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Por Juan Carbajal/@JA_CARBAJAL
El Congreso del Estado de México puso en la escena el tema de la reducción de síndicos y regidores en los ayuntamientos, bajo la consideración de un ahorro en el gasto público, pero sobre todo por la poca rentabilidad en el desarrollo político y social de las localidades, colocando el debate de la participación de esta figura política en la democracia de los nuevos tiempos.
Uno de los puntos del debate está centrado en la representación proporcional y la promoción de un bipartidismos en el gobierno municipal, sin embargo en el campo social, la realidad es que la figuran del regidor se ha convertido en figura de cuota política y sobre todo de altos costos para los ayuntamientos en pagos de dietas, “gestiones” y “apoyos” para síndicos y regidores.
Lo cierto es que en el paso de los gobiernos locales, la figura de los integrantes del Ayuntamiento se ha deteriorado en virtud del poco trabajo que se socializa, y todavía peor por la sinergia de ser electos el bloque, en muchos casos sin el más mínimo reconocimiento ciudadano, bajo una cuota familiar, gremial o de partido, por la simple ilusión de aportación de votos, de recursos o por el sencillo proceso de mantener el control dentro de un determinado partido político.
El articulo 115 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su fracción uno señala que el municipio será gobernado por un Ayuntamiento de elección popular directa, integrado por un Presidente o Presidenta Municipal y el número de regidurías y sindicaturas que la ley determine, de conformidad con el principio de paridad.
Y en su fracción II, señala que Los ayuntamientos tendrán facultades para aprobar, entre otras cosas los bandos de policía y gobierno, los reglamentos, circulares y disposiciones administrativas de observancia general dentro de sus respectivas jurisdicciones, también señala que son los encargados de organizar la administración pública municipal, y regular las materias, procedimientos, funciones y servicios públicos de su competencia y aseguren la participación ciudadana y vecinal.
La realidad dista de las ideas que la Constitución plasma como facultades, y es ahí en donde la mayoría de los integrantes de los Ayuntamientos prefieren dejar en manos del presidente municipal la totalidad de las acciones del gobierno, enfocándose en el mejor de los casos a la condonación de pagos y la facilitación de trámites a conocidos y representados.
Muchos expresidentes municipales coinciden con el calificativo de “lastre” para los regidores, toda vez que lejos de organizar y proponer, se dedican a condicionar su participación a cambio de “favores” a costa del erario público.
Pocos son los regidores que “destacan” por su representación social, su verdadera vocación de servicio y sobre todo que promuevan la participación ciudadana y vecinal; existen casos muy específicos a nivel nacional que dan muestra de ello y consolidan una esperanza para que los ciudadanos de verdad cuenten con una alternativa para la participación de un gobierno abierto y transparente.
Con la reforma aprobada en el Congreso del Estado de México, se abre la discusión para replantear el papel de los síndicos y regidores dentro de un ayuntamiento; sobre todo en la entrega de resultados, la verdadera participación social y sobre todo la adecuada remuneración económica que perciben, respecto al desempeño de sus funciones.