlatanes, embaucadores y verdaderos estudiosos de la parapsicología y las ciencias ocultas con la única arma de la intuición para distinguir entre ellos. El cuadro lo completa un amplio catálogo de libros en venta, cuyos títulos son previsibles: Poesías esotéricas, Diccionario de las ciencias ocultas, Arte de echar las cartas, Profecías de Nostradamus, El tercer oído (a la escucha del más allá), Libros infernales (Tomo I y II) y los demás temas imprescindibles: Ovnis, la Atlántida, Profecías de la Gran Pirámide, Santería, El Reino de Satán y todo lo que quieras saber sobre la Santa Muerte…
¡AY NANITA!… LA SANTA MUERTE
Hoy en día, en México (en especial en la truculenta, craterizada e inundada Ciudad de México), sus fieles se cuentan por millones y no sólo son narcos, criminales, sexoservidoras (res), policías, secuestradores, reclusos y ex reclusos, y todos aquellos que viven expuestos a la traición, la venganza y la emboscada, sino también gente común y corriente que tiene que enfrentarse a sobrevivir en circunstancias difíciles en un mundo corrompido e infestado por la criminalidad e injusticia, por el desempleo, la crisis económica, la sobrepoblación, políticos corruptos y las drogas.
Sus seguidores van desde amas de casa, políticos, comerciantes de chueco, ladrones de autos, estudiantes, vendedores de drogas, burócratas, periodistas, enfermos de cáncer, familias completas y los que tienen problemas con la ley. Es el culto (ya no tan subterráneo) a la Santa Muerte o, como algunos le llaman, la Santa Niña Blanca.
Su capilla, aunque ahora abundan, es una vitrina que da a la calle de Alfarería y está abierta casi todo el día. Su estatua, vestida con ropa de satén adornado con encajes y cubierta con un manto blanco, está coronada por una tiara. Mientras sus manos descarnadas sostienen un mundo y una balanza, cuyos platillos están llenos de pesos, dólares y libras esterlinas, anillos adornan sus dedos. Una medalla cuelga de su pecho. La imagen dirige el rostro descarnado hacia abajo, hacia el fiel, como si sus órbitas desojadas miraran no sólo lo que pasa delante de ella, sino más allá, el mundo invisible.
Según devotos, después de Dios no hay nadie más poderoso en el mundo que la muerte. Por eso es considerada Ángel de Luz, Ángel de Misericordia y hasta Ángel Materno. Basta visitar el popular mercado de Sonora para darse cuenta de que el número de sus seguidores ha crecido de manera exponencial. Ahí se hacen limpias personales y se venden “productos místicos, religiosos y esotéricos”, estatuas, reproducciones, folletos, imágenes, copal, incienso, dientes de coyote, aceites contra los hechizos y el mal de ojo, la inigualable loción Siete Machos, jabones, veladoras y medallas para venerarla. Hasta hace algunos años eran unos cuantos locales medio escondidos, ahora son pasillos enteros.
Y es que los mexicanos en general no son religiosos, sino supersticiosos. De tal suerte que ha resultado lógico que nuestra aportación a la religiosidad moderna sea en realidad un culto supersticioso, simbólicamente satánico al rendirle idolatría a la negación de la vida, al rogarle beneficios a la sin esperanza, a la muerte. Santificar a la muerte, convertirla en un ídolo fetiche y considerar que ella es intermediaria con Dios, siendo sustituta de la madre encarnada, de la Virgen María, quien abre las compuertas de una subversión de lo religioso, un proceso corruptor que se sintoniza, por otra parte, con una decadencia católica muy evidente como fruto, no sólo de la secularización promovida desde el II Concilio Vaticano (desarrollado entre 1962 y 1965) al derruir las formas tradicionales de lo sagrado, sino de los escándalos de abuso sexual y pederastia de curas de los últimos años.
Este culto subterráneo viene del pasado, es el resultado de un sincretismo de la muerte prehispánica y de la muerte medieval cristiana. Muchos testigos de las ceremonias nocturnas celebradas en Tepito, dicen que tienen la sensación de asistir a una Danza de la Muerte. Y es que la cultura de la muerte del México antiguo ha sobrevivido a través de los siglos y se ha fusionado con creencias católicas.
Su nueva propagación se debe, quizá, a la emergencia de los movimientos mexicanistas, darkies, las modas esotéricas del New Age, la música metálica, la confusión de valores, la terrible y creciente violencia urbana, la crisis económica, los temores apocalípticos, la desintegración familiar, la incapacidad de los políticos de mejorar al país, la corrupción de la Iglesia Católica y su ineptitud de rellenar los huecos espirituales de una sociedad cada vez más desesperanzada y el gobierno informal del crimen organizado.
“ES LA JEFA, LA MERA CHINGONA”
Según creyentes, relacionada con la Virgen del Carmen y Oyá, la Señora de los Panteones, el culto actual de la Santa Muerte comenzó hacia los años sesenta del siglo pasado. En Actopan, Hidalgo, se le conoció como a San Bernardino, una figura de piedra que, según sé, aun se venera aún dentro de la casa de una familia local. La gente la ha asociado con la “Santa Niña Blanca” y como se le han adjudicado milagros, la devoción se extendió. La figura de San Bernardino-Santa Muerte es bastante extraña, comentan quienes la conocen, con su cara cadavérica coronada de flores y su piramidal vestido blanco, como sudario o traje de novia.
La Catedral de la Santa Muerte o Palacio del Diablo, un santuario dedicado a esta imagen ubicada en Pachuca, fue creado, sin fecha oficial, por Martin Óscar Pelcastre, conocido como el Obispo Negro.
Entre los mineros de Zacatecas también se estableció el culto. Es una iglesia ruinosa del siglo XVI, la nonagenaria Natividad Zamora custodia las imágenes de El Señor del Santo Entierro y de la Santa Muerte. En la Ciudad de México, además de Tepito, existen altares en los rumbos de Lecumberri, en Pedregal de Santo Domingo, en la colonia Doctores, en Artes Gráficas y en la Villa de Guadalupe. Asimismo, en los estados de Oaxaca, Tamaulipas, Chihuahua, Morelos, Veracruz, Guerrero, Nuevo León y en las ciudades fronterizas donde opera el narco. Su imagen ya ha cruzado las fronteras del Norte y del Sur, echando raíces entre las comunidades mexicanas de Los Ángeles. Y sé que, por lo menos, en algunas provincias de Argentina se está generando el mismo fenómeno.
Sin embargo, el culto a la Santa Muerte es una degradación de la cultura popular al momento que aspira a ser una Iglesia, un culto instituido, un ritual deformado en el espejo de lo católico; cuando la superstición se estructura, hay una voluntad de negación y en ese sentido un ánimo diabólico. El Diablo y la Muerte serán siempre parte de la cultura popular: organizar su culto es otra cosa. La Santa Muerte no es aceptada ni reconocida por la Iglesia (pero sí por la Secretaría de Gobernación, donde su registro, parece ya existir), pero hay sacerdotes, obispos y arzobispos, como el del Santuario Nacional de la Santa Muerte, aunque no hay un seminario.
La Santa Muerte, empero, ha sido admitida en un “santoral” y se le “canonizó” con mariachis y danzas mexicanistas. La difusión de su culto se ha vuelto explosiva, atrayendo principalmente a una población marginada, escéptica de gobiernos y de iglesias. Con orígenes similares, es el otro lado de la moneda, el lado siniestro de la Virgen de Guadalupe. Más la confusión entre la Santa Muerte y los santos católicos poco importa a los fieles, quienes colocan juntas sus imágenes en altares caseros (a la vuelta del altar de Tepis hay uno de la Guadalupana) o las llevan a bendecir a los templos como si se tratara de un santo católico, como en el templo de San Hipólito, donde se venera a San Judas Tadeo, el patrón de las causas imposibles.
Con todo, la Guadaña Protectora es un arma de dos filos. Se le puede pedir que bendiga la pistola, la placa, el dinero, pero también que se deshaga de personas indeseables. Y lo mismo da beneficios que castigos, pues lo que da lo hace siempre a cambio de algo y si no se le cumple, ¡ay nanita! De ahí que las muestras de fe y sacrificios en agradecimiento son la constante los primeros de cada mes, desde hace varios años, donde masivamente la celebran sus fieles con arreglos florales y música de mariachis. El desfile delante del santuario de la Santa Muerte es incesante. A ratos hay dos o tres personas, pero de repente llegan veinte, treinta. Todo el día acuden familias y hasta niños a darle culto.
De noche, como algunos altares están abiertos, también hay visitantes, quienes suelen ponerle veladoras de colores diferentes: las blancas son para agradecer los favores recibidos, las rojas para el amor, las azules para los estudios y la salud, las verdes para problemas judiciales, las negras se encienden contra los enemigos.
Al diablo, sin lugar a dudas, le gusta hacer bromas.
Si me necesitas, llama por la noche. Adieu.
PERLAS DE LA SEMANA:
¡QUEREMOS MEDICINAS!
La presidenta Claudia Sheinbaum descalificó la marcha pacífica que se llevó a cabo el domingo 10 de agosto, en demanda de medicamentos oncológicos a los hospitales del sector salud, al acusar que fue encabezada por Margarita Zavala, esposa del ex presidente Felipe Calderón.
El caso es que, al minimizar y desacreditar dicha manifestación, coordinada por organizaciones de la sociedad civil y familiares de pacientes con cáncer y distintas enfermedades que salieron a las calles de la Ciudad de México y otras urbes para exigir atender el desabasto y tratamientos en el territorio nacional, que es real, lo hizo en tono de burla.
“Como ayer eso de la marcha de medicamentos, Margarita Zavala la encabezaba”, exclamó burlándose.
“Presidenta, ¡ya no mienta! No encuentre pretextos más para buscar cómo opacar, disminuir una queja ciudadana ante un problema que ustedes mismos han generado”, le respondió enérgicamente Alejandro Barbosa Padilla, vocero de la asociación Nariz Roja.
“La presidenta Sheinbaum miente. Si nos demuestra que la diputada encabezaba la marcha ‘Queremos medicinas’ como mencionó esta mañana cerramos la asociación y pedimos disculpas públicas, si ella mintió que acepte el desabasto y se disculpe con todos los participantes, entre ellos niños con cáncer y sus familias”, señaló Nariz Roja.
ROMPIÉNDO RÉCORDS
Clara Brugada Molina, aseveró que la lluvia del domingo 10 de agosto fue la más grande en la historia de la Ciudad de México, puesto que esta alcanzó los 84.5 milímetros. “Ayer tuvimos la lluvia más intensa, cada día rompemos récord…”. Pese a todo el tremendo caos que padeció la ciudad por la tormenta, inundaciones por todos lados, el aeropuerto internacional y el transporte público colapsados, Brugada aseguró entusiasmada que, “no hubo graves afectaciones que lamentar… La infraestructura que tiene la ciudad de drenaje hasta hoy ha sido adecuada para enfrentar estos incrementos de lluvia…”, enfatizó. Señora, resuelva los problemas, no solo haga declaraciones sin sentido.
Por cierto, y en el mismo tono, Brugada “defendió” a la capital del país, luego que Trump, el presidente de Estados Unidos, la calificara como “uno de los peores lugares del mundo para vivir”.
Claro, en plan triunfalista, como debe ser, la jefa de la Ciudad de México afirmó que “es un lugar seguro y atractivo…”. No pos sí.
NOTAS VERGONZANTES DE LA SEMANA:
CONMOCIÓN NACIONAL
El país se encuentra estremecido tras el asesinato de Fernandito, un niño de cinco años que fue secuestrado por una deuda de mil pesos en Los Reyes La Paz, en el caótico Estado de México.
La indignación no solo se dio por la brutalidad del crimen, sino también ante la revelación de una cadena de omisiones institucionales (normales en ese estado), pues la madre del menor, con severos problemas neurológicos, solicitó ayuda a las autoridades (dos agencias del Ministerio Público y el DIF estatal) sin recibir apoyo inmediato que pudo evitar su muerte.
No fue sino hasta que acudió a una agencia especializada en delitos de género que las autoridades actuaron formalmente. Pero el daño ya era irreversible.
Luego del “Niño ahogado”, la negligente Fiscalía estatal “creó” una Unidad de Cercanía Social y Atención Pronta a la Denuncia. Indignante. Y la desgobernadora, bien gracias.
LAS SINVERGUENZADAS DE LOS MORENISTAS SIGUEN A LA ORDEN DEL DÍA
Qué opinar de las incoherencias y corruptelas en la 4T con la lujosa vida que se dan el diputadete Sergio Gutiérrez Luna, que como presidente de la Cámara Baja, muy baja diría yo,se dice que tiene 41 asesores, algunos de los cuales ganan hasta 163 mil pesos mensuales, y su esposa “Datito protegido”, perteneciente al PT.
Ambos han mostrado joyas de lujo y “regalos” indebidos e ilegales, lo que ha originado severos cuestionamientos sobre el origen y los medios por los cuales adquirieron los artículos e invitaciones costosas.
Son una vergüenza, pero al igual que todos los demás morenistas que les encanta la “buena vida”, además de cínicos les vale gorro la opinión pública. Pa eso son la 4T.
Sigamos gozando lo votado.